Muy querido señor mío, hoy quisiera robar un poco de su tiempo para contarle unas cuantas cosas que de unos meses para acá no dejan descansar en paz mi mente y que quisiera desahogar para mi propio bienestar... 
Lo primero es que su silencio me desconcierta, que su inmutable estoicismo desespera cada milímetro de los nervios de mi cuerpo, que el no saber lo que piensa, lo que siente, causa en mi cerebro las más álgidas confusiones, y en mi corazón los más tristes desazones...
Que cualquiera diría que las palabras sobran ante los hechos, pero al ser yo tan práctica señor mío, necesito saber ciertas cosas... Tal vez sea mi necedad, o mi impaciencia, o el desconcierto del futuro, o mi nula tolerancia a la frustración, o tal vez solo curiosidad... Pero ¡se lo juro señor! Mi afán nunca ha sido molestarle ¡al contrario! mi única intención es saber de usted, de sus adentros, de su pasado, de sus ansiedades, sus dificultades, sus dudas, sus aventuras, sus penas, sus placeres, sus victorias, sus debilidades, sus derrotas... Porque sabe... Muy a mi pesar... Aún le amo...
Que entonces de vez en cuando toma mi mano, y me mira por un segundo, y me abraza, y da un beso a mi mejilla, y me concede un deseo, y me ábre la puerta, y se preocupa por mi, y nos divertimos, y después... Después... La nada... 
Que me bastara con los hechos sino fuera sabido que los humanos somos cada quién un universo, que lo que es tan cierto para usted, para mi es muy distinto... Que lo negro tiene muchos matices de gris..,
Se preguntará usted el porque de la solemnidad de mis palabras, pero no encuentro otra forma de expresarle lo que siento sin demostrarle el respeto que merece, ese que usted se ganó en el tiempo que llevo de conocerlo, ese respeto que alguna vez quebrantamos (mucho más usted que yo)... El mismo que ahora me hace de forma sincera perdonarle sus errores (aunque parecía imposible), porque el perdón no desestima la dignidad del ser humano, sino al contrario, exalta su grandeza, humildad y compasión.
Que usted me ama... Yo lo se... Lo veo en sus ojos que, tímidos, esquivan mi mirada, lo siento en su cuerpo y en su forma de hablarme... Que me ama, jamás lo dudaría, el amor es lo único en esta vida que no necesita explicación, e inexplicablemente y aunque no me lo diga... Lo se..
Pero le imploro, por favor, que no todo se lo guarde, que las nimiedades prácticas y humanas que no son amor; las diga, o al menos me las haga saber, las escriba, las cante, me las grite o las murmure, porque... Señor mío, la verdad hiere, pero la duda mata.
Y si después de estas lineas aun no comprende en que consiste mi desasociego, y quiere que en palabras más sencillas exprese yo mi sentir; sólo le diré que lo amo, y que ya se me hace eterno el tiempo sin usted, que necesito que el día de hoy me regale un si o un no... Si dice que no, entonces intentare olvidarlo, y por mi bien, me alejare de todo lo que me recuerda a usted, pero si dice que sí... si dice que si... Tenga la seguridad de que no tengo prisa, si aun hay un "usted y yo" no tenemos que correr, en lugar de eso nos vendría mejor aprender a caminar...
Pero por último señor mío, no se esconda en sus tinieblas como acostumbra, no calle, no selle sus labios sino es para besar los míos, no cierre sus brazos sino es para rodear mi cuerpo, y no huya lejos sino va ser tomado de mi mano...