Envidio lo que escribo, porque muchas veces escribo cosas que desearía que me pasaran, cosas que deseo vivir, por eso me vuelvo creador de roles y de vidas, de historias, historias que deseo compartir, que deseo sentir.

Escribo cada que tengo la oportunidad de desconectarme de la realidad, porque entre más lo hago más pienso en ti y me vuelvo más humano, escribo para mi libertad, para razonar y para experimentar, para conocer, para entender, porque las cosas que valen más suelen ser las más irreconocibles. Porque los sentimientos que experimentamos hacen las cosas más entendibles.
Es totalmente inconcedible que me vuelva un monstruo, incluso es escasa y remotamente poco posible, por eso en cada texto creo un monstruo en la adversidad, en la que destaca la cualidad que duerme, en donde la sombra se mantiene inerte, sin tocar la luz. Todo para reconocer el balance que existe dentro de la oscuridad, fuera de la luz.
 

 
En cada oportundidad que tengo, siento envidia. Siempre, todo el tiempo, toda la vida. Porque a veces quisiera experimentar toda esa fantasía, imaginar que tengo el control de todo lo que aún no se explica, soñar con cosas que se pueden materializar en el día a día, para terminar una vida y empezar otra, siempre así, una y otra vez, cada vez mejor.
 
Tengo envidia, quisiera ser uno de mis textos porque así entiendo lo que es valorar de mi alma, cada fragmento. Ser el amo del momento es mi aspiración, mi meta y mi sueño, cualquiera que sea mi elección siempre ha de repercutir en el futuro, para una celebración o para un lamento. Soy yo quien invierte tiempo y deja parte de su alma en cada texto.
 
Jugar con las palabras, no, hago más que eso, libro batallas, condecoro a héroes y someto a la gente a diversas etapas, les hago trascender, caer bajo, experimentar, sentir y amar, les enseño algo, y no solo a mis lectores, con cada palabra puedo ayudar a que disminuyan los dolores, aprender de las equivocaciones y encontrar a los problemas soluciones.
 
Mi vida suele ser vacía, casí fantasma. Estoy convencido de que todo es real pero si quisiera vivirlo todo el tiempo se me iría de las manos, terminaría fracasando, no valdría la pena nada por lo que he luchado, si así fuera, de mi cama ni me hubiera levantado, solo lo hubiera meditado, hubiese imaginado para que entonces después toda posiblidad y sueño mueran sin siquiera haberme esforzado o haberlo intentado. 
 
En la verdadera vida real ficticia, las cosas se pueden venir abajo en un solo paso. Hay riesgo de no levantarse, hay riesgos de lastimarse, probablemente ni si quiera haya tiempo suficiente para acostumbrarse a las cosas que son cambiantes. No es como en los textos, las cosas no están en mis manos, los problemas que me aquejan suelen estar aún más evolucionados y por eso no encuentro respuestas, por eso muchas veces Tengo Envidia, siento impotencia.
 
No quisiera lidiar con esta clase de vida, Por eso quisiera ser Uno De Mis Textos, tengo envidia de ellos, porque se que tendría el control de las cosas, un dominio que no tengo, y que yo tendría, Si Tan Solo Fuera Un Texto.