En la provincia boyacense del Sugamuxi,Colombia, los campesinos conservan la tradición de ofrecer el bienestar de las familias, la abundancia de las cosechas o llamar a las lluvias invocando a San Pascual Bailón.
El  santo fiestero de los cristianos es San Pascual Bailón a quien veneran con la  comida, música y rezos para tener las mejores cosechas, la salud de la familia o para invocar las lluvias. El ritual que conservan los devotos para que sean concedidas las peticiones es bailar frente al santo durante el día y la noche.
 Es una tradición que se celebra en mayo, pero los campesinos planean otras fechas para hacer sus ofrendas y peticiones en diferentes épocas del año en los campos boyacenses.
La ceremonia se prepara con anticipación para conseguir los alimentos, la bebida, los músicos y hacer las invitaciones a los amigos y vecinos de quien ofrece la festividad, en ocasiones desde el año anterior, los creyentes en esta ofrenda tienen la convicción de que si le incumplen al santo, sus cosechas se pueden perder o pueden sufrir otras calamidades.
El homenaje a San Pascual Bailón se realiza en su mayoría en los municipios que rodean el Lago de Tota, entre ellos Aquitania, Tota, Iza, Firavitoba, Mongüí, Tópaga.
 La fiesta
El comienzo de la fiesta se hace con la llegada de los músicos con un niño y una niña vestidos de ángeles y con coronas de papel dorado. También llevan en sus manos flores silvestres.
Los invitados y los anfitriones de la fiesta llevan en sus manos veladoras y  siguen a los angelitos  hasta la sala donde está el altar.
El ‘ofrendero', quien es la persona que hace la fiesta, empieza a rezar las oraciones a San Pascual Bailón y se empieza la novena. Entre las plegarias se pide por la paz, la salud y la prosperidad y la felicidad.
La señal
 Las piezas musicales con instrumentos de cuerda empiezan a sonar después de que se han rezado los gozos y se va alternando entre toques y oraciones hasta que se cree que ya viene el santo a abrir el baile. Si la llama de un cirio se mueve impulsada por el viento es la señal de que San Pascual Bailón viene acompañarlos a la fiesta.
Los músicos siguen tocando después de los rezos y es cuando los angelitos aparecen bailando y arrojando flores, y gritan que ‘viva la fe de San Pascual', bailan hacia delante y hacia atrás sin darle la espalda al altar.
La ofrenda
Después de que los angelitos se retiran, las  parejas bailan frente al santo, los nietos , las hijas, los yernos, vecinos, invitados que no paran de bailar solo de a dos para poderse retirar tienen que inclinarse frente al altar del santo, los músicos no paran de tocar bambucos , torbellinos, pasillos entre otros ritmos.
De día y de noche
La música y el baile se hacen sin parar durante dos días, pero en ocasiones se puede prolongar la festividad por más tiempo, ‘el ofrendero' también brinda comida y bebidas a todo los invitados durante el  tiempo que transcurra la festividad, en homenaje al santo que bendecirá a la familia.
 La decoración
 El devoto que ofrece la fiesta tiene que hacer un altar en la sala de la casa, en el cual se ubica el cuadro de San Pascual Bailón y donde se coloca el pan de los ángeles.
También el lugar se adorna con flores blancas, amarillas y rosa, de igual forma se coloca la bandera de Colombia.
El salón es decorado con otros cuadros de los santos de la devoción de los creyentes; la Virgen de Chiquinquirá, la muerte del justo, las almas del purgatorio, de la misma forma se ubica un candelabro para colocar veladoras y cirios.
Gerson Javier Flórez Valderrama