Un despertar con sorpresa
Publicado en Apr 14, 2013
Sonó el despertador, como siempre, a las 6.00 de la mañana. No me gusta la oscuridad y por ello cuando amanezco cierro las puertas de los dormitorios de mis hijos y enciendo todas las luces que encuentro a mi paso hasta dar con la cocina, desayuno sola, tostada, café y zumo , apago las luces camino del cuarto de baño donde me tomo mi tiempo para reconciliarme con mi cuerpo y conseguir un aspecto despejado y aceptable. Ya en el dormitorio hago la cama y trasteo en el armario jugando a adivinar formas y colores, aunque siempre acabo con pantalones y tonos oscuros. Preparo las botas de media caña, saco los calcetines de media, me siento en la cama y noto que me agarran por las piernas. Bajo la cabeza y veo dos fuertes manos que me aprisionan los tobillos. Me quedo anclada a un paso de la inconsciencia y noto que los pulmones se expanden inhalando el aire que precede a la histeria. Mi grito sale despavorido, atravesando muros y ventanas e invadiendo la intimidad ajena, mientras escucho una carcajada justo en la zona oculta bajo el colchón. Mis vecinos pasaron uno por uno por la ventana del patio interior preguntando qué había pasado. Mi hijo se quedó un mes sin paga. Eso no se hace, tiene madre de milagro.
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