Las hierbas de la vida
Publicado en Aug 23, 2009
LAS HIERBAS DE LA VIDA Una densa nube de vapor medicinal envolvía el interior de la ruka cuando la machi le dijo a la madre de Colqui que el Abuelo Pali estaba muy grave. -¡Va a morir! sentenció la anciana hechicera y su voz se filtró por entre las pajas de la techumbre como el silbido del viento en el invierno. -¿No hay medicina que lo pueda curar venerada machi? Preguntó la madre de Colqui con los ojos empapados de lágrimas. -No la hay mujer, ni aquí ni en ningún lugar de nuestro mundo araucano, salvo que. . . -¿Salvo qué? -Salvo que alguien fuera en busca de la Sanuwe Kachu, la hierba sagrada que crece junto a los ríos; pero es imposible ir en su busca, sólo la he visto crecer en abundancia en los márgenes de la laguna congelada que está junto al volcán Ll.aima. -No está tan lejos aseveró la madre de Colqui -No está tan lejos, pero para llegar a sus laderas se deben sortear innumerables peligros: Pumas devoradores de hombres, serpientes gigantes y aves rapaces, ningún hombre , en su sano juicio, se atrevería desafiar la selva. Esa noche Colqui no pudo conciliar el sueño, su pequeño cuerpo de nueve años daba vueltas y vueltas en la cama hasta que llegó el amanecer. Finalmente al despuntar el alba tomó una decisión: ¡Debo ir a buscarla! se dijo resueltamente. Debo ir a buscar la Sanuwe Kachu, sólo la Sanuwe Kachu salvará a mi Abuelo, entonces dejó unas marcas a sus padres en señal de que pronto volvería, y sin que nadie alcanzara a despertarse tomó las cosas que había dejado guardadas en un recipiente de estomago de guanaco y caminó hasta que la aldea se perdió de vista. Caminó y caminó descansando donde podía o hasta donde sus fuerzas le permitían seguir adelante. Al mediodía, cuando ya podía divisar, las dos fumarolas de la majestuosa montaña cubierta de glaciares, buscó reposo bajo la sombra de una frondosa pewen que se alzaba junto a una roca de basalto, al despertar trató de ponerse de pie inmediatamente; pero una serpiente lo rodeaba completamente. Colqui le dijo serpiente, que parecía estarlo esperando ¿sabes que soy la muerte que asfixia ? -Debo ir en busca de medicinas para mi Abuelo -Si te mato no podrás llevar ninguna medicina -Tú lo has dicho serpiente si me matas respondió Colqui desafiante mientras empuñaba una afilada piedra. -La serpiente lo miró detenidamente y volvió a preguntar: -Dime pequeño ¿hay algo más fuerte que yo, que pueda atrapar a sus víctimas, quitarles la respiración o morderlos hasta matarlos?. Si me lo muestras te perdonaré la vida. Entonces Colqui recordó el nudo que le había enseñado su Abuelo y desatando rápidamente el trariwe de lana de su cintura, se lo lanzó, atrapando a la serpiente por la cabeza dejándola completamente inmovilizada. Después de un instante Colqui desató a la serpiente y ésta, al quedar libre cumplió su promesa, no sin antes ofrecerle unos sabrosos huevos de perdiz para que se alimentara durante el viaje. Colqui siguió caminando hasta que la tarde cayó sobre los pantanos, buscaba un refugio seguro donde pasar la noche cuando un puma que bajaba por las quebradas del volcán se interpuso en su camino, trató de esquivarlo corriendo por entre los árboles del bosque húmedo; pero el león de la Cordillera es un animal poderoso y astuto que lo acorraló entre los charcos que orillaban el río y el pié de plano de la montaña. •- Estoy hambriento Colqui dijo el Puma dejando ver sus colmillos babeantes. Tú podrías ser mi almuerzo de hoy recalcó con un rugido. Colqui sintió miedo y un temblor frío le recorrió el cuerpo como una espada de hielo, pero en ese momento recordó las palabras que siempre decía el Abuelo cuando iban al sotobosque a cazar animales salvajes: El miedo es lo que nos impide pensar, cuando sientas miedo no pienses en él, es más, nunca tengas miedo, pues éste no te permitirá discernir en los caminos para escapar de aquello que verdaderamente nos aterroriza. El Puma le mostró sus garras y rugiendo con voz atronadora preguntó: ¿Quién puede rugir más fuerte que yo? Colqui no sabía que responder y temblaba ante la idea de ser devorado por un león de la Cordillera. ¿No me escuchaste, dime quién puede rugir más fuerte que yo? De pronto el rostro de Colqui se iluminó y rememorando lo que había visto hacer a los ancianos gritó con todas sus fuerzas en dirección a la montaña, de tal modo que el eco que se produjo multiplicó cien veces la potencia de su voz, rebotando contra los riscos de las alturas. El Puma atemorizado por el grito, bajo la cabeza y se mostró sumiso ante la presencia del niño. -Pídeme lo quieras, pequeño Cacique, yo te protegeré de todas las otras fieras de la selva, junto a mí estarás seguro día y noche. Sólo quiero que me acompañes hasta laguna congelada del del volcán Llaima. -¿Quieres ir a la laguna congelada del volcán Llaima? preguntó el Puma abriendo desmesuradamente los ojos ¿ No sabes que ahí el suelo tiene vida