Cuestin de actitud
Publicado en Apr 08, 2013
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Y todavía tiene cara este tipo, tiene cara el hijo de mil putas de andar con cara de guapo el muy desgraciado.  Qué hijo de puta, aparecerse así, riéndose en la cara de toda la familia, después de aquella terrible muerte que nos hizo mierda. ¿Para qué volvió? Si ya pasaron diez años y las heridas se van cerrando por puro paso del tiempo, que todo lo arregla de sabio nomás. El dolor va amainando lento. Y estos de la justicia que lo sueltan a la calle para que el mal nacido se reincorpore a la sociedad porque ya ha purgado parte de su pena y además porque en la cárcel ha mostrado buen comportamiento. Después de esto como para creer en la justicia estoy yo, pero claro el asesino tiene  guita y eso le permite mover ciertos hilos políticos de poder. Así lamentablemente andan las leyes en nuestro país, con los códigos revolcándose por el fango y los pobres pagando los costos.
Pero más allá de todo esto, a las que estamos tan acostumbrados como hartos, todavía sigo sin explicarme cuál es su motivo de su permanencia en Teodelina, si él tiene la guita que necesita para reiniciar su vida en otro lugar. Parece que no le resultó suficiente la ignominia que nos causó el brutal homicidio, no, el muy cínico se pasea lo más campante por el pueblo como si no hubiera pasado nada, tomándose cada tarde su cafecito en La Gallega, frente a la plaza. Como para que lo vean y digan que él y solo él es el más macho que mató a mi hermano y no le tiene miedo a la familia de la víctima.
Yo por estar en la cosecha no estaba al tanto de los pormenores, bah sinceramente no tenía ni noticias de lo que estaba pasando. A mi me lo dijo el Ingresito, el pibe que me ayuda en el campo (y al que conozco desde que era un mocoso). El muchacho no sabía como hacer para comentármelo, daba vueltas como estúpido hasta que comprendí que algo pasaba  y le pedí que me pusiera al tanto. Primero no se negaba a emitir palabra, luego sacándose la vergüenza de encima disparó:
-¡Viste que al hijo de puta de Carrasco lo soltaron el último fin de semana y anda por el pueblo.
Y yo, pese a que me sentí impactado, traté de quitarle importancia al asunto y elaboré la respuesta más civilizada:
-Pero seguro que viene a visitar a la familia y supongo que se irán a otra parte, me imagino que no será tan caradura como para quedarse en nuestro pueblo.
Así, sin dramatismo, hablé, pero en la cara del chico se le veía venir otra descarga:
-Mirá Julio, que me contó el Alfonso que le dijo a su primo el Chongo que piensa quedarse acá.
Una pausa para poder respirar y continuó:
-Si lo ven cada tardecita en La Española que va a tomarse un café para compadrear.
De súbito, sus ojos irradiaron odio, que es un paso superior a la bronca y siendo imposible contenerse se lanzo de nuevo:
-Si lo vieras, seguro que lo querés matar, y yo te ayudaría, porque solo con verle esa sonrisa sobradora me hace hervir la sangre y se me van a ir solas las manos. Parece que el asesino se nos riera en la cara, el hijo de re mil putas está contento que mató al Pablo y …
-¡¡¡Basta Marcos!!!
Aturdido por su discurso solo me salió ese alarido primal. Entonces el Inglesito se ruborizó y se instaló meditabundo sobre el tractor. Ahí mismo le dije que se tomara el resto del día y cansinamente se recortó su perfil de ser humano avasallado por la realidad en lontananza, montado a caballo.
La furia recorría mi sangre. Era necio querer controlarla. Y la noche de Navidad de dos lustros atrás volvió cual relámpago hacia mí. Recuerdo que Pablo después del brindis familiar de medianoche se fue a lo de Carrasco a saludar a la hija de la familia llamada Gladys, amiga de la infancia de mi desgraciado hermano. Ni siquiera sé si eran más que amigos ni tampoco sirve de mucho hoy saberlo.
Carrasco había reunido alrededor de su mesa a la numerosa parentela. Antes de la una, en el bullicio enloquecedor de los petardos y las cañitas voladoras se dejó distinguir un disparo de revolver. Yo lo advertí en el acto, además recuerdo que bromee con mi viejo que alguno pasado de copas tiró un disparo al aire. Acto continuo, un silencio abismal dio paso a un griterío desproporcionado que brotó del aire, en el que se mezclaban llantos, corridas y alaridos. De pronto el pibe de los Gatti, “el Roque” recorrió exaltado el caminito que separa la calle de la casa y abriendo precipitado la puerta nos puso en conocimiento de la mala nueva. Yo lo fui a ver enseguida, junto a mi viejo y mi madre que se descompuso y ya el cobarde había huido. Ahí presencié la tragedia consumada, Pablo yacía inerte con un gesto de lástima, de yo no sé de qué me está hablando, nadando su muerta humanidad en un charco de sangre. El mundo se había terminado para mí, nunca antes ni nunca después lloré como en ese momento. Más bien se había terminado una forma de entender el mundo. Ese mundo había muerto para que naciera una nueva forma de asimilarlo.
