Cuando veo a los niños en la calle, mendigando una moneda, algo de alimento para llevarse a esas bocas hambrientas, cuando veo sus ojos con una profunda tristeza, me pregunto, acaso algún día de su vida han tenido una ilusión,. si se ve en ellos el espanto del hambre, de la soledad,. del desamparo y el miedo a la vida, que nunca han visto luminosa, sino ésteril, fría, gris, si no conocen ni tan siquiera una sonrisa, y si acaso  reciben una caricia no es de bondad, sino de lujuria, nuestros niños, el tesoro del futuro, debemos alzar el clamor de la indignación, debemos hacer algo gritar con fuerte voz NUESTROS NIÑOS, que son milagros prodigiosos de Dios, tal vez si nos unieramos en espíritu y acción podríamos hacer algo, cada quien en su tierra, no nos quedemos en la nada, en el no me importa, si nos importan serán el futuro delincuentes o estudiados de una u otra manera, serán habitantes de éste Planeta, tendámosles la mano y tratemos de darles cuando menos una sonrisa desinteresada, Jesús dijo, "Dejad que los niños se acerquen a mí " .