Nos encontramos en medio de una globalización tecnológica nunca vista en ninguna época, inmersos dentro de la idealidad del avance científico, y de repente nos damos cuenta que emergen... medicamentos genéricos!
Sin pretender que en eras anteriores se conozca el microscopio, ni siquiera la electrónica, cuando la medicina de cierto lugar del mundo habitado realizaba una mejora -o descubrimiento- su difusión era escasa, o bien discurría lentamente, o bien su conocimiento resultaba aplicable sólo a la realeza.
La particularidad esencial del hoy es la comunicación, la cual permite actualizarse de manera inmediata ante cualquier suceso o novedad en pocos segundos. Esto permite plantear aportes a lo nuevo, creciendo en forma constante y sin interrupción, haciendo de la ciencia un gran entramado factible de tejer en cualquier lugar del globo terráqueo.
El paso consecuente a la investigación, es la aplicación pragmática de sus hallazgos, ya que la característica de la accesibilidad forma parte del trabajo de sondeo inicial, abriendo el campo de aplicación a la utilización pública, y cerrando a su vez el flagelo de la afección en su extensión masiva.
Encontramos una cuantiosa variedad de utilidades en cada artículo producido, valorando el combate químico de manera respetable, así como tomando conciencia de sus efectos colaterales, ejercitándonos en la práctica del consumo y en la atención a sus consecuencias, esperando que día a día las condiciones puntuales de determinado fármaco resulten precisas y raudas en su acción.
Esta expectativa nos ha colocado en la perplejidad al estallar en el mercado la aparición de medicamentos genéricos, los cuales están compuestos de la mismas drogas proporcionales, con la diferencia en la marca de su envase, y... en el precio de venta!
Que significa esto? Acaso hemos consumido marcas en vez de efectividad? O la publicidad de los laboratorios drogó a la conciencia hasta opacar la visión del conjunto?
Si toda la disimilitud se encuentra fundamentada en valores monetarios... en que se ha convertido la farmacología? O supuestamente los genéricos somos los consumidores cautivos?
O acaso compramos enfermedades marginales, y luego volvemos a adquirir mayores terapias químicas?
Simplemente la actitud de replanteo a la situación implica una duda sobre el accionar social del mundillo del remedio, lo cual incentiva un retroceso sistemático de lo logrado hasta ahora, pues se impugna la preocupación social por los trastornos clínicos con la monetarización de la solución erudita, lo cual desacredita su efectividad en detrimento del cuidado personal.
La particularidad de habernos trasformados en pacientes genéricos acarrea la aceptación tácita de que el poder adquisitivo del salario -o ingresos económicos- ha debido sufrir de cierta indisposición genética -o impositiva-, para lo cual nuestra ciencia dedicó su saber para aportar la solución correspondiente.
Quién generó a Quién?
Los medicamentos genéricos engendraron al paciente genérico? O viceversa?
Toda esta situación habla por sí sola de la única cuestión de base... que la carencia invadió a la humanidad!
Sin duda hemos retomado el camino de los reinados, donde quienes poseen sangre de color verde dólar logran sanarse sumergiéndose en las soluciones científicas, mientras que la plebe tiene autorización para consumir pociones marginadas... previamente autorizadas por los recaudadores de impuestos!