Prob el chocolate y ...
Publicado en Apr 10, 2013
Creí morir por entonces, cuando llevaba el corazón dormido y el aire que me llenaba no me alcanzaba.
Tú has formado parte de aquella época, fuiste el primer actor, el chocolate que me ahogó en su líquido, me hizo adicta y me dejó llorando de abstinencia. Tú fuiste, una y otra vez, el motivo de mi amarga resistencia a emprender otro camino. Sin embargo, y en contra de todo lo que en un principio supuse, te he superado. Vagabunda sin orientación, encontré mi destino. Lo transito segura, con recuerdos agridulces, no lo niego. Hoy tenerte enfrente, aviva cosquillas conocidas, las que hace tiempo habían desaparecido. Busco mi imagen en el espejo, quiero gustarte; me sorprendo coqueteando y buscando armas olvidadas, las que algún día usé sin respiro. Pasó una eternidad y aún provocas eso conmigo. Me dices que quieres regresar, que confundido deambulaste en otro mundo, que buscaste el amor en otra parte y que jamás lo encontraste. Que era yo tu objetivo, más los verbos estaban mal conjugados y no lo advertiste. Me miras, como nunca antes lo hiciste y acaricias mi mejilla con miedo, como si una gran amenaza pudiera romper el cristal que te atrae y que deseas llevar a tu boca como si fuera una copa con el mejor vino. Me provocas, acomodas mi cabello detrás de mis hombros; paseas tu índice por mi boca, por mi cuello; me embadurnas con dulzura respirándome muy cerca, compartiendo el poco aire que me queda. Suspiras y me robas un gemido. Me susurras mil perdones, me tocas y mi cuerpo ya no responde. Soy presa del pasado, de una vida que regresa y que creí perdida. Sin embargo, sin pensar, la nueva lente con la que te miro focalizó distinto y extrañamente incendió la imagen del altar en el que te tenía. En el reflejo brillante de tus ojos encendidos, te vi. De carne y hueso. Un mortal, apenas un hombre soberbio y engreído. Recordé tus fríos desplantes y tus mentiras repetidas, las excusas humillantes y los escasos renglones destinados para mí en tu agenda de ocupaciones. Me vi transitando corredores vacíos, golpeando puertas inexistentes, arrodillada pidiendo milagros y mirando amaneceres sin soles, escondidos. Me vi engañada, idealizando una figura de yeso, fría y quebradiza. Aún así, déjame decirte, que la mujer que conociste, la que aún provocas, la que aún gime, la que recuerda; te perdona. No te confundas, saca tus malas intenciones. Conocí mi destino, conocí a alguien que me quiere sin condiciones y que yo quiero sin idealizar. No es una gran historia de amor, pero es mi historia; la que he elegido. Hace años he comprobado que el chocolate me hace mal, por eso vete; te tengo prohibido.
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oscar
Silvana Pressacco
LAPIZ ESCRIBE
Relato bien manejado mujer; siempre sera agradable leerte. un abrazo de amistad.
silvana press
Gracias amigo, un placer tenerte por aqui
Cariños
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones Silvana
silvana press
Saludos y muchas gracias de nuevo, por pasar por mi rinconcito.
Sara
Me gustó mucho y de nuevo le pones la fuerza que te caracteriza; cariños amiga.
silvana press
Abrazo amiga.
Jessica
silvana press
Gracias por pasar por mi rincón.
Cariños.
Richard Albacete
silvana press
Saludos afectuosos
Carolina Aguilar Vlez
silvana press
Hilda
silvana press
GLORIA MONSALVE
una historia escrita co un tanto de dolor pero a la vez con gran fuerza dejando al descubierto tu itensionalidad, el vete que yte tengo prohibido... qu e bien descibes ese ar cuando le colocas chocolate, sinonimo de deleite, amor, dulzura , tentacion y provocacion... asi como los sentimientos que nos despierta u verdadero amor...
me gusto, tienes u ooder de atrapar e tus letras
un salud de amistad
silvana press
Cariños
Federico Santa Maria Carrera
Esa es la sensación que me deja tu obra. Tu personaje contiene secretamente en el alma un dolor, pero lo sostiene dignamente. Para trasmitir de manera subliminal los contenidos, se ha de tener ¡CLASE!
silvana press
jajajajajaa, qué comparación!
Gracias por estar amigo. Saludos