QUE NO SE CULPE A NADIE DE MI MUERTE
Publicado en Mar 23, 2013
“QUE NO SE CULPE A NADIE DE MI MUERTE”
Monólogo en un acto escrito por Humberto Robles Se ilumina el escenario. Hay una silla y una mesa; sobre ésta un teléfono, un reproductor de CD, una botella de tequila, un caballito y demás utilería que indica el libreto, misma que Ella irá usando para interpretar a cada personaje, los cuales pueden ser presentados con música ad hoc (música religiosa para la madre, música klezmer para la abuela, música electrónica para la hija y música gregoriana para la monja). Ella irá sirviéndose y bebiendo tequila a lo largo del monólogo, sin llegar a ponerse ebria. ELLA (Toma el auricular): ¿Bueno...? ¿Bueno...? (Cuelga. Tras pausa) Yo soy como Antonieta Rivas Mercado, Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Lupe Vélez, Marylin Monroe y otras celebridades, pero sin su fama, belleza y talento: soy una suicida en potencia… (Toma el auricular) ¿Bueno...? ¿Diga...? (Pausa) Existen varias formas de quitarse la vida... Encabezan la lista los somníferos, ansiolíticos y antidepresivos... ¡Son un clásico...! Los célebres barbitúricos, nembutales, Tafil, Válium, Ribotril, Lexotán, y hasta una buena sobredosis de Cafiaspirinas sirve para acabar con una vida inútil, vacía y monótona... Claro que, como todo método, éste tiene sus riesgos... ¿Quién te dice por ejemplo, que, si no le atinas a la dosis, te sientas mal, te den ganas de volver el estómago y acabes muerta ahogada en la taza del baño...? Sí, de acuerdo, cumples con tu cometido, pero ¡qué mal gusto morir así! Porque hasta para irse de esta vida hay que hacerlo dignamente y más que nada: con estilo... Otro método para acabar con una existencia atormentada, hueca y superflua es con un certero disparo en la sien o en el paladar... Pero no es nada fácil conseguir un arma de fuego... ¿Robarle una pistola a un policía en un centro comercial o afuera de una sucursal bancaria? Muy riesgoso, puedes acabar acribillada y apareciendo en los periódicos como “presunta sicaria de banda narco-menudista” o en el mejor de los casos como “daño colateral”... Otra manera de quitarse la vida es con una navaja Gillette... Te metes en la tina, con agüita tibia, te cortas las venas y esperas pacientemente a desangrarte... Hasta puedes poner musiquita clásica para ir sintiendo cómo viene una corte celeste por ti... Pero en mi caso esta opción es simplemente imposible porque, uno: no tengo tina... dos: le tengo pánico a la sangre... Y tres: soy atea y no creo que ningún escuadrón de angelitos pachones vaya a venir por mí… Así que esa idea, en mi caso, queda descartada... También está la solución desesperada: arrojarse a las vías del metro, en hora pico, en la estación Coyuya, por ejemplo... Pero morir electrocutada debe ser espantoso; tu cadáver seguramente quedará carbonizado y para mí, la estética, hasta en la muerte, es indispensable... Hay muchas otras maneras: aventarse por un balcón, abrir las llaves del gas, colgarse de una soga, sofocarse con una bolsa de plástico en la cabeza, dejarse arrollar por un auto… pero en mi muy particular caso, decidí optar por el método hollywoodense: las pastillas... Para este suceso único e irrepetible de mi vida, me compré un vestido en Zara... 30% de descuento y a 18 meses sin intereses... ¡Total, ya voy a estar muerta! ¡Que la deuda la termine de pagar Bancomer…! Y además, afortunadamente a esta opción también le puedes poner musiquita clásica... Bach, Mozart, Chaikovski... O Agustín Lara... ¡Óyeme, es un clásico! Si a esas vamos, los boleros son más “séntidos” que la “Overtura 1812”... (Canta) “Solamente una vez amé en la vida...” como si el hermoso cadáver, o sea yo, la cantara... O (Canta) “Nosotros que nos amamos tanto debemos separarnos...” como si fuera una frase póstuma de mi existencia... Preferible eso a dejar una notita que diga “que no se culpe a nadie de mi muerte”... Porque además, eso sería incurrir en una falsedad: sí hay que culpar a alguien de mi muerte... de hecho a varios... Desde mi madre hasta al sistema patriarcal, pasando por la monja que daba catecismo, mi hermana menor, el sacerdote que abusaba de mí, pasando por una desdibujada figura paterna y