Capitulo I : “La estación que cambiaría mi vida” 
¿Puede alguien como yo encontrar a su alma gemela en medio de esta multitud? Esa era la pregunta que rondaba mi cabeza durante este último tiempo.
Cada día era muy solitario para mí, soy un joven neoyorkino que va en segundo año de secundaría, creo que esa es una de las causas de que me sienta solo a pesar de tener mi círculo de amistades. Era lunes por la mañana, desayunaba como de costumbre, mi madre como siempre estaba más preocupada de su trabajo que nuestra relación madre hijo o incluso de sí misma, mi padre era como cualquier otra padre, aficionado al fútbol, a los autos y ese tipo de cosas, no logro comprenderlo.
Cuando llegué a la escuela era un día como cualquier otro, misma conversación con mis amigos. Yo era el distinto de la clase porque no era aceptado por el grupo de los chicos, así que mi grupo era con las chicas. Se preguntarán si soy gay, bueno si lo soy, es por eso que siento que mi vida es un infierno cada día, porque no soy aceptado por lo que soy, estoy harto de que los matones me molesten, como desearía encontrar otra persona como yo, que no tuviera miedo a ser tal y como es. La verdad es que soy un romántico sin causa, uno de mis sueños es salir de Nueva York e irme a vivir a la ciudad más hermosa del mundo, París, mis planes a futuro son estudiar teatro en alguna prestigiosa escuela de Nueva York y después viajar y erradicarme en París, soy un soñador sin causa.
 Me dirijo a mi primera clases del día que no recuerdo cual es, y cuando voy por el pasillo uno de los matones de la escuela me empuja contra la pared golpeándome fuerte en el brazo, lo que me esperaba, nadie hizo nada pero lo que más me dolió fue que mi círculo de amistades tampoco hiciera nada. Cuando llegué a casa me puse una crema analgésica para eliminar el moretón, cuando me estaba colocando la crema entro mi madre a mi habitación, vio el moretón, me quedo mirando y pregunto.  — ¿Qué te pasó ahí? — yo no sabía que responder, fue en ese momento cuando me quebré y le conté todo acerca del matonaje y de que soy gay, al principio parecía no reaccionar, luego se largo a llorar y me abrazo y dijo: — ¿Cómo no lo dijiste antes? — respondí: — No me atrevía porque, no quería complicarte más la vida— ella lo único que hizo fue abrazarme y acariciarme la cabeza y llorar en mi hombro.
 
Al día siguiente me levanté como de costumbre para ir a la escuela, y cuando bajaba para ir a desayunar, mi madre me hablo: — No creas que volverás a esa escuela de mierda— yo sólo la miré. Estaba desayunando cuando entra en la cocina y pone un folleto de una escuela que no quedaba muy lejos de aquí y comentó: — Creo que te vendría bien un cambio de ambiente, no crees? — yo le respondí: — Pero que pasará con mis amigos de esta escuela? — ella me dijo: — No crees que si de verdad les importases hubieran tomado acciones en el asunto del matonaje?,                     ¿Dónde estaban cuando este chico te empujó? — yo solamente la miré porque sus palabras habían colado hasta lo más profundo de mi ser, así que le dije: — Creo que tienes razón, es momento de dejar que las cosas avancen y que no se estanquen— ella me miró y me dijo: — Entonces hoy mismo iremos a inscribirte en esta escuela— Creo que después de mucho tiempo sentía que las cosas podrían cambiar y a mi favor.
 
Llegamos a la escuela, era una escuela muy sofisticada, creo que era una escuela privada, la gente parecía confiable y se veía que todos convivían entre ellos de una forma muy agradable. Cuando entré sentí como una sensación agradable, era como sí algo bueno fuera a pasar. Mi madre se veía más tranquila ya que creo que hemos podido mejorar nuestra relación, no así con mi padre que ni siquiera sabe el porqué del cambio de escuela, creo que mi madre ya le inventará una excusa.
Cuando regresamos a casa todo parecía mejor, las cosas estaban más calmadas y creo que por primera vez estaba ansioso por entrar a la escuela, a mi nueva escuela, que cosas me esperarían, que nuevas experiencias estarían por venir, solo eso lograba pensar. Llegó la hora de ir a dormir y yo no conseguía conciliar el sueño, emocionado porque mañana comenzaría una nueva vida para mí.
Me levanté con muchas ganas para mi nuevo día de escuela en la “nueva escuela”, creo que estaba muy emocionado, mi madre entró a la cocina cuando yo me preparaba mi desayuno, me miró y dijo: — Pareces estar emocionado, eh? — yo respondí: — Creo que sí, solo espero que hoy comiencen a pasarme buenas cosas.
Decidí que la forma más eficiente de ir a la escuela es en metro así que tome mi bolso cuando iba saliendo recordé que estamos en invierno así que subí a mi habitación por un abrigo. Iba caminando en dirección al metro, observando el paisaje, el día estaba nublado y eso me recuerda lo mucho que me gusta el invierno por sobre las demás estaciones del año.
Cuando llegué a la estación me senté a esperar que llegará el vagón vi que unos asientos más allá  había un chico muy guapo, en realidad, era la persona más guapa que había visto en mi vida y me estaba mirando, creo que no pude evitar sonrojarme y apartar la vista y al parecer él se dio cuenta porque cuando lo volví a mirar estaba con una sonrisa en su cara y aún me miraba. Subí al vagón y me senté, me puse mis audífonos y puse música en mi Ipod para amenizar el viaje que ya me tenía los nervios de punta. Creo que sin duda la música me ayuda a calmar mis nervios, justo en el momento que pensaba eso comenzó mi canción favorita, Candles de Hey Monday, miré para observar a la gente que iba en el vagón y no me había dado cuenta de que él chico que vi en la estación iba en el mismo vagón que yo. Me bajé del vagón y me di cuenta que el chico también se bajo, entonces salí de la estación y el chico había desaparecido.
 
