Sobre la mesa, una rosa roja.
Una copa de vino, el mejor.
Ella sola frente a todo
y la nada se presenta.
Deseó acariciar aquello prohibido
Se despojó de lo monótono
Manos  inquietas tanto como sus sentidos.
Tentación…
Albergue infinito de sus ideas
se permite negociar con la lujuria.
Activó sus sentidos
para desbordar sin reposo la pasión.
El ambiente se carga de erotismo
su mirada se  transforma
y la fiera aparece.
En soledad.
Humedeció sus labios con toque a licor
lo que encendió  a la oculta felina.
En su acto de pasión solitaria,
alcanzó su cumbre intima.
Sellada con un uhmm…
Aquellas paredes del cuarto
testigos fieles de la mujer,
la copa de vino y la rosa.