la presencia omnipresente de la judía-austriaca de mi abuela materna… Motivos para quitarme la vida ¡me sobran...! ¿Se los digo así como me vengan a la mente o por orden alfabético...? (Ríe, para sí) Traigo un humorzazo, que hoy no me debería matar... (Prosigue) Todo suicida en potencia tiene al menos un motivo... yo tengo muchos, muchísimos... Comencemos por la “A”... “A” de Amor, de Amantucho, Abuso, Abandono, Anorexia, Autoestima... Luego la “B” de Baja… Baja autoestima… Bulimia, Bisexualidad, Bipolaridad... Y así hasta la “Zeta”… pasando por la D de “Depresión”, la “I” de Inseguridad, la “S” de Soledad y la “Y” griega de “ya me cargó el payaso...” (Toma el auricular) ¿Bueno...? ¿Bueno...? (Cuelga) Mis problemas, a grosso modo, son: una familia disfuncional, una madre castrante y represiva, fervorosa católica y alcohólica nada anónima... Por otro lado una hermana jipiris-nice, toxicómana, erotómana y poliamorosa... A esto hay que sumarle la ausencia de un padre, una abuela sobreviviente de la cámara de gases... Y por otro lado: el vacío y la falta de un hombre a mi lado... (A una) Hombre con “H”, no con “O”, para que lo pongas correctamente en el orden alfabético... (Prosigue) En fin, lo que todas y todos, más o menos, nada más que en mi caso a la Ene potencia... Piensa un número... Multiplícalo por el año de tu nacimiento... Súmale la raíz cuadrada de la base de la hipotenusa de la Pirámide del Sol y súbelo al cubo.... No, no exagero.... ¡Es que no conocen a mi madre… qué mujer! ¡El mío sí que es karma! (Se pone unos lentes oscuros, fuma, toma una copa e interpreta a su madre) “¡Ay, hija, por el amor de dios, qué mal te ves hoy! No te pregunto cómo estás porque se te nota a leguas: ¡fatal! ¿Así te vistes siempre... o nada más hoy para hacerme rabiar…? Si te soy franca, chula, esos colores chillones de tu ropa me agreden la vista... (Olfatea) Y ese perfume barato, ¿es pachuli o loción de los Siete Machos? Retírate de mí porque ese olor va a provocarme migraña... ¡Detente!, no me beses porque me acabo de poner bótox, que no quiero acabar con el cutis destrozado y la cara ajada como tú... Dime, chula, ¿hasta cuándo vas a sentar cabeza? Ya tienes 30 y tantos... a la vuelta de la esquina cumples los 40, en chico rato tienes 50, ¿y qué va a ser de ti? No te has casado y a estas alturas dudo mucho que lo hagas... Ya te quedaste, vas que chutas para ser una patética solterona... Estás igualita que tu hermana que, desde que le encontré unas películas porno, un cigarro de marihuana y una tira de condones me dije: “Esta escuincla va a acabar mal, muy mal....” ¡Y no me equivoqué…! ¡Una cosa sí te digo, a ver quién le paga el Monte Fénix, porque yo no...! Tengo que guardar mis ahorritos y pensar en mi vejez porque existe la posibilidad de que acabe padeciendo Alzheimer... (Lo piensa) Lo cual sería una bendición del cielo porque así no me acordaría ni de ti, ni tu hermana… ¿Sabes que tú y ella son mi principal tema en la terapia? ¡Me salen carísimas! Trato de hablar de mis problemas íntimos con el psicólogo: de mi angustia por el calentamiento global, la crisis energética, la posibilidad de una catástrofe nuclear, pero no, chula... ¡Siempre, invariablemente salen a relucir mi par de engendritos...! (Para sí) Debí haber abortado, lástima que sea pecado… (Prosigue) Ustedes dos van a acabar conmigo... El día que les falte se van a arrepentir de todo el mal que me han hecho... Traté de darles una buena educación: un colegio de monjas, porque ellas saben de moral, disciplina y son estrictas... Todavía me acuerdo cuando viniste a decirme que un padrecito te había estado toqueteando y metiéndote mano en la entrepierna... ¡Ay, qué coraje, pero qué coraje me dio! ¡¿Cómo pudiste ser tan lángara, mentirosa, mitómana, levanta-falsos?! ¡Eres lo que le sigue al crimen, no te hagas la mustia…! Me quedé corta al darte de cachetadas y arrastrarte de las greñas, ¡debí haberte dado de tehuacanazos por las narices o pegarte con el cable de la plancha hasta dejarte el cuerpo marcado de por vida...! Pero todo hubiera sido inútil, contigo cualquier correctivo era poca cosa... Y ve los resultados, terminaste pésimo, hundida en el fango... Me faltó ser más enérgica