Y cuando el tiempo se había encargado de que la herida fuera cicatrizando, esa herida enorme que jamás cerraría completamente, el Inglesito me relataba que regresaba el asesino al lugar de los hechos a la macro escena del crimen. ¿Buscaría la muerte? Si era así, no sé si estaba yo en condiciones de proporcionársela. Había jurado por la sacra memoria de mi hermano que no mancillaría mis manos con una cruenta e inútil venganza. Había sido mediante sesiones de reflexión muy dolorosas donde aborté esa idea de mi mente. Es que no me podía poner a su misma altura, no podía aplicar la ley del Talión, si yo optaba por pagarle con la misma moneda sería semejante a su cretina figura. Ya demasiado destruyó a los míos para permitir que me destruyera a mí. Mi vieja se encuentra postrada a una mísera cama y con mi viejo se fueron a los dos meses de la desgracia a un perdido pueblito en la provincia de La Pampa. Para olvidar lo inolvidable. Si yo asesinaba terminaría en la cárcel por veinte años como mínimo, porque no tengo contactos con el poder como él.
De ese modo pensé durante un tiempo, me parecía difícil que pudiera salir de esta tesitura, hasta que me fui encontrando con conocidos, amigos y gente en general. Ellos me empezaron a llenar el bocho con ideas de vendetta. Pero el que me dio más manija fue el Loco Pedro, un amigo que teníamos en común con el finado. El loco me hostigaba insistentemente con discursos sobre que un hecho de estas terribles características exigía una rápida y justiciera acción para redimir la sangre de Pablo.  En un arranque no le di mucha bolilla pero el tipo estaba muy empeñado y resultaba asaz elocuente que me fue haciendo cambiar de opinión. Sus arengas recorrían el orgullo y la dignidad, no debía tolerar yo que el tipo que nos había humillado, que nos había hecho comer tierra caminara sacando pecho por las calles de Teodelina. La verdad es que tenía mucha razón. Me lo ejemplificó como a uno de esos violadores canallas que se aprovechan de las mujeres y de los niños por la circunstancia de que son más débiles que él y que si yo no actuaba con premura este poderoso con impunidad era capaz de llegar hasta de matarme a mi también. Y no debía permitir eso. Mi cabeza era el Vesubio sepultando Pompeya. Cualquier conversación con los ciudadanos del lugar era la misma historia. Todos querían justicia por mi propia mano. Yo no sé si la deseaba, mi espíritu se debatía entre la promesa que había hecho a mi hermano y la realidad actual con mi vida corriendo serio riesgo de muerte.
Pero ahora sí estoy seguro de que llegó el instante para terminar con estos diez años de humillación atroz. Estoy parado frente a la ventana de la casa del Loco Pedro, esperando a que sean las seis de la tarde, a esa hora viene a tomarse el café a La Gallega. La casa del loco queda enfrente. Ahora mi vista se fija sobre la calle donde Carrasco va a pasar. Quiero verlo de nuevo a los ojos, insoportables y azules. Y recién después volarle los sesos de un tiro con la misma saña que el tuvo con mi hermano. El revolver me lo consiguió el Loco Pedro, en circunstancias que explicaré justo ahora. Se la vendió por veintidós pesos el viejo Pascual, amigo del Loco. El viejo enterado del asunto me la obsequió gustoso a ese bajo precio con ojos lacrimosos, emocionado de que en el mundo quedaran personas como yo:
-Ojalá de que en el mundo todos fueran como vos pibe. Gente de honor y orgullo, como las de antes. Estaríamos en el primer mundo, seríamos un país potencia, porque al país lo hacemos entre todos…
Iba a seguir hablando pero se llenó el pecho de emoción se le trabó el habla y ya no pudo continuar.
Estoy impaciente, el Loco está a mis espaldas sentado a la mesa, preparando café en silencio. Ya no había nada más que hablar. Estaba todo dicho. Las palabras carecían de sentido. Era el tiempo de actuar. Solo la acción servía en aquellos momentos. El loco me tocó el hombro y me cedió la taza hirviente con café y tomé el primer sorbo. Justo allí la primera novedad, el esmirriado Carrasco venía caminando por la plaza con andar pausado, como quien ya no tiene nada más qué hacer, como quien está satisfecho por su labor en el mundo. No sé por qué se me pasó por la cabeza en ese instante que él sabía que yo lo acechaba. Intuí que él sospechaba y que se entregaba como yo a ese destino inexorable. Entonces dejé el pocillo de café sobre la mesa y preparé el arma. La observé durante unos eternos segundos y luego la disimulé con la campera. El loco observaba todo en absoluto silencio. Luego me abrió la puerta para que yo pudiera salir. Eché un postrer vistazo y lo contemplé esperando en una mesa ubicada en la vereda a que el mozo terminara de atenderlo. Con total tranquilidad crucé la calle, lo tuve de espaldas pero no le disparé, lo rodee y cuando lo hube enfrentado miré sus ojos que estaban fríos. No sentí piedad ni él tampoco se inmutó cuando me vio abrir fuego.
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Foto del autor Hugo Nelson Martn Hernndez
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Descripción

