Debo de desvirgar
de profanar tumbas,
de quemar el cielo,
de follarme a todos,
se me pone dura la pasta,
como cabus de Venus,
y entonces me tatuare en el sexo, mis poemas,
cuando yo sea roña o cáncer terminal,
o tal vez antes,
 beber al borrachín, y
abrigarme con todo el estiércol del zoológico;
o tomar remedio
o fumar polvos
o coger a la oscuridad
o reventar mi cabeza con la escopeta de mi abuelo
o escupirme en la cara
o vomitarme
o navegar entre el éter y  el jugo gástrico
o  amar a la cruda
o correrme en tus labios
o suicidarme en la jeringa
o tomar 100 litros de café
o beber orines
o bañarme en la fuente del zócalo
o arrojarme al bote de mazapanes o chocolates
o meterme a la botella
o matar a Manuel
o ponerme una plana en el corazón
o platicar con el revolver
o canturrear con la puerta abierta
o viajar junto a las vías de la caguama
o ir a la beduina con Tlilcoatl y encontrarnos a la Nube
o irme a la escuela/oficina porque ya se me hace tarde.
 
Tanta  “O” que no quiero hacer nada, ni ser.
No sé que hacer antes de llegar o de morir.
Tal vez no llegue hoy, ni al rato.
 
-Cherokee