con ustedes... Ahora ya es demasiado tarde y no sabes la de culpas que cargo... Por cierto, chula, ¿ya te volviste a hacer las pruebas del sida? Me da pánico enterarme de tus andanzas... ¡No quiero saber si transmites gonorrea o el papiloma humano…! Espero que Cristo me recoja pronto para no ver cuando toques fondo... Tú no sabes, no tienes la más pálida idea de la ilusión que me causaba verte casada... Pero a estas alturas ¡qué esperanzas! Los hombres de tu edad o ya están casados, o son divorciados y con hijos, o batean para el otro lado... Así que asúmelo: ya estás quedada... Sí, chula, no procreaste y tu existencia resultó tan estéril como tu matriz... Dime la verdad, ¿no serás lesbiana? ¡Confiesa…! Te he sabido cada cosa que esto ya sería “pecata minuta”... ¡Júrame que no eres lesbiana, como tu hermana que a veces le da por esa actividad pecaminosa...! Pues si no lo eres, ¡peor para ti!, porque dime, ¿qué hombre te va a querer y a aguantar con ese carácter maniaco-depresivo que te cargas...? Yo sé que tú y tu hermana me odiaron desde su nacimiento, ¿pero qué quieren que haga... qué culpa tengo yo de haberlas traído al mundo, ingratas, malagradecidas? ¡Te lo he dicho un millón de veces: yo no las deseaba, las dos fueron un accidente y aún así las parí…! ¿Sabes qué, chula? Vete, vete en serio… ¡y no me hables en un mes...! Gracias a esta conversación se me subió la presión arterial y ya siento venir un ataque de ansiedad... ¡Ni en tres reencarnaciones acabaré de entenderte…! (Para sí) Perdóname, virgen santa, pero debí haberme hecho un legrado…” (Se quita los lentes oscuros. Pausa) ¿No sonó el teléfono, verdad…? (Escucha por el auricular) No... (Prosigue) ¡Hela ahí: Inga… mi madre! (A alguien) ¿También Inga… tu madre…? (Prosigue) Cuando me encuentren en rigor-mortis seguramente dirá que lo hice para arruinarle la vida... Mi madre, que va a terapia tres veces por semana, una a Alcohólicos Anónimos, otra a la metafísica y los domingos a misa... Ella, por no dejar, queda bien con Freud, doble A, Connie Méndez y Jesucristo… Luego, entre mis motivos para morir, se encuentra mi hermana, menor que yo... Tampoco canta mal las rancheras... (Se pone unos lentes de color, onda rave; anillos, aretes, pearcings, quizás un sombrero o una gorra, fuma de un hitter y habla reteniendo el humo) “¿Qué onda, güey? Ya me urgía un toquecín, andaba bien eriza... (Le ofrece el hitter) Llégale, es de la hidropónica… ¿No...? Tú te lo pierdes… ¿Qué onda, sigues sumida en la depre...? Chale, güey, neto que no te entiendo... ¿Mi mamá? ¡Ya supéralo! Está loca-de-manicomio y punto... Tú que le haces caso... De prostituta y cuatro-letras no te baja, neto... Y me anda pregunte y pregunte si no serás marimacha... “Ay, ma, ¿qué tendría de malo si es libáis? El chiste es que se realice y sea feliz”, y luego le echo el rollo de la tolerancia, la diversidad y el choro mareador... Ella dice que si eres adicta o plurisexual como yo, ¡te deshereda!, que con una oveja descarriada basta y sobra... ¡No manches!, con decirte que a mí ya me corrió como 900 veces de la casa, pero a mí me vale; me encierro en mi cuarto, me fumo un churro, me enchufo a mi IPod, bailo como posesa, y a ella la dejo que se desgañite hasta que se queda afónica… A mí mi mamá, como el jabón: se me resbala... Mira, sister, neto, te veo muy down... Desde aquí se te ve el aura como pálida y descolorida... Has de traer los chakras bien desequilibrados... ¿Sabes qué, güey? En buena onda: date un toque, métete una raya o cómete una tacha... Tu actitud malviaja, me cae... Siempre amargada y viéndole el lado malo a todo… No irradias luz ni buena vibra, al contrario… ¡Qué dark…! Porque yo seré una yonki promiscua y for ever horny, pero tú neto que das kiki... Seguramente yo acabaré en Oceánica, que pagará mi mamá para aliviar sus culpas, pero tú en un psiquiátrico con una camisa de fuerza y hablando sola... La semana que entra voy a ir al desierto con el Bull-Dog y la Chabela a comer peyote… Va a ser una viajezazo de no manches, no te lo vas a acabar... Neto que si eso no te aliviana, pues ya nada... A ver, güey, ¿qué puedo hacer para que te armonices? Es que tú te clavas en puros malos rollos... ¿Para qué