And I love her
Publicado en Apr 01, 2013
El miedo invadía nuestras almas. El dolor era lo único que nos quedaba. El frío se apoderaba de mi ser. Ella, hermosa, se perdía en el horizonte, dejando brillar sus alas a la luz del sol.
Empecé a correr sin esperanza alguna, esperando que las montañas se acercaran a mí. Que el horizonte no fuera tan lejano. Que ella no haya desaparecido. Lo último que recuerdo de esa tarde es el amor que sentía por esa mujer. Me dejé caer en los campos de fresas, mientras el brillo del cielo adormecía mi cuerpo. Sus lágrimas fueron las que me despertaron. Me abracé a ella y le susurré al oído una gran verdad: que nunca dejaría de amarla.
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Carolina Aguilar Vlez
Luciano