Vida mía
Publicado en Mar 30, 2013
Vida Mía. ¿Alguna vez te has preguntado qué es el amor? ¿Qué es ese sentimiento que en épocas pasadas inspiraron a poetas y novelistas a escribir sus más grandes obras de arte? Yo, en ocasiones como ésta, cuando la noche serena me trae la imagen de tu sonrisa y tus palabras tranquilas y amorosas a mi memoria, encuentro el significado de estas cuatro letras tan fáciles de pronunciar, pero con un significado tan profundo como la vida misma. En mi memoria aún sigue fresco el día en que te conocí, como mil corrientes agitando el mar, con esa misma fuerza entraste en mi corazón, tomándolo preso en tus manos para no devolverlo jamás, y créeme vida mía, cuando te digo que no lo quiero de vuelta. Deseaba ser todo para ti, ser tu incondicional y tu sostén en frente de la tempestad, ser quien en medio de tus llantos le dé calma a tu alma, ser la brisa del mar que te da serenidad… Pero solo tuve que conformarme con ser quien sonríe para ti cuando te veía venir. En mí hay tantas palabras que decir, tantos momentos por recordar, y sobre todo por añorar. El recuerdo de nuestra primera cita es tan mágico; el mar, la brisa, las olas, el cielo y el sol, se prestaron para hacer de nuestra salida la más memorable de mi vida. Pero los momentos hermosos y la felicidad de esos días se marchitaron como flores en otoño. Porque nadie tiene el respirar comprado ni mucho menos la eternidad en sus manos; tú no fuiste la excepción. En una noche como hoy fuiste como la estrella fugaz: hermosa, radiante, insufrible, pero sólo estabas de paso, tu estela se perdió en el firmamento para no regresar jamás. Cuando me entere del porqué de tu desdicha, quería arrancarle al reloj sus manecillas y detener el tiempo que a cada segundo te acercaba a ese abismo, pero solo soy un simple humano entre humanos, mis deseos solo quedaron en eso; deseos, y el tiempo se burlaba de mí cada vez que veía tu desmejoría haciéndome sentir tan impotente, pero yo no podía hacer nada, ni los propios médicos podían, sólo me quedaba estar junto a ti a cada segundo que quedaba de tu vida, de mi vida, de nuestra vida, porque cuando tú moriste, te llevaste mi existir. Yo ahora no vivo, más bien solo sobrevivo. Tu partida me enseñó tantas cosas, me enseñaste que el amor puro y sincero existe, que la alegría de despertar enamorado es una dicha sublime, que mi corazón y el tuyo se fundieron en uno solo, que el sol no irradia luz sino vida, que la luna no es melancolía sino nostalgia. Y sobre todo, que al mirar el firmamento, cada vez que pase una estrella fugaz, sé que eres tú que desde el infinito cielo guía mis pasos en la tierra, guía mi esperanza a encontrarme contigo. Que en un tiempo futuro tú y yo nos encontraremos, y cuando eso pase, los dos que somos de barro, nos convertiremos en barro y tendremos la eternidad como nuevo horizonte.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|