Era un día común y corriente, o así lo creí yo, estaba todo tranquilo, como casi siempre mi hermana y yo estábamos encerradas en nuestro cuarto escuchando música a todo volumen, eran como las 12 a.m., era fin de semana y nos gusta dormir tarde estos días, de pronto escuchamos como un helicóptero volabajusto sobre nosotros, y aunque no entendí muy bien por que entro corriendo mi hermano mayor junto con su novia
-¿Qué pasa? –pregunte algo desesperada
El no me contesto y salió, en menos de un minuto volvió a entrar
-hay un helicóptero volando justo sobre la casa –expreso el
Estábamos hablando de ello cuando de repente de la nada se va la luz, todos los teléfonos comienzan a sonar y los electrónicos como si de pronto cobraran vida, el celular de mi hermano vibra y él lo arroja a la cama, pero el celular activa la videocámara y graba mientras la novia de mi hermano trata de calmar el miedo que había invadido tanto a mí, como a mi hermana. Mi hermano trata de ver el video pero había algo raro
-¡¿Qué es esto?! –grita mi hermano muy asustado
-¿Qué pasa? –pregunta Bianca mi hermana
-el…el video –dice el muy alterado
Todos lo vimos y me asuste mucho al ver que en lugar de los rostros de las personas solo había una calavera. Todos nos despojamos de celulares y cuanto electrónico teníamos.
-¡¡¡hay que enterrarlos!!! –se me ocurrió.
No tengo idea de cómo, pero hicimos un hoyo en medio de nuestra habitación, y ahí arrojamos todos los electrónicos. Invadidos por el miedo salimos de ahí. Estábamos corriendo cuando una patrulla se detiene frente a nosotros
-¿Están bien? –pregunta un oficial de policía
-Si –contestamos todos al unisonó
-Suban los vamos a ayudar –contesta el oficial
Nos llevaron a la estación de policía, al llegar lo primero que hicieron fue llevarse a mi hermano y a su novia, pero no se a donde en eso se oye una voz    
-los tenemos que separar por sus edades –dice un hombre con uniforme y seguido de él viene una mujer
-soy la trabajadora social –dijo ella –las voy a llevar a un albergue, donde van a estar a salvo.
-está bien –dijo mi hermana.
Nos subieron a un carro y después de 45 minutos de viaje nos detuvimos.
-bajen, les asignare unas camas –dijo la trabajadora social
-ok –dijimos mi hermana y yo al mismo tiempo
-¿Dónde  estamos? –le pregunte entre susurros a mi hermana
-no tengo idea –me contesto y después nos quedamos calladas hasta que entramos en una habitación
-aquí están sus camas –dijo la trabajadora social
-tú la doce –dijo apuntándome a mi –y tu la trece –apuntando a mi hermana  y finalizo.
Nos acomodamos en las camas doce y trece según nos correspondieron
-duérmete –me dijo mi hermana en voz baja
-no puedo –le conteste entre susurros
-¿Por qué?  -me pregunto
-tengo mie… miedo –dije con un poco de inseguridad
-tranquila, no te preocupes yo no necesito dormir yo te cuidare pero…duerme 0me dijo y acabo por convencerme
Me quede dormida y no pasaron más de tres horas para cuando ya era hora de levantarse,  cuando abrí los ojos me di cuenta de que mi hermana seguía despierta, tal y como me lo había prometido.
-¡buenos días, niñas! –dijo ella refiriéndose a mí y a la persona de la cama de alado, yo estaba algo dormida por lo que no preste mucha atención a la niña de al lado, solo pude oír cómo le devolvía el saludo a mi hermana, y aunque tarde en reconocer la voz de esa niña se me hizo conocida
-estas alucinando –me dije a mi misma mientras volteaba hacia ella             -¿Alexia? –dije algo sorprendida  
-si –dijo ella
-¿Qué haces aquí? –le pregunte
-lo mismo que todos… ¡salvarme! –me contesto
Volite a ver a las otras niñas y pude conocer a mis amigas y conocidas como a Ilse, Darla, Gabriela y Marla entre otras, las salude con mi mano y peine mi cabello
-¡Niñas a desayunar! –dijo una mujer, todas caminamos hacia un gran comedor y ahí vimos a algunos amigos conocidos como Osvaldo, Bryan, Darío, Luis, Ulises, Jake, Alberto, Beto y Francisco.
