De brujas y verrugas
Publicado en Mar 27, 2013
"Escucha y pon atención,
las brujas tienen negro corazón. Bailan y ríen como ninfas, Con un beso te arrancaran el corazón. Su afición es tu amor". Noche cernida en el viejo pueblito, el sol se ocultó hace unos minutos y las estrellas como damas de honor aparecían para la gran novia, la luna. El bello pueblito de día parecía pueblo fantasma, ventanas y puertas cerradas, nada abierto, nada vivo. La noche susurrante, corazones acelerados fingiendo dormir, unas pisadas parsimoniosas se escuchan en la lejanía, en la entrada del pueblito una figura aparecía formándose de las sombras. Una fina y pequeña figura, delicada salía de las sombras; una niña de piel blanca, ojos verde limón, labios finos y rosas, pestañas largas, cachetitos ruborizados, cabellos naranja rojizo y uñas largas como garras de color rosa chicle. Vestía de negro, medias de rayas negras y rosa, zapatos de tacón de 4cm. No muy lejos de la sonriente niña un par de pisadas se escuchaban, apresuradas y asustadas que se detuvieron frente a esta. -¿Yo? -preguntó asustado, retrocediendo sus pasos. El viejo hombre corrió en dirección contraria, más que aterrado, en su rostro se notaba, con expresión contraída. -Jijiji ñaca-ñaca -Dijo una voz cantarina, moviendo su mano como la macana de un cangrejo. De entre su ropa sacó una varilla de madera, la tomó entre índice y pulgar de ambas manos, la giro de un lado a otro. Riendo aun por los gritos del hombre. "Esta aquí" "¡Que alguien me ayude!" La varilla fue alargándose y en un extremo dividiéndose en varios palitos del mismo material, aumentando su tamaño, quedando así del tamaño de la niña, de un color caoba mermelada, una escoba. Se sentó con las piernas abiertas en el palo de escoba como si de un columpio se tratase. Se elevó por los aires y sus cabellos naranja rojizos brillaban y se movían salvajemente con el viento. -Naca-ñaca -rió. Sobrevoló sobre el hombre y aterrizó delante de él con una sonrisa gatuna, la escoba permaneció flotando. Caminó hacia el hombre que no pudo moverse, cerró sus ojos con felicidad y repulsión. -Centímetro a centímetro en este asqueroso pueblo. -habló con asco. Acercó la manita al hombre que no podía moverse hipnotizado por la tierna sonrisa, se agachó a la altura de la niña y esta aumentó su sonrisa hasta llegar a sus ojos. Posó sus manos en el área del corazón y sus garras se semi-clavaron en su piel. La sangre empezó a emanar y manchar la camisa, el hombre perdió toda vida en sus ojos, cayó a sus pies sin vida alguna. La niña, ya no tan niña sonrió con algarabía y picardía. Ya no parecía tener seis años, ahora parecía tener doce años. Había absorbido la vida de otra persona más, tomando su juventud, su vida, su energía, el amor. Claro, que este pueblo era un pueblo desgarbado y no tenia mucho amor por nadie ni propio, pero era su pueblo, se haría con todos los corazones desventurados e iría al próximo pueblo a tomar más vidas cuando tuviera la edad suficiente para tomar la vida de la bruja al que el pueblo siguiente pertenecía. Para aquellos pueblos fantasmas sin razón este el motivo es De su desaparición. Se sentó en la misma posición y se elevó en el aire, pobres humanos que creían que un sacrificio diario los salvaría de su hambre. Claro esta que cuando se los comiera a todos tendría edad y poder suficiente, pero cuando tuviera la vida casi eterna, ya aprendería que conservar su alimento, viéndose mermado, pues el secreto esta en saber como aguantar la gula. En la luna a contra luz la silueta de una niña en escoba se ve que su pelo se entorcha hacia arriba y luego cae suavemente, allí arriba un sombrero en pico reposa. Ella sonríe cual gato malvado es. Fin.
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