Cuando llegué mira la fachada, tenía una linda infraestructura ,entré y miraba a todo el mundo, ahora estaba muy asustado, creo que en este momento ya no sentía esa emoción de antes, entonces fue cuando decidí abrir mi bolso y buscar mi horario para ver con que clase comenzaba el día, mientras leía el horario y caminaba distraído por el pasillo, choqué con alguien cuando levanté la vista, quede asombrado, era igual al chico de la estación metro, pero no creo pudiera ser tanta la coincidencia así que  aparte la vista y dije: — Lo siento, no me he fijado— el sonrió y me dijo: — No ha cuidado, chico nuevo — entonces él siguió con su camino y yo me fui a buscar la sala de Literatura,  cuando entré busque donde sentarme y me volví a sorprender, porque el único asiento vacío era uno que estaba junto a esté chico tan misterioso, me dirigí hacía ese asiento y solo dije: — Disculpa, está ocupado esté asiento — el respondió: — No, siéntate si quieres, mi nombre es Wren — yo lo miré a los ojos, tenía unos bonitos ojos, y solo me limité a responder: — Yo soy Anderson— el respondió : — un gusto Anderson, si tu quieres yo puedo ser guía en la escuela— respondí: — Gracias, pero no tienes porque preocuparte— el respondió: — No al contrario sería un placer— el es un chico encantador y como si nos conociéramos desde hace años conversamos de nuestras vidas, obviamente para conocernos un poco mejor, pero yo omití la parte de que soy gay para no incomodarlo, sonó el timbre del término de clase y él me dijo: — Guau! Has tenido una vida dura— yo respondí: — Pero creo que todo lo que me ha pasado me ha hecho ser la persona que soy ahora, quizás si no me hubieran pasado todas estas cosas, sería alguien distinto— el lanzó una pregunta: — Anderson, te puedo hacer una pregunta? — yo respondí: — Sí, claro— el preguntó: — ¿Eres el chico que del metro verdad? — en ese momento, me quedé congelado, no sabía que responder, el me miró con una sonrisa en su hermoso rostros y lanzó risa y luego me dijo: — Me lo imaginaba, pero no te preocupes, no voy a morderte ni nada era solo para sacarme la duda —
fue entonces que el me dijo: — Bueno tengo que irme, nos vemos en el almuerzo, que estés bien chico nuevo— yo solo sonreí y él se fue, entonces fui a mi casillero, guardé mis libros de literatura y que miré mi horario para saber que clase me tocaba ahora, Matemáticas, para suerte mía el salón de Matemáticas se encontraba justo en el pasillo de al lado de mi casillero, así que fui al salón  y entré a la clase.
No me pude concentrar en toda la clase, pensaba en Wren y en sus hermosos ojos y su pelo rizado, en cómo sin conocerme había sido tan amable conmigo. Tocaron para el almuerzo y lo único que hice fue dirigirme a mi casillero, en ese momento apareció Wren y me dijo: — Hay carne misteriosa en el menú, no creo que sea de tu agrado— yo lo miré y solté una risa y luego dije: — Quizás solo me compré un sándwich y un jugo— el con una sonrisa en el rostro me dijo: — Entonces yo invito— yo dije: — No lo creo, si tengo mi dinero—  él me miro y dijo: — No te preocupes yo invito— entonces decidí aceptar, el compró los sándwiches y nos fuimos a sentar, el me comenzó a contar su historias y yo también, entonces llego el momento de volver a casa, fue cuando él me dijo: — Me darías tu número? — yo sorprendido, lo miré y respondí: — Pásame tu teléfono y lo anotó— y el se fue, entonces salí de la escuela y recordé que él se iba en metro al igual así que decidí alcanzarlo, cuando lo alcancé me dijo sería una buena idea que nos juntaramos todas las mañanas y venirnos junto a la escuela, accedí  y quedamos de juntarnos mañana en la estación de metro . Llegué a casa, estaba solo porque mi mamá estaba en el trabajo y mi papá igual, así que me preparé un refrigerio y me fui a mi habitación a hacer los deberes que me habían dejado el día de hoy, mientras hacía unos ejercicios de matemáticas, lo único que lograba pensar era en Wren, no lograba comprender como una persona que apenas conocía pudiera causar esta sensación en mí, en ese momento sonó mi teléfono, lo tomé para ver quién era y era un mensaje de Wren que decía: — Fue un día muy agradable contigo, gracias por todo. Wren — en ese momento me di cuenta de que por fin las cosas estaban funcionando a mi favor o que como leí en un libro una vez: “Avanzando con viento a favor”.