Una cuenta pendiente que desde el fondo mismo del destino reclamaba una redencin.

Palabras Clave: Redencin muerte hermano injusticia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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Mariana Silva

hola! en un principio me parecio un relato pesado pero me obligue a leerlo para ver su final..y no me arrepiento..lo has escrito muy bien: aun siento ese crisol de sentimientos en mi cabeza...esta bueno...yo no he leido mucho de Quiroga mas que un cuento obligado porque me lo dieron en la secundaria..no me acurdo como se llamaba,si me acuerdo que pertenecia al libro Cuentos de amor, de locura y de muerte..y que era un obrero que estando en el campo lo pico una serpiente venenosa y despues relata toda la letania hasta la muerte..me dormi ja y de Poe no he leido nada...de cierta manera me hisiste acordar al autor de Sherlock Holmes(no me va a salir el nombre) ese estilo me encata..bue,te espero por mis escritos..yo escribo poesias,cuentos y novelas..
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April 28, 2013
 

Hugo Nelson Martn Hernndez

Sir Arthur Conan Doyle, y justamente estoy en la creación de un personaje detectivesco de su estilo. Gracias por tu comentario y claro que con gusto husmearé en lo que escribes.
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April 28, 2013

Virginia Peralta Gadea

wow muy bueno, bastante fuerte! muchas cosas para pensar tal como dijo Gloria. Gracias por publicarlo
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April 11, 2013
 

Hugo Nelson Martn Hernndez

Como uruguaya que eres puede encontrarse en este tipo de relatos quizás algo de la afición por tu compatriota Quiroga, que de niño mucho me conmovía. Gracias por tu comentario.
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April 13, 2013

Virginia Peralta Gadea

HOracio Quiroga es uno de mis favoritos, el tiene un libro llamado Cuentos de amor, de Locura y de Muerte, tiene varios relatos muy interesantes. Así como cuentos de la Selva que son Historias para niños pero todas dejan una enseñanza muy importante.
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April 13, 2013

GLORIA MONSALVE

un saludo hugo
bastante pesado tu texto e cuanto al tema que bordaste y desde luego debe ser asi....
la venganza... hasta donde puede llegar?.. que ta buena puede ser?... quizas hasta que nos convirtamos en asesinos tambien , o hasta que seamos nuevas victimass.... imposible de saber...pero nada bueno trae consigo.... eso s o se
gracias por compartirlo
u abrazo de amistad
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April 08, 2013
 

Hugo Nelson Martn Hernndez

Pues sí me gusta este tipo de temática, de relatos un tanto sangriento, tal vez influya que fui muy fanático de Poe en mi más tierna juventud.
Responder
April 13, 2013

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