A veces te sueño,
te dibujo en mis pensamientos,
te pongo un nombre
con el que te menciono
mientras te respiro.
A veces imagino tus ojos
transparentes como tu alma,
brillantes como el deseo,
pequeños, que me erizan
cuando solo me miras.
A veces murmuro lo que quiero
para que si existes me oigas,
te hablo de mis temores,
de mis odios y rencores
para que me conozcas.
A veces quiero que huyas y que vuelvas,
que me apartes y  me protejas,
que sólo me abraces
y no te arrepientas.
A veces pretendo que me acompañes
y que no me sofoques,
que me escuches pero que no hables,
o que no me dejes hablar
y sólo me ames.
A veces deseo que no existas
para seguir con la utopía,
 para admitir que eres imposible
y que por eso no te encuentro
y que por eso no me encuentras.
A veces te pinto tan perfecto,
habitante de mis desvelos,
mosquetero de mis caprichos,
dios de mis plegarias,
ángel de mi guarda.
A veces te espero
y a veces te echo,
esclava del miedo
desarmo castillos
para edificarlos luego.
Donde estés, mi dulce sueño,
vete lejos
no quiero que te materialices,
sé que  no eres como creo.
A veces prefiero ser loca
imaginar otra realidad
y no vivir lo que me toca.
Prefiero esa cómoda sensación
antes que un nuevo
y amargo sabor en la boca.