En el auto de mi padre, muchas aventuras viví, no exagere, es casi imposible que una persona por tan solo pasar por una calle todos los días, de todas las semanas de todos los  años, allá conocido tantas personas, unos muy amables y otros gruñones, unos religiosos y otros que creían que lograrían cosas que nadie lograría, en ese auto de color rojo con una abolladura en el capote, me volví amigo de muchas personas.
Recuerdo que mi padre me decía.
-hijo, quédate ahí hasta que regrese.
Claro yo obedecía y me quedaba en una plaza la cual  nunca olvidare, esperaba junto a un árbol sentado en un banco y siempre que veía una persona que me llamaba la atención la saludaba y nos hacíamos amigos, una vez estaba en ese banco y paso una persona con una guitarra, se puso cerca del árbol y empezó tocar unas hermosas melodías.
-hola  ¿cómo te llamas?
-hola amiguito, mi nombre es David Rosemore.
-que linda guitarra tienes.
-gracias.
El se volvió tan amigo mío que me regalo su guitarra y me enseño a tocarla cada día iba y me daba una clase corta y ahora se tocar la guitarra a la perfección.
Hubo otra vez en la cual, una señora pasó frente a mí cantando una canción de iglesia, tenía una voz angelical, y como me llamo la atención, me acerque.
-hola, soy Roberto,¿ y tu?
-hola- me dijo cantando- mi nombre es Angelina Bernoulli.
-cantas muy bonito.
-gracias, amiguito-me siguió cantando-¿y tú también cantas?
-no, no se cantar.
-oh, vamos todos tenemos una voz la cual expresar, y tu también.
- enserio canto horrible-le dije apenado.
-bueno, en cualquier momento expresaras, te deseo suerte.
Me pareció muy buena esa señora y ahora canto muy bien. Pero hubo uno del cual no me pude ni siquiera acercar, era una joven se veía de 16 años más o menos, este tenía una ropa negra con todo negro, y tan solo quería saber por qué se vestía así.
-hola soy Roberto.
-aléjate.
-oye tan solo quiero…
-déjame y aléjate-dijo interrumpiéndome.
Para saciar mi sed de curiosidad saque la conclusión de que era su color favorito, lo que nunca me explique hasta ahora fue, porque no me hablo, o más bien porque me hablo tan feo.
Hubo otro que un señor estaba corriendo y no paraba, nada mas a tomar agua, y por suerte adivinen donde paro, si ya lo saben, entonces me levante y le salude.
-hola, soy Roberto y tu.
-hola-me decía cansado-soy Oscar.
-¿Por qué corres tanto?
-quiero, ser la persona que le dé la vuelta al mundo corriendo.
-¡valla realmente sorprendente!
-y tu amiguito, cuál es tu sueño.
-mi sueño, oh rayos, creo que me gustaría ser escritor.
-pero, que le pondrías tu a ese sueño para que fuese único.
-mmmm-dije pensando-ser el escritor, ¡ya lo sé!, ser el escritor más joven del mundo.
-valla eres muy interesante amiguito, te deseo suerte, espero leer un libro tuyo, hasta pronto.
-gracias y hasta pronto.
Y así nos despedimos, claro no sé si me recuerde.
Mi papa me iba a buscar y lo que hacía que mis días fueran más felices, era que me llevaba cada vez a una heladería diferente, el pedía de mantecado, y yo, si iba a la del centro comercial, de chocolate, si iba al de la esquina de mi casa, de fresa, y si iba al de mi casa, ja ja en mi casa había una heladera y hacia mis helados de frutas, un día me enferme y no pude comer helado por mucho tiempo, los extrañaba, y cuando se me quito la gripe adivinen que hice, me compre cada uno de los helados  y me los comí, bueno no me los comí los devore. 
Un día cuando salí de primaria jamás me volví a encontrar con otras personas, y así como así nunca volví a saber de Óscar de Ángela de el señor gótico y de David, un día vi en la televisión que una persona llamada Óscar le dio la vuelta al mundo corriendo, después en el periódico que una banda de rock en la que David estaba había terminado su gira mundial, que Ángela izo un orfanato y le enseñaba a los niños a cantar, que bueno tener tantos amigos, que tan necesarios son, siempre tendré amigos y ellos estarán en mi corazón, así que tal como lo dije, y lo vuelvo a repetir, en el auto de mi padre muchas aventuras viví.
 
 
 
         El
                Fin.