lees el periódico? Sólo te azotas. Que el neoliberalismo y la globalización... ¡A la verch, güey, sí, manda todo eso a la verdolaga...! Desconéctate de las cosas negativas y malvibrosas... Neto que a veces te alucino barato... Te quiero porque eres mi carnala, que si no diría: “Órale, ¿qué pex con esa chava? Húyele porque es un vampiro emocional que te chupa la energía…” Hasta tus amigos dicen que se te ve encima como una nube negra que te sigue a todas partes... Es que no te mides... Andas bajoneada porque ningún güey te pela, pero es que tú también, ¡¿qué obsesión tienes por los gays...?! Sí, sí, sí, sí, ya sé que son súper chidos, poca madre, súper lindos, pero la neta ¡qué perdedera de tiempo el tuyo...! Lo que pasa es que sorry, pero eres too much fresa y too much exigente... Si no son súper instruidos, súper cultos, súper acá, te parecen poca cosa... Hazle como yo que soy heteroflexible: a ratos ando con la Chabela, otros con el Bull-Dog y a veces con los dos… Ya te dije, aunque sea métete a un chat y lígate a cualquier güey... Dije güey, ¡no gay...! Obvio, ¿de dónde crees que saqué al Bull-Dog…? De perdis ten cibersexo... Más sexo seguro ¡imposible…! Neta, ¿hace cuánto que nada de nada...? ¡¿Tres meses y medio?! ¡Uta, yo no aguantaría ni tres días...! Andaría arañando las paredes como gata en celo... ¿Al menos te masturbas regularmente…? ¡Cómprate un dildo…! ¡Aunque sea usa las bolas chinas…!” (Se quita los lentes y demás atuendo) Lesvia, mi hermana... Así le puso mi mamá sin saber que sería profético… Cuando me muera, seguramente Lesvia va a decir que lo hice porque no le agarré la onda a la música electrónica, ni a los psicotrópicos, ni a las orgías multi-amorosas que ella frecuenta... Un día, como no queriendo la cosa, le hice caso... que me meto a un chat... (Toma un teclado y escribe) “Hola... soy una chava buena onda... Modestia aparte, nada mal... busco amistad... y, si se da, algo más serio…” (Pausa) Con un perfil así cualquiera se podría quedar días, semanas y meses enteros sin que alguien respondiera a tu llamado... Así que tuve que cambiar de táctica... (Escribe) “Mujer en la plenitud... atractiva… sexo y si se da más, mejor...” (Pausa) Uy, se me abrieron chorros de ventanas de cuates que me querían conocer... bueno, más bien querían otra cosa... Un free, bondage, swingers, golden rain, zoofilia, sexo express, sexo sin compromisos, sexo oral, sexo anal, sexo en grupo, sexo sado-masoquista, sexo virtual, sexo tumultuario... En pocas palabras... Más bien en tres palabras: ¡sexo... sexo... y sexo...! Así que volví a cambiar de perfil... (Escribe) “Apasionada...” Así de simple: “Apasionada...” (Al publico) Esa ambigüedad chance podría ayudar... Y sí... Me puse a chatear con un chavo que me latió... (Escribe) Hola... busco amistad y si nos caemos bien pues podríamos conocernos... (Lee la pantalla) Él dijo que lo mismo... (Escribe) Soy una chava con broncas como todos, pero normal, cero dañadeces, normalita, convencional... (Pausa) No, pues que él también... (Escribe) Vivo por el sur... (Pausa) Él también... Menos mal, porque el desplazamiento también cuenta... En esta ciudad hay que buscar pareja máximo a 10 kilómetros a la redonda, en la misma colonia y el mismo código postal, si no, ¡olvídalo…! (Escribe) No, pues que soy así y asá... (Pausa) Él también se describe, me dice “soy más o menos así y asado...” (Escribe) ¿Te latería que nos conociéramos...? (Pausa) No, pues que sí… Total que nos citamos en un romántico Starbucks... Y ahí se va apareciendo el infeliz... A veces la gente me irrita: ¿qué no tienen autocrítica...? Deja la autocrítica, ¿qué no tienen un espejo...? Su 1.80 resultó ser, a lo mucho, 1.65 de estatura… Su tez apiñonada era lo que se dice cetrina-verdosa… Estaba contrahecho, encorvado, patizambo, caspa y acné al por mayor, fofo, los dientes amarillos de nicotina y la saliva le escurría por las comisuras… Además, resultó de la familia de los tetáceos… ¡Teto es poco, lo que le sigue! Era un nerd, aburrido, tímido, retraído, ávido lector de Paulo Coelho, Og Mandino, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Deepak Chopra y demás bazofias; de mirada turbia y esquiva, con una cantidad de complejos