Dos maneras de educar
Publicado en Aug 21, 2009
En una colonia cercana al mar todos compartían las mismas necesidades; por consiguiente, tenían que coordinarse para los trabajos comunitarios, pues los impuestos beneficiaban solamente a la infraestructura de la zona turística. Así que, se empezaron a organizar fiestas: los niños participaban, vendiendo chicles, cacahuates, papitas, chacharas y algún que otro pastel elaborados por ellos. Con las ganancias se construyó un puente para cruzar el río que dividía a la colonia. Este se volvía un asesino en los tiempos de lluvia, arrastrando a la muerte algunos de ellos, debido al gran volumen de agua acumulada, la cual fluía en una corriente estrepitosa desde las montañas. Enseguida se edificó la primera escuela primaria de la colonia con el mismo sistema de organización colectiva; así como, la aportación personal de trabajo y económica de algunos padres de familia. En ese nido educativo de sólo ocho aulas, los niños jugaban en el recreo en un pequeño patio. Era tanta la aglomeración de ellos en ese estrecho espacio que parecían sardinas enlatadas. Pero ahí se empezaba a medio cimentar el futuro educativo de las nuevas generaciones de ese suburbio. Algunos maestros aplicaban con golpes y jalones de oreja su pedagogía con los niños, según, para que no crecieran retorcidos símil al árbol chueco, que lo van enderezando a base de una varita amarrada al tallo.
Habían grupos entre ellos: los tranquilos, los que gritaban todo el tiempo y los que se dedicaban a estudiar, naturalmente el ambiente familiar definía extraordinariamente el comportamiento de ellos; los mansos apacibles, no tenían las fuerzas suficientes para estar despiertos a causa de que sus madres les daban apenas lo necesario para desayunar; los gritones e inquietos, buscaban gresca sin motivo alguno, ellos estaban siempre con golpes marcados en la cara; los atentos, tenían la suerte de haber recibido ayuda de sus padres y una gran cantidad de frijoles con arroz y queso. Con el correr del tiempo, así se formaron los contrastes sociales, culturales y económicos de la colonia. Estando en la entrada de la escuela, Chuchito extrañado preguntaba insistentemente a Augustito por los moretones en su cara, encubiertos por la vergüenza y el pavor del secreto oculto del silencio. - ¿Que onda Augusto?, tus ojos parecen moronga molida. -Que te importa, y ya no sigas chingando. Creo que hoy me voy a ir de pinta, así tampoco me empieza a molestar la maestra. -Hay tú sabrás lo que haces, pero por eso sacas malas calificaciones -Ya, ya, Jesusito, nos vemos después para echarnos una pachanguita... A la semana siguiente, Jesús, sintiéndose desconocido e ignorado, se ánimo a decirle con firme ingenuidad su recelo: él suponía que su amigo era un saco sacudido, vapuleado y castigado en casa, necesitaban hacer algo en contra del boxeador frustrado, y además, alcohólico. -Creo que tu papá te pega, Augusto. No me salgas con la mentira que te peleaste con la pandilla del Gordo, de lo contrario ya me hubiera enterado, y hasta la fecha no he escuchado nada sobre una riña. - A ver Chuchin, si te digo que mi papá me ha golpeado, ¿Qué podemos hacer?, le pedirás a tu papá que me ayude. !Verdad, que no!. Mejor dejémosla así, finalmente es sólo mi problema; además ya te he contado la historia de mi papá... El compañero golpeado, tenía el temor de la sospecha por el prófugo que huyó de su pueblo, después de haber asesinado a varias personas, este murmullo lo había escuchado decir a su madre, cuando la dignidad de ella, era también vulnerada de forma violenta. Intimidado por esta leyenda, Chuchito se guardó un secreto anunciado para resguardar la vida de su mejor amigo que se encontraba en casa; su papá, quien trabajaba de noche visitando con su grupo musical los diferentes centros sociales nocturnos del puerto. Tocando la trompeta se desvelaba y a causa de esto dormía toda la mañana, se levantaba al mediodía a practicar nuevas melodías que le pedían los asistentes, al termino de ésta, también se auto-alfabetizaba con los libros de enseñanza básica de sus hijos, acompañándolos, cuando ellos hacían sus tareas escolares. - A ver mis chavitos, vamos hacer juntos la tarea. - Hay papá, hasta Charito sabe leer mejor que tú. -Yo lo sé, por eso voy a empezar con los libros de Charito que son de primer grado. Creo que nunca es tarde para aprender algo. ¿O ustedes ya sabían leer cuando nacieron?, verdad que no, así que empecemos con pasos de vencedores...
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Carlos Campos Serna
Para mí son más importantes tus comentarios y tus críticas constructivas que las estrellitas. Entonces, gracias por tus comentarios y tus observaciones. Además, ya sabes que, con estas he tratado de mejorar mi redacción y otras cositas.
Abrazos...
Anna Feuerberg
Muy buen relato sobre la amistad, la protección de un secreto, la violencia paterna y el deseo de superarse a través del aprendizaje. Me parece que el principio es una introducción ajena a lo que desarrolla el cuento. Procuría concentrarlo en la edificación de la escuela sin profundizar en los detalles económicos de la comunidad, la construcción del puente y el arrecio de las lluvias; esto enfocaría de manera más coherente el verdadero tema que se desarrolla. 4 estrellas para tu visión humana y de superación personal.
¿Cómo va tu libro?
Besos,
Annita
nora
es muy bueno y muestra el padecimiento de muchos chicos, que nosotros muchas veces no queremos ver. Cuàndo aprenderemos que el futuro de nuestras naciones està hoy en todos nuestros pequeños niños?, que importante es su educaciòn para hacer un mundo mejor, y que importante es darnos cuenta que ellos son personas como nosotros y que debemos cuidarlos y protegerlos de los maltratos que pueden ocasionarles animales sin corazòn.
Carlos Campos Serna
Saludos.
Elvira Domnguez Saavedra
Un gran abrazo, amigo mío.
inocencio rex
me tomo el atrevimiento de agregar el texto a mis favoritos, y a sumarte a vos como amigo.