BUFA MUNDIAL
 
Ya es notorio, la guasa en que se ha convertido el asunto político de Venezuela, bajo las sombras del hombre que puso eufemismos a la moda: Majunche, escuálido, y demás motes que buscaron lapidar a quienes adversaban y siguen oponiéndose a la era comunal y a la puta injerencia castrense. No es para menos cuando después de catorce años, bajo la renta sabrosa del petróleo se ejecutaron a rajatablas diversos planes de improviso buscando atraer la feligresía hacia las patas del nuevo caudillo, el de la boina, el golpista del 4 de febrero de 1.992, quien fue mago de golpes dando y recibiendo, y quien solo la muerte pudo vencer sus ansias de poder y gloria.
Hoy, con un santo de fabricación reciente, cuyo cántico celeste enarbola las gritas de la turba “pa’ lante comandante, especie de iluminado redentor de los pobres, quien solo supo amotinar un solo estrato de la sociedad al vociferar en reiteradas ocasiones que la pobreza era culpa de los ricachones. Menuda pedrada al ojo, cuando tal zumba pretende empecinadamente relegar los estratos medios y altos a un cúmulo de ineficiencia amparados bajo la efigie de -san hugo-, hablándole solo a un nivel, sin ampliar una visión sistémica de la sociedad donde los tres niveles, A, B y C quepan todos sin distinción de causas a la moda, y donde al fin se encuentren las diferencias sin importar esa parafernalia trillada de ser proletario o burgués.
Los cacerolazos, para quienes no lo saben, es una manifestación pacifista cuya esencia genuina es poner en tela de juicio cierto descontento cívico, dándole golpes a hoyas y peroles. En este caso, la mitad de la población muestra cierta duda sobre los pasados comicios electorales, donde han surgido incontables tramoyas por las redes sociales apuntando que el órgano electoral venezolano, está viciado por el germen complaciente a un partido político. Se asegura: cajas quemadas se hallaron en lejanas zonas, donde los gendarmes, al servicio de la boina le echaron candela pura a las actas y papeletas como a las urnas electorales para pasar la página y afianzar una hegemonía al servicio de un cadáver.
Londres, Madrid, Paris, Australia y muchas periferias del globo han decidido por voz popular pedir la pronta auditoría para que se ratifique al hombre que habla con los pajarracos, o para desmontar ese -presunto guiso- fraudulento que tiene a Venezuela en tres y dos sin pelotas, sin mánager legitimo, a oscuras, peleados unos con otros y en una eterna beligerancia que a los soles marciales, rumoran bien le lavan sus manos con un barril mantenido a mas de cien dólares, lo que ayuda de forma inminente a sostener esta era que unos afirman es el paraíso y otros dicen es el infierno de la metralla y el escamoteo. 
 
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