Sicilia era un infierno en aquellos días  yo y una mujer de anchas caderas nos comíamos a besos entre callejones hediondos. la amaba con delirio. con la boca totalmente desabrochada y el aliento duro del tabaco.
 
eran otros tiempos y la carne humana que reptaba por las calles era gimoteante y pálida.  azucena era el nombre de la mujer que amaba. era latina y sus ojos brillaban como constelaciones de llanto...
 
su hijo se llamaba frederick, era paraplejico y había sido fruto de una relación amorosa con un alemán tullido. lo molieron a tiros los de la mafia por culpa de muchas deudas y ella quedo en la calle y el único sostén de mi cercanía.  nos amamos durante muchos meses y yo la sostenía a puño limpio, pues me ganaba la vida boxeando.
a mas de uno deje sin dientes y sin quijada pero mis rivales también sabían asestar sus golpes. esos italianos son huesos duros de roer...
 
llegue tarde a su cumpleaños.azucena quedo derramada sobre su propia torta  con el vientre cocido a tiros. había cometido un error. se había enredado.
robar no era una practica usual para ella, pero había olvidado que con la mafia no se juega.
frederick desde un rincón gruñía desesperado, como solo los perros y las ratas lo hacen.
corte su cuello para olvidarlo mas fácil.
 
luego me deshice del cadáver de azucena, arrojándolo en trozos por el inodoro,
como una excrecencia mas. decidí que era hora de incorporarme y establecerme de una vez por todas en un lugar serio de la ciudad, huirle a los desperdicios...
 
antes de mudarme de barrio destaje con mis propias manos a varios miembros de esa mafia que ayudaba a podrir las calles y a dañar las pocas estrellas que pululaban por ellas. les comí el hígado a mordiscos a los muy desgraciados. los arroje a las calles entre lluvias de municiones. reventé sus vertebras a patadas para ver cuanta sangre florecía...
 
soy peter falk, ya paso de los cuarentitantos. mi vida ha sido un riachuelo nervioso de sangre y dolor. no espero nada bello en mi tumba, solo escupitajos y babas.
azucena, que en paz descanse, donde quiera que este, sabe que se merecía un tipo mucho mejor. brindo por eso.
 
p.falk.09