más grandes que los míos y no teníamos nada, pero lo que se dice nada en común... “Nos hablamos, sale, bye”, le dije... ¡y nunca más...! (Toma el teléfono) ¿Bueno...? ¿Diga...? (Cuelga) Total que ni en el chat tengo pegue... Si por mi físico y sobrada simpatía no se sienten atraídos, ¡menos por mi vasta cultura! A mí pregúntenme sobre el neorrealismo italiano, la generación Beat, la vida sexual de las suricatas, el genoma humano, los rituales de apareamiento en Bora Bora... pero ¿de qué me sirve? ¡De nada! Así que quizás tenga que darle la razón a mi abuela, la doctora judía-austriaca exiliada en México, Segis-inmunda K. Braun... (Se pone unos lentes de ver y un chal de muchos colores; habla con acento judío-alemán) “Hija, hija, tú tan bonita, fina, caucásica, ojo claro, casi aria… ¿cómo voy a creer que no tengas un novio...? No, si las cosas ya no son como en mis tiempos… Antes los hombres eran unos caballeros... ¿Ahora? ¡Widerlich[1]! Puro badulaque, analfabetas, maleducados, groseros, vulgares, léperos… en pocas palabras: unos nacos... Date cuenta de algo muy importante, hijita: el mundo se acorrientó y se anacó... Tú no, tú porque eres blanquita y güera... pero en general todos son unos najayotes... ¡hasta tu hermana, que es castaña, es naca...! ¡Widerlich! A cada rato con un muchacho nuevo, uno más fachudo y barbudo que el otro... ¡O la tal Chabela, con esas rastas, ¡Widerlich!, ha de traer un enjambre de moscas en la cabeza o un nido de arañas en esos pelos…! Deja tú que sea bisexual, ¡lo grave es que elige parejas nauseabundas…! Al menos tú no estás cambiando de novio como de calcetines... Mira, mejor sola que con esos esperpentos que se carga tu hermanita... Y además ella salió un poco más morenita, herencia del irresponsable de tu padre... ¡Widerlich! En nuestra familia, ¡óyeme bien!, sólo hubo un moreno... Era tu tío político, el que se casó con mi hija la más chica... ¡Doy gracias al padre Abraham por no llevar la misma sangre...! Por eso sus hijas salieron así como café con leche, tirando a chapopote... más bien prietitas... feyucas... chaparritas… regordetas… naquitas pues... Sí, hija, esas niñas parecen hijas de doméstica... Son como prófugas del Museo de Antropología, parecen idolitos de piedra... Dime tú dónde quedó la sangre austriaca… ¡Observa la forma de sus cráneos!, eso lo dice todo… ¿Te has fijado en su fenotipo…? ¡Son toltecas…! ¡Widerlich! No, honestamente a mí no me gusta que me vean junto a ellas... Aquí entre nos, te confieso que me avergüenza cuando tengo que decir que son mis nietas... ¡Te lo juro por la estrella de David…! A ti te presumo, ¡faltaba más!, pero a ellas no... Tampoco a tu hermana Lesvia con tanto tatuaje y llena de perforaciones... Con decirte que se puso aretes en los labios de arriba y en los de abajo… ¡Ella me lo dijo…! ¡Widerlich! Ya sé, ya sé, debí haber buscado refugio en un país de blancos y no de mestizos, pero no tuve opción… Era eso o acabar convertida en jabón… ¡De Inga, tu madre, ni me hables porque se me hacen piedras en vesícula! No sé a quién salió, de veras... ¡A mí no! Desde que se hizo católica se volvió muy dura, muy mocha y para colmo dipsómana… ¿Por qué dejó judaísmo si catolicismo es lo mismo, pero mil veces peor…? Perdóname, es tu madre, pero es que me saca de quicio... Desde que recayó en la bebida, se puso gorda como Valkiria… Es mi hija, y me duele, pero no la tolero... Cayó en el alcoholismo desde muy jovencita... Empinándose la botella, como vil naca... y luego termina vomitando comida que no es kosher… ¡Wilderlich! Tu mamá, la verdad, se malogró... Tú no... Tú todavía tienes vida por delante para casarte y tener hijos... Lástima que haya que recurrir a ese mal necesario que son los hombres, que si no, tendrías a tus hijos tú sola y ya... Los hombres no sirven para nada, hijita... Ahí nomás de bulto, estorbando, robándole aire y el espacio vital a una... Yo, mira, desde que enviudé por quinta ocasión, más contenta que nunca... Risa y risa, te juego a la canasta, te veo la tele, te hago sudokus, te leo la Cábala, te como todos los sábados en restoranes buenos y económicos como el Vips... No sigas los pasos de tu madre, aprende a mí que sé disfrutar la