En base a la imagen de la portada voy a intentar explicar un pensamiento que escribí hace un par de años. Lo siguiente lo redacté para plasamar mis ideas de ese entonces acerca de lo que ES. Con el fin práctico de explicar mi pensamiento, tomemos como lo que es a las ramas negras del árbol.

Viendo la imagen podemos ver como las líneas negras se van dividiendo, ramificando. Cada línea de eventos, cada relación entre el espacio y el tiempo, cada realidad, es la unidad más pequeña en la que se puede dividir cada rama negra. Como sabemos que las unidades y la división en partes es un invento y puede seguir extendiéndose sin límite, las realidades no tienen límite tampoco. Algunas son casi idénticas a otras, tanto que nadie podría decir la diferencia; y, al mismo tiempo, se extienden hasta ser tan diferentes que se vuelven irreconciliables.

El tiempo y el espacio son formas de percibir lo que es. Y como toda forma de hacer algo, siempre hay muchas más. Por eso creo que decir que existen múltiples universos coexistentes es un reduccionismo.
        
La imagen puede mirarse desde el otro lado. Lo que es, es lo blanco y, lo que no es, es lo negro. En este caso, la infinita posibilidad se ve cortada y limitada por las ramas negras del no ser. Sigue habiendo una eternamente divisible secuencia de posibilidades que se va bifurcando. En algún punto, todo es blanco, todas las posibilidades tienen lugar. O si se mira al revés, todo es negro. Y en algún punto, nada pasa.
La división del todo en dos colores solo sirve para ayudar a la explicación, pero todo lo que puede aparecer en una foto o, representar una idea en una explicación, ES. Y si hay algo que no es, yo no llego a imaginármelo; quizás, porque la imposibilidad de imaginarlo sea requisito para no ser. Lo importante es que todo, lo blanco y lo negro, sucede, y no tiene sentido dividirlo; son lo mismo; posibles y eternas combinaciones.

Aunque, capaz si hay algo que es y algo que no es, depende de la perspectiva. Depende de si las cosas se miden en tiempo. Depende de lo que dura una vida. Depende de cuán lejos pueden ver nuestros ojos; de cuánto podemos recordar; de cuánto de lo que vemos entendemos; de si lo que intentamos entender tiene una lógica a ser entendida; de si creemos en la justicia; de qué parte del mundo nos tocó mirar; de nuestra fe. Creo que hay tantos SER como hay personas en el mundo, y estoy a favor de la democratización de verdades. Por lo menos, hasta que la verdad absoluta aparezca y se presente.