Lo que hace de verdad a un hombre
Publicado en Mar 31, 2013
Un hombre no mira los defectos del otro para solo ver las bondades suyas, mira lo bueno de cada uno para aprender cada día un poco.
Un hombre no habla mal de la gente, siempre en sus labios tiene una palabra amable. Un hombre no solo vive de pan, ni alimenta solo su cuerpo, comparte con el que no tiene y espera como paga solo la mirada alegre de aquel a quien ha dado de comer. Un hombre sabe reír con la sonrisa de un niño, porque siendo hombre, aún recuerda que vive el niño que fue en su corazón. Un hombre camina con paso firme cuando camina libre y sabe que no está del todo solo. Un hombre sabe decir gracias cuando es feliz y agradecido de saberse hombre, porque así Dios lo ha creado, y por ser el hombre que es, así lo ama Dios. Un hombre no se jacta de tener muchas que lo han amado, sino de amar a una y hacer que cuente. Un hombre sabe que su fortaleza no está en sus músculos porque si se le han dado brazos fuertes son para entender que con uno se ayuda él y con el otro sostiene a los demás. Un hombre sabe que su verdadera fuerza radica en su interior cuando mirándose al espejo ve en sus ojos la fortaleza de su alma. Un hombre no deja de ser hombre porque llora, pues en sus lágrimas advierte que todavía es humano y que puede sentir. Tampoco esconde sus sentimientos pues eso es signo de coraje y reconoce lo valiente que es al expresarse sin mentir. Un hombre no tiene vergüenza de sentir miedo sino que lo enfrenta. Un hombre se siente verdaderamente rico cuando al abrir la puerta sabe que hay alguien con amor del otro lado esperándolo. Un hombre si cae, cansado y abatido igual se levanta. Un hombre no desprecia a un viejo, porque la juventud se desvanece y él también irá por el mismo camino. A medida que pasa el tiempo el hombre si es sabio logra comprender que cuando muere deja lo que tiene y se lleva lo que dejó. Por eso su afán no está en lo superficial, porque todo pasa, pero un hombre planta en su interior aquello que lo hace atractivo a los otros aún con sus canas y arrugas y que se puede ver precisamente a través de sus ojos que son la puerta de su espíritu, la bondad, el amor y la compasión que hay en él. Un hombre con los años entiende que no necesita demostrárselo a nadie ni a sí mismo... porque ha llegado a entender lo que hace de verdad a un hombre.
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