vida, hija... (In Crescendo) ¡Y eso que estuve en un campo de concentración! ¿Sí te he enseñado el número tatuado en mi brazo…? ¡Yo me salvé de experimentos de doctor Mengele…! ¡Wilderlich…! ¡Todo lo que nos hicieron malditos alemanes nos lo estamos cobrando con malditos palestinos…! ¡¡Raza inferior!! ¡¡Habría que exterminar a todos esos cerdos, cucarachas, perros inmundos!! ¡¡¡Widerlich…!!! (Pausa) ¿Qué te estaba diciendo…? Ah, sí, que no comprendo, tú tan bonita y sin novio... ¿pues qué andarás haciendo mal, hija?” (Se quita los lentes y el chal) ¡Mi abuela, la doctora Segis-inmunda K. Braun…! Sionista, racista y clasista, pero con todo y todo, un poco más sensata que Inga, mi madre... De niña siempre me protegía, porque las dichosas monjitas donde estudiaba eran diabólicas, satánicas y por supuesto encubridoras de pedófilos... Después de pasar mi tierna infancia en el internado, me di cuenta de lo que era el infierno... Tenía siete años cuando apareció en mi vida la hermana Raymunda, mejor conocida en el convento como Sor Raymunda… (Imita a una monja estricta, aparentemente dulce) “Criaturita del señor, ¿qué tanto estaba haciendo usted en el baño...? Lleva varios minutitos allá dentro, le llevé la cuenta, y no creo que su diminuta vejiga esté tan llena de desperdicios líquidos como para eternizarse en la taza del wáter... ¿Qué tanto hacía, encanto...? Dígame la verdad, primor, ¿estaba tocándose sus partecitas...? ¿Agarrándose ahí, querubín...? ¿Toqueteándose salva sea la parte…? (Estalla, inquisidora e iracunda) ¡Le van a salir pelos en la mano! Y no me invente de cosas que ya la conozco, es una mentirosa, injuriosa, calumniadora... ¿No dijo usted que el padre Chito Castañas, que es un santo varón, le había hecho a usted cosas impropias, inmundicias que no puedo repetir porque van en contra de toda moral y decencia...? ¡A dios gracias nadie creyó en la palabra de una mocosa rebelde, blasfema y lujurienta...! ¡Tan chiquita y tan degenerada, qué horror...! Pero hay un dios que todo lo ve y le está llevando la cuenta de sus inmoralidades... No crea que no la oí el otro día preguntándole a una de sus compañeritas que qué era el clítoris... ¡Hereje…! ¿Con quién se junta que le enseña palabras inapropiadas para una criatura que, a su cortísima edad, debería ser inocente y casta? (Remeda a una niña) “¿Qué es la vagina y qué son las trompas de Falopio...?” (Vuelve a interpretar a la monja) ¡Qué palabras tan sucias y cochinas salen de la pequeña boca de una niña de siete años! Usted será menor de edad, ¡pero es una degenerada irredenta...! No tarda en preguntar qué son el pene y los testículos, y cuáles son sus funciones... ¡A usted habría que exorcizarla para sacar al maligno de su pequeño cuerpo corrompido, antes de que vaya otra vez de ofrecida con un santo padre para que le pobre termine abusando una y otra vez de usted…! ¿Eso es lo que quiere, pecadora? ¿Eso es lo que busca, pervertida…? ¿Destruir una carrera sacerdotal? ¡Anatema! Si así es a los siete, ¡no la quiero ver a los diez!, seguramente en un table-dance, haciendo topless y dándole vuelo a la hilacha apergollada del tubo... ¡La emperatriz de la pornografía infantil…! Y a los trece años, seguro traficando personas o con su propio lupanar... ¡Cuánta depravación hay en su mente cochambrosa y su alma prostituida...! ¡Apóstata! Mire, hija del demonio, rece 70 aves marías y 60 padres nuestros a ver, ¡a ver! si así se aminora la carga de sus pecados mortales... Dios mediante, usted se va a ir derechito al averno ardiendo en las llamas de la lujuria y la concupiscencia... Apártese de mí, pequeña tentación mefistofélica… ¡Vade retro, Belcebú...!” (Deja de imitar) La piadosa, misericordiosa y bondadosa Sor Raymunda… Francamente después de una infancia así, bastante normalita estoy... Pero el que la remató fue él... (A uno) No, tú no... ¿Tú qué tienes que ver conmigo...? Yo a ti ni te conozco… Y ni ganas… (Prosigue) Él... Se llama Heliogábalo... Desde el principio me dijo “cero compromisos” y después de muchas rupturas, engaños, infidelidades de su parte, sinnúmero de traiciones y hasta violencia física, quedó en hablarme por teléfono justamente hoy... Y es hora que no me marca... Le dije