Cuarta Carta de la Gran Experiencia: El Camarón más grande del mundo.
Publicado en Apr 15, 2013
Hoy, no como muchos otros días, me puse de acuerdo con otros de mi compadres, en total éramos 6 o 7 los que nos pusimos de acuerdo para ésta cita, y cada uno fue como pudo al muelle, yo me vestí para la ocasión, tomé un pescador viejo y una camisa blanca vieja, me puse un sombrero de pescador que me regalaron un pequeño tiempo atrás, y lucía fenomenal (O al menos así me recuerdo yo) Tomé una cubeta llena de carnada y gusanos (Que ahora son también utilizados como carnada) y tomé una caña de pescar que me encontré a la orilla del mar en una ocasión distinta, ésta caña de mar ha sido testigo de grandes y numerosas pescas, por lo que se ve era de un hombre español, la caña tenía inscrito "España" por todos lados. Por lo que ahora estimo que es una especie de "Caña Mágica" o "Caña de la suerte" además de que luce muy cara y quería presumir.
Y así como todos los días, llamé a mi caballo después de darle de comer 2 manzanas, tenía bien merecido esa merienda, puesto que habíamos tenido ya bastante aventuras juntos, y él había traído a la casa cierta prosperidad, puesto que no tardaba tanto en recados y envíos que debiese hacer, esperé a que terminara de comer y con un periódico de hace como 3 meses le empecé a dar golpesitos para espantarle algunas cuantas moscas que tenía acumuladas. Por último me subí y tomé la ruta rural que me dejara en el muelle. En lo que iba cabalgando al mismo paso lento pero seguro de siempre, iba pensando en que tipo de manjares cazaría, y el tipo de expresiones distintas que mis hijos presentarían. Como la de Saúl por ejemplo, él ama los mariscos, quizá si pesque unos cuantos él me agradezca para toda la vida. Lo mismo con Rodrigo, él sabe diferenciar un marisco bueno, fresco y de calidad, con uno pésimo, o uno de un término promedio. Y a mi esposa Hernestina también le gusta el pescado, les encantará a todos. - Avancé hasta poder sentir la brisa del mar y ver a la gente que comenzaba a surgir tan de repente, y ví que había una gran lona blanca que decía "Bienvenidos pescadores, a ésta. Gran pesca camaronera" Até mi caballo a un árbol de tronco de lado que tenía a mi derecha y corrí al pequeño bote donde estaban mis compadres de pie y haciéndome señas para que les asistiese. - ¡Guille! -Exclamó uno- ¡¿Por qué tardaste tanto?! Ya vamos a iniciar A pesar de su exclamación, no se veía enojado, a decir verdad tenía una sonrisa en su rostro, estrechamos las manos y nos dimos un abrazo de hombres cuando un sonido chillante nos molestó a todos, el cual era proveniente de un altavoz. - ¡Buenos bueno. Buenas tardes señoras y señores! ¡Bienvenidos sean a ésta pesca, y como ustedes sabrán. Un barco de origen desconocido dejó caer un pequeño cargamento misterioso, lo que fué registrado como una catástrofe, no sabemos bien que pueda causa ese cargamento, así como tampoco sabemos QUE era ese cargamento, pero en caso de que alguna especie quede en extinción, hemos citado públicamente a todo pescador que se nos quiera unir en ésta pesca, a la cual todos han pagado la inscripción -Dijo un hombre panzón de barba, pero bien vestido a través de un altavoz - ¿Pagar? - Pregunté mientras veía a mis compadres - ¿A poco teníamos que pagar por esto? ¡A mi no me dijeron! - ¡No te preocupes Guille! Que ya te pagamos -Dijo mi compadre tratando de consolarme - Te necesitamos, sabemos que eres un buen pescador y queríamos participar, cada quien se lleva lo que pescó, pero el premio final nos lo dividimos bien. ¿Te parece? - Mmmm... -Pensé yo - - Abre bien los oído Guille -Me dijo mi compadre señalando con su cerveza al panzón del altavoz que aún no terminaba de hablar - - Y de todos los contendientes, se sabe verdad -Aclaraba el hombre del altavoz- sólo abra un primer lugar... Y el premio al primer lugar se junta en una jugosa cantidad de... (En éste momento de silencio no se escuchó nada a kilómetros y todos se pusieron atentos a la cifra que futúramente pronunciaría el hombre, yo por mi parte estaba borregueando un poco ahogado en mi mente sumisa) ... Cien Mil... ¡Pesos! Los ojos se me abrieron como platos y tragué saliva al oir esa jugosa cantidad de dinero, creo que Víctor (Mi 2do hijo más grande) ya se estaba enlistando en la armada y Arturo (Mi hijo más grande) quería estudiar Ciencia y