La ltima ves que lo vi
Publicado en Apr 17, 2013
La última ves que lo vi estaba sentado en una banca del jardín, tenía la mirada perdida en el firmamento, creo que remembraba las historias vividas, su rostro denotaba nostalgia y una leve sonrisa, su cuerpo mostraba el cansancio de tantos años andados. No obstante el peso de la vida reflejada en su humanidad, todavía se asomaba una mirada vivaz, similar a la de los niños que están ideando la nueva travesura, así él mantenía el espíritu lozano lleno de esperanza y fe. Cada día daba gracias a su Creador por todo lo vivido pero también por todo que tenía que vivir. Había enviudado años atrás y los hijos se había ido, estaba solo, bueno no tanto, vivía con los recuerdos de su amada esposa y las experiencias compartidas; así como por los susurro de las risas de sus hijos que se habían quedado a vivir en las paredes, todas las tarde a la puesta del sol acostumbraba dar un pequeño paseo en el jardín, esa última vez, no fue la excepción. Como todos los días, desde que estaba solo, se levanto y abrió las cortinas de su recamara para que el sol espantara a la oscuridad que lo invadía noche a noche, tendió la cama, como su esposa lo hacia, con paso lento se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno, una vez que termino, lavo los trastes y ordeno el lugar, su esposa decía que la casa siempre tiene que estar ordenada por si llegaba alguna visita, así él lo hacía, aun que tenía años que nadie lo visitaba pues muchas de sus amistades ya se habían adelantado y las que quedaban, ya no salían de sus casas y sus hijos de ves en cuando iban, no obstante, el arreglaba su casa. Ya terminados los quehaceres, se sentó en el sillón para leer el periódico, lo mismo de siempre pero que le pasa a la humanidad, destruyéndose unos a otros y a los que están al lado, pensó, enfadado dejó el periódico y salió al pequeño jardín trasero, lo observo y recordó que su esposa pasaba horas enteras hablándole a sus flores, según ella le decía que las plantas entendían, un sonrisa se dibujo en su rostro, pues él no les hablaba a las plantas ni dedicaba tanto tiempo en ellas y éstas seguían floreciendo, ahí se paso largo rato, entre quitar las hojas secas y regar las plantas se le había ido el día, ya era hora de comer. Entro a la casa tomo su bastón y su sombrero, se dirigió a la fonda en donde comía todos los días, estaba a unas dos cuadras de su casa, al llegar la dueña, que era una antigua conocida, le saludo y le señalo su mesa, la misma de siempre, entablaron una ligera platica sobre comida y los precios del mercado hasta que llego su sopa y la otra se dirigió a atender unos clientes que entraban, una vez que termino de comer pago y dio las buenas tardes, salió del lugar para dar su acostumbrada caminata, se dirigió al jardín de siempre. Una vez que llego dio una pequeña caminata hasta llegar a la banca que estaba frente a un pequeño lago artificial, se sentó, esa tarde tenía una particular belleza, le pareció que el ocaso era más luminoso y la luz más limpia que lo inspiro para remembrar historias pasadas, como aquella en que una tarde que trajo a sus hijos al parque se distrajo y el menor al querer darle de comer a los patos, que habían en ese tiempo, cayo al agua saliendo todo asustado, mojado y sucio, pero eso fue lo menos del incidente, pues cuando llegaron a la casa, su esposa se puso verdaderamente enojada, castigo al pequeño en su cuarto y a él no le dirigió la palabra el resto del día, además no le dio de merendar. El recuerdo lo hizo reír y así se le vinieron los recuerdos, sin percatarse de tiempo se le hizo de noche, se encaminó a su casa, al llegar todo estaba oscuro no había ni una luz encendida, con cierta nostalgia abrió la puerta dejó el sombrero y el bastón, se dirigió al interruptor para encender la luz, parado en medio de la estancia, observo su casa, todo estaba tristemente silencioso, ya no estaban sus hijos ni su esposa, estaba solo, con abatimiento se fue a la cocina para tomar algo antes de irse a dormir, se preparo un té, no tenía animo de preparar algo, con su té en la taza se fue a la sala prendió el televisor, se puso a verla, se dio cuenta que esas cosas que decían no correspondían a su mundo, su mundo hace muchos años había dejado de existir, sin querer saber más apago el aparato, decidió irse a dormir, en la recamara se puso la pijama, se lavo los dientes y rezo un poco, se metió entre las cobijas de la cama, se acorruco a su soledad y de momento sintió en la espalda un bulto, asustado giro para ver que era, ahí estaba su amada observándolo con una sonrisa suave, sin pensar nada la abrazo y le dio un beso.
Lunaoscura
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