bien claro: “Si no me llamas, me mato, Heliogábalo, y no es una metáfora; me mato y hazle como quieras...” Se me hace que ha de estar esperando a que esté fría y tiesa para llamar y comprobar que ya no le contesto... (Alza el teléfono) ¿Bueno…? ¿Heliogábalo…? (Cuelga y prosigue) Mi madre, no lo odia… Ella es incapaz de odiar… ¡Ella lo detesta...! (Imita a la mamá, copa en mano) “Ay, chula, está visto que tú no sólo tienes malos gustos, sino también malos ratos... Tu peor-es-nada está horrendo, le apestan los sobacos y la boca le huele a alcantarilla... ¿Por qué te castigas de esa forma tan cruel y sádica andando con un tipo que, aunque contradiga la versión bíblica, demuestra que efectivamente el hombre desciende del mono…? ¡Créeme!, un chimpancé amaestrado se comportaría mejor que él… ¡Valiente mamarracho…!” (Prosigue) Mi hermana, obvio: lo alucina... (Imita a su hermana) “¡Órale, güey! ¿Ese adefesio es tu galán? Uta, qué estómago... ¡Yo ni pacheca ni cruzada…! La ha de tener descomunal, porque sólo así te entendería...” (Prosigue) Ay, es que mi hermana a veces raya en la vulgaridad... Y mi abuela, pragmática como es ella... (Imita a su abuela) “Es medio nacón, o nacón y medio, hijita… ¡Widerlich! Pero se ve que es buena gente y eso ya es ganancia en estos días... Dice “fuistes”, “venistes”, “habemos”, “picsa”, “coptel” y “pecsi”, pero su esperma puede servir para engendrar a tus Nibelungos... Eso sí, hijita, ¡por vida tuya!, que él no se encargue de su educación...” (Prosigue) Todo iba súper mal entre Heliogábalo y yo... pero ayer fue peor: nos dimos el agarrón porque no llegué a tiempo... Siempre se queja de que soy impuntual, cosa que es cierta... ¡Siempre llego tarde..!. Y ahora, seguro para darme un escarmiento, el desgraciado no me llama como habíamos quedado... (Mira su reloj) Si no suena el teléfono en unos minutos, me mato... (Descuelga) ¿Bueno...? ¿Hola...? (Cuelga) Debo confesar que ésta no es la primera vez que trato de suicidarme, no... Hace unos años lo intenté, durante mi post-adolescencia... ¡Escándalo familiar! Total que ahí me tienen en terapia intensiva, entubada, llena de sondas por todas partes... (Imita a su madre, entre sollozos) “¡No contenta con todo el daño que me has causado desde el embarazo, ahora me asestas este golpe…! Estuvo a punto de darme un infarto al miocardio por tu culpa... El terapeuta tuvo que recetarme triple dosis de tranquilizantes porque me había puesto ¡fatal...! ¿Querías matarme de un disgusto? ¡Pues casi lo logras, matricida...! No sé por qué me detestas tanto... Si vuelvo a entrarle a las copas, espero que te sientas muy mal porque será por culpa tuya y de nadie más...” (Imita a la abuela) “Ay, hija, hijita, ya deja que suicidarse sea pecado, eso como quiera confesándose te lo perdonan, así de ventajoso y cómodo es catolicismo, ¡pero quitarse la vida sólo los nacos... y encima con boleros! ¡Widerlich! Nada más la gente baja y sin clase hace eso... ¡Ya ni tus primas las aborígenes…! Y tú no, dime que no, por favor, que no eres naca, ¿verdad que no…? Si lo hiciste por un hombre, ¡qué bruta, hijita! No hay hombre por el que valga la pena matarse... ¡Widerlich…!” (Imita a la hermana, fumando del hitter y conteniendo el aire) “Chale, güey, qué sacón de onda me diste, me cae... Yo creí que la primera en morir iba a ser yo por una sobredosis de metanfetaminas y ve nomás... ¿O qué? ¿Te querías suicidar porque ya no tienes sexo? Porque si es por eso, sí te entiendo, güey, yo haría lo mismo... A mí nadie me quita de la cabeza de que seas frígida o tienes menopausia precoz... Un brother me trajo unos hongos súper chidos, bien acá... si en ese viaje no te alivianas, pues sí, mátate, qué remedio, ya qué...” (Imita a la monja) “Lo que nos faltaba, renglón torcido de dios: encima de pecar de ninfómana, ¡ahora peca de suicida…! Ya estará contenta: con esto se ganó su excomunión… Dios padre ya se cansó de llevarle a usted la cuenta de tus faltas... Ni rece nada de nada, olvídelo, ya está condenadísima... Alabado sea el cielo: se va a ir derechito al infierno sin escalas; ya tiene su lugar reservado para usted solita... Allá es a donde va toda la gente como usted: depravados, hetairas, pervertidos