Arte de los Medios de Comunicación. Nosotros éramos sólo 6, lo que dejaría una gran parte para cada quien, y además de eso, en ese entonces te alcanzaba para medio México con todo ese dinero, en la actualidad no sé muy bien de que me hubiese servido. - ¡Listo! -Exclamó el hombre -¡Inicia la pesca de camarones! Uno de mis compadres prendió el motor del botecito como loco, el cual hizo un ruido inescesario y arrancó como loco. Ese sólo segundo estaba lleno de emoción, todos los botes salieron rapidísimo como si e tratase más de una mera carrera, y no de una especie de competencia de pesca. Otros botes y varias lanchas ya iban arrastrando algunas redes por las aguas engañosas, y algunas efectivamente tenían el éxito deseado, pero sólo muy pocas. Otros botes por su parte más en onda familiar, lanzaban sus débiles cañas al agua y se sentaban a esperar, pero realmente todos se volvieron locos por ese dinero del premio anunciado, mi compadre, el que tenía el motor a su mano torció la palanca y nos hizo girar a todos por la derecha algo brusco, era genial esa adrenalina, sólo escuchaba las aguas como salpicaban por los botes, y a su vez el motor escandaloso de el bote, ¡de todos los botes! Y terminamos en una parta más tranquila, casi sin nadie. Y fue ahí precisamente donde lanzamos como locos las redes... Y al cabo de un rato nos desesperamos de nuestra pesca, no teníamos absolutamente NADA, un fracaso total, y de seguro llegaría tarde a la playa para ir por mis huevos de tortuga. Sin ánimos de presumir y sin la certeza necesaria para una confirmación. Confieso que era yo el que más camarones tenía en su cubeta, más allá había un gran barco camaronero que iba por obvio en primer lugar, hecho que nos deprimió más a mi y mis compadres, con la cabeza baja contamos nuestra pesca y comprendimos que jamás alcanzaríamos a los de ese abusivo barco camaronero. Así que sin más remedio y sin necesidad de dar la orden. Mi compadre echó a andar el motor y nos fuimos de regreso por donde vinimos. Como siempre y casi con la misión de humillarnos el vocero anunció a todos de nuestra vergüenza por retirarnos tan pronto. Y vimos que el agua cercana a la costa burbujeaba, casi como una broma adicional a nosotros. Cuando mi compadre dejó el bote a la altura suficiente para que la tierra nos detuviera, tomé mis cosas y me bajé de un brinco, aún estando en movimiento, dí unos pasos por la arena con la cabeza gacha y sintiendo una mezcla de ira y tristeza por haber participado en una competencia con un obvio ganador, pero por lo menos les dejé unos cuantos mariscos para mi familia, eso me gustaba mucho. Cuando de repente escucho los gritos de mis compadres que rompían el viento en dirección hacia mi exclamando: - ¡Corre Guille! - Dijeron todos - ¡Córrele que no te alcance! Volteé desconcertado sin saber de lo que hablaban y me llevé una sorpresa muy grande, detrás mío estaba ¡EL CAMARÓN MÁS GRANDE DEL MUNDO! era una bestia con el tamaño de una de esas nuevas camionetas "Líncoln" o más grandes, con facilidad se hubiera devorado a mi caballo. Esa cosa gritó horriblemente y fue tras de mi, aún recuerdo la sensación de sus antenas mojadas por el agua salada rozando apenas mi camisa vieja, y los gritos horripilantes que soltaba ese camarón.. Y también recuerdo ese sonido extraño que provocaban sus patas corriendo por la arena... En un momento determinado llegué a una duna (Una parte alta) y el camarón no pudo subirla, se alzó y se paró como lo hace un relinchante caballo, sólo que ese camarón en vez de relinchar gritaba abrumadoramente y lanzaba burbujas de su "Boca" rara. Aproveché el momento y en un ataque de adrenalina, me lancé hacia él con mi caña por delante, clavándole la punta en el centro de la cabeza. La bestia gritó y se retorció como loca, pero después cayó ante mis pies... Sentí miedo, pero después de matar a ese camarón enorme todos callaron, e irónicamente después me chiflaron y aplaudieron anunciando a mis compadres y a mi como ganadores. Me tomé la foto con mi equipo y el hombre de el altavoz, recuerdo muy bien las caras de los perdedores y me sigo riendo de ellos. Después de todo, ¿Quién diría que éste pobretón cazaría al hasta ahora Camarón más grande del mundo?
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`rosa camargo
Carlo Trejo
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