-¿Qué hacen aquí? –pregunto mi hermana, casi todos la ignoraron excepto Osvaldo
-lo mismo que todos… salvarnos! –le contesto
Estábamos comiendo y platicando de cómo fue que llegamos ahí, cuando una de las trabajadoras sociales nos dijo
-ya todo ha vuelto a la normalidad
Todos salimos corriendo a un balcón, estábamos todo muy emocionados hasta que nos dimos cuente de que vimos que todos los automóviles estaban vueltos locos, entramos muy tristes por lo sucedido.
Las trabajadoras sociales nos llevaron otra vez a la mesa, y de repente se oye entre la gente una voz que dice
-Esto no es el fin, apenas es el comienzo, es como el ojo del huracán
Por más que intente ver de dónde provenía esta voz no lo logre
-¿Quién dio eso le pregunte a mi hermana y amigos pero nadie pudo contestarme.
Nos dijeron que termináramos de comer pero la mayoría prefirió no hacerlo, y otros pocos comían de miedo. Una de las trabajadoras sociales dio el aviso de que nos iban a cambiar de alberge, nos llevaron a todos a pie, pero no todos sobrevivieron al ataque de los autos  durante el camino.
Yo de verdad estaba asustada, aun caminábamos, los carros estaban de verdad vueltos locos, recuerdo que vi como un grupo de autos comenzaba a incendiarse yo de verdad estaba aterrada, no sabía qué hacer estaba totalmente distraída cuando escuche helicópteros como la noche anterior, pero esta vez eran mas helicópteros, eran como cinco helicópteros que volaban muy bajo, de pronto todos bajaron unas escalerillas y comenzaron a bajar muchos soldados.
De un momento a otro se escucho un terrible estruendo, como una explosión, todos volteamos muy espantados, uno de los helicópteros se había desplomado, una de las compañeras sufrió un paro cardiaco ante la impresión de esto, mi hermana la vio, trato de ayudarla pero las trabajadoras sociales no se lo permitieron, yo de verdad ya no podía mas  con el susto, solo pude escuchar
-la vida y nuestro mundo se han vuelto un completo frenesí –era la voz de mi hermana que no entendí muy bien por qué se iba desvaneciendo
-¡Brenda!, ¡Brenda!, ¡Brenda despierta! –era la voz de Bianca mi hermana llamándome
-no te vayas Bianca –balbuce, pero era demasiado tarde
De repente las luces se apagaron y no podía ver ni sentir nada y como en un lapso de 30 segundos abrí los ojos
-¿estás bien? –me pregunto Bianca
-sí creo que si –le conteste
Nos quedamos en silencio unos segundos, cuando recordé todo lo que había pasado, e inmediatamente la pregunte
-y…los demás ¿Cómo están?
-los demás ¿Quiénes? –me pregunto
-pues Osvaldo, Jake, Alberto, Darío, Marla. Ilse, Bryan, Ulises, Alexia, Luis, Gabriela, Darla, Beto y Francisco –dije un poco rápido por la preocupación
-ellos no han venido -me contesto
-pero… ¿sabes si están bien? –le cuestione
-sí, supongo que sí –me contesto
-ok –conteste aliviada y susurre -¿Qué pasara? ¿Cuándo pasara todo esto? –pregunte
-acabar ¿Qué? –me pregunto como si no supiera de que hablaba
-pues esta “guerra electrónica” –le conteste
-¿de qué hablas? –me pregunto
-Entonces… ¿todo está bien? –le cuestione
-si –me dijo mientras tocaba mi cabeza –creo que solo tuviste un mal sueño
-pero es que fue tan, tan… -y no pude terminar esa frase pero ella la completo
-¿real? –dijo como si entendiera
-te comprendo –me dijo –yo también a veces siento al despertar que el sueño es la realidad –termino con su explicación
-si -le dije –esto es un sueño más, esto es irrealidad. 
¡Fin!