sexuales, drogadictos, sodomitas, travestidos, onanistas, pornógrafos y sarampahuilas... (Duda) Aunque ahora que lo pienso, no veo dónde está el castigo... Allí estará revolcándose con toda esa bola de fornicarios depravados y usted felizaza, ¡pero lo que se dice felizaza!, entregada a los placeres nauseabundos de la carne... Yo creo que su castigo debería ser ir al cielo, donde hay castidad y pureza... Hay algo mal en esto... Voy a consultarlo con mi confesor, el padre Chito Castañas... (Explota) ¿Ve lo que logra, abominación de la naturaleza? ¡Hasta me hace dudar de mi fe y del castigo divino! ¡Usted es un monstruo de maldad que me aparta de mi religión! ¡Si me vuelvo musulmana, menonita, mormona o de la secta Moon va a ser por su culpa...!” (Deja de imitar) Y el maldito de Heliogábalo que no me llama... (Descuelga la bocina y escucha) ¿Hola…? (Cuelga) Ni modo... Si ya amenacé con matarme, ahora no puedo salir con que “siempre no...” Me lo prometí a mí misma y detesto traicionarme, cosa que he hecho demasiadas veces… Si ya quedé, ya quedé… (Abre un frasco de pastillas y se las va tomando apurándolas con tequila) Uy, ya me imagino mi funeral... (Sigue tomando pastillas. Imita a su madre, ahogando sollozos) “Lo hizo para fastidiarme la vida, ¡me canso si no...! Aunque hay que verle el lado amable: una menos de quién debo preocuparme... Me va a salir más barata la terapia... ¿Alguien tiene café con piquete...? ¡Es que estoy devastada…!” (Imita a la monja) “El que mal empieza, mal acaba... Y lo digo yo, que por culpa de este ángel caído dejé la fe católica para entregarme a la iglesia pentecostés: pare de sufrir, pare de gozar... ¡Quién la viera!, con esa carita de no mato ni una mosca, y terminó como todas las de su clase: ¡muerta...! ¡Bueno!, de veras que no sé qué tanto gusto le encuentran a la fornicación...” (Imita a su hermana) “Chale, neto, qué malísima onda... pobre de mi “sisterna” que se perdió esta mega party... Lo que más me puede es que mi hermana nunca probó las tachas... chale... ¿Nadie traerá un pase…? Es que ando súper down…” (Imita a la abuela) “¡Por Matusalén y todos los profetas, qué naca se vio mi nieta con eso de los somníferos, cosa más corriente y chafa...! ¡Widerlich! Luego ese vestidito baratito que eligió para morir y para colmo esa música de fondo... ¡Widerlich! (Confidencial) Sus primas, las primates, así como las ven de nacas, de perdida habrían puesto algo en inglés...” (Sigue tomando pastillas) Y Heliogábalo, si es que va a mi velorio... (Imita a Heliogábalo) “¿Qué onda, güerita? Yo sí te quería... si no te llamé a esa hora es porque se le bajó la pila a mi celular y no traía crédito... Ya sabes, güera: no hay baro... Tú que siempre llegas tarde a todas partes, ¿porqué no te tardaste en tomar las pastillas...?” ¡Basta! (Toma pluma y papel) Aunque sea una mentira, no voy a acusar a ninguno de los responsables… (Escribe en un papel) “Que no se culpe a nadie de mi muerte…” (Pega la nota en la pared. Luego pone un CD en el reproductor) Esta es la canción que elegí para morir… Mi madre estará segura de que lo hice para crisparle los nervios… Mi abuela dirá que es una nacada de ligas mayores… Sor Raymunda, ahora convertida en pastora, afirmará que es una monstruosidad digna de un alma descarriada como la mía… Mi hermana seguramente pensará que nada hubiera sido mejor que la música Psychodelic-Trance… Y Heliogábalo, como no le camina mucho la ardilla, se quedará eternamente pensando en por qué la puse… En fin… (Se levanta) Es hora de morir... Enciende el reproductor y sale de escena bebiendo de la botella. Escuchamos el estribillo de la canción de “La cabra” de los Toreros Muertos. Al cabo de unos instantes el teléfono comienza a sonar, pero nadie lo contesta. Sigue sonando mientras se hace el Oscuro. - FIN - Humberto Robles Obra debidamente registrada en SOGEM hrobles@hotmail.com http://www.humbertorobles.com Cualquier uso parcial o total de este texto, en cualquier forma de reproducción, representación o adaptación debe tener previa autorización (por escrito) del autor. ® TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS [1] “Es asqueroso/a” en alemán
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