y en cualquier momento sus ríos de sangre ardiente te pueden quemar como un incendio abrazador? -Sí le respondió Colqui entristecido, es la única forma de traer de traer una hierba medicinal que puede salvar la vida de mi Abuelo. El rey de la selva araucana resguardó a Colqui durante un largo trecho. A su paso Guanacos,pudúes, zorros de pelaje rojizo y vizcachas se agolpaban y murmuraban sobre la mansedumbre de la fiera que caminaba junto al niño, al oír que el pequeño guerrero iba en busca de la Sanuwe Kachu que crecía en un pantano , en los faldeos al otro lado del volcán Llaima sentían piedad por él y le deseaban suerte. Colqui se separó de su amigo justo a los pies del volcán , sobre una especie de plataforma , al levantar la vista, sus ojos no pudieron alcanzar la cima de la gran montaña y un sentimiento de derrota e impotencia se apoderó de su alma , envolviéndola en una tiniebla gris. Pensó en su Abuelo, en sus hermanos que ya lo consideraban un hombre y en sus padres que a esa hora se encontrarían preocupados y temerosos de su destino. Trató de ascender pero el farellón rocoso era un muro pétreo imposible de escalar, pese a todo siguió intentándolo hasta que uno de sus pies resbaló en un trozo de enquisto negro, perdiendo el equilibrio y cayendo libremente a través del aire. Colqui creyó en ese momento que iba a morir y sus últimos pensamientos fueron para su madre, a la cual le daría una tristeza infinita. Caía en línea recta hacia el río cuando prodigiosamente un ave de gran tamaño interrumpió su accidental vuelo, el ave una Mañke que extendía sus alas vigorosamente, lo sujetó con sus garras, asiéndolo violentamente por la manta como una presa arrebatada para siempre de su hogar. Colqui no tuvo tiempo para alegrarse de su providencial salvada , sabía que la Mañke también era un animal , un devorador y carroñero de las altas cumbres que lo llevaba para dar alimento a sus hijos, en los nidos de las nieves eternas. Comenzó a gritar y patalear, como si quisiera asustar al Cóndor, de ese modo pensó, por lo menos el gigantesco animal lo soltaría y terminaría golpeándose contra las rocas y no despedazado por los picos de una camada de cóndores jóvenes y hambrientos. Pero la Mañke no lo dejó libre, aunque para sorpresa de Colqui aterrizó suavemente en un rellano verde de las montañas. -¿Tú eres el niño que viene a buscar hierbas medicinales para su Abuelo? -¿ Quién te lo ha dicho? Preguntó atemorizado Colqui - ¡Nadie me lo ha dicho!.Yo no necesito preguntar para saber las cosas, lo he oído de unos killkill que conversaban sobre las ramas de una araucaria envejecida. •- Pierdes tu tiempo niño, dijo la Mañke, con un timbre de voz devastado. Uno de mis •- polluelos está enfermo y ninguna medicina parece sanarlo, con mi mirada he escudriñado cada uno de los rincones de la selva; sin encontrar bebida o hierba aromática que le devuelva el vigor de la vida. -¿Has probado con la Sanuwe Kachu? La machi de nuestro Longo dice que es una hierba que puede curar cualquier enfermedad. -¿Dónde está esa hierba? Preguntó la Mañke como si por un momento recobrara sus esperanzas. Nuestra machi que hay gran cantidad en los bordes del la laguna congelada del volcán Llaima, en busca de ella iba, cuando perdí el equilibrio y tú me salvaste. Sube a mi espalda dijo la Mañke, iremos a ese lugar y traeremos medicinas para mi hijo y para tu Abuelo. Colqui subió al lomo de la majestuosa ave ancestral de los Andes, que desplegó sus alas y comenzó a volar, inmediatamente una sensación maravillosa lo invadió por completo, desde la altura los follajes de los árboles, las nubes entrelazadas de vapores, el rumor poderoso del viento y las bandadas de torcazas, zorzales y bandurrias que se desplazaban por el cielo , tendieron sobre él una visión de lo que sólo en sus sueños podía conocer. La Mañke descendió en la laguna congelada que cubría de blanco una de las laderas del volcán y junto a Colqui comenzó a buscar en las cercanías, descubrieron muchas flores, arbustos y hierbas desconocidas del mawidantu, el copihue rojo, la quila, el quillay; como no estaba entre las flores , buscaron en los pastos y las plantas de esteros y charcos, el poleo, el toronjil y la sietevenas, hasta que llegaron a la Sanuwe Kachu, una planta que luego sería conocida como la sanguinaria. La medicina salvó la vida del futuro Cóndor y la Mañke en agradecimiento trajo de vuelta a Colqui que fue recibido como un héroe a laentrada de su aldea. El Abuelo de Colqui bebió de la infusión que le preparó la machi en base a la misteriosa hierba, tras lo cual comenzó a mejorar y con el pasar de los días ya pudo ponerse de pie y volver a jugar con su nieto, quién pese a no tener más de diez años, desde esa fecha comenzó a ser respetado con los honores propios de un hombre, de un toqui valeroso e inteligente, es decir, como un futuro guerrero araucano. - -
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