¿ADÓNDE IREMOS?  
 Las cartas están echadas, uno no puede elegir ni su nombre, ni sus creencias, ni el sitio donde nacer; lo que tal ves pudiésemos elegir es cambiar de perspectiva nuestra manera de ver e indagar sobre los acontecimientos. Salvar al mundo es una tarea algo seria y tendríamos que tener las facultades de un dios o un gran tirano al estilo arcaico, maya, azteca de aquellos tiempos donde por decirle un no al jefe de un estado, te sacaban el corazón y latiendo se lo ofrendaban al rey. Hoy, puede que no te saquen el corazón, pero los reyes siguen siendo los mismos; solo que se transfiguraron con términos aceptables y bonitos para que el gentilicio caiga redondito ante los que mandan. 
El solo hecho de abrir un periódico, cualquiera de ellos, en la periferia que venga; es darse cuenta de las mismas noticias repetidas hasta el cansancio. Portada: Un político abrazando a un papa; contraportada: alguna chica deslumbrante mostrando su hermoso y respingado rabo, recostada a una hummer ultimo modelo; Mató, ultrajó, se cogió, secuestraron, la crisis económica, y paremos de contar lo que década tras década se viene repitiendo. Desde hace algún tiempo no se ha mostrado una formula o estudio impactante como lo hicieron ciertos matemáticos, físicos y químicos del siglo XIX y parte del XX. Quedan los acertijos dejados por indagadores epistemológicos como althusser, Derridá o Edgar Morin. Ellos han echado luz sobre las formas filosóficamente aceptables para tratar los puntos de vistas y esquemas que la ciencia y la filosofía tradicional nos ha enseñado. 
¿Por qué no abandonar a políticos y sacerdotes de una vez por todas? Miremos por un instante la causa y motivo de incontables guerras que han teñido de sangre los lienzos de la historia. Las mismas han sido el craso ejemplar fomentador de ídolos. Nos cuentan mucho sobre Napoleón, sobre Alejandro Magno, sobre Bonaparte, Hitler, Mussolini, Marx, Stalyn y muchos mas se nos muestran como los sabios de todos los siglos. Pero casi ninguna  triunfan los aspectos que cultiven el espíritu creador a través del arte, la pintura, o la meditación...nada de eso es lo que manda por que lo que vale es la competencia por ser el mas vergatario. Los políticos siempre los venden como los pintados de la sabiduría humana, y al cambiar de voz y de color nos percatamos que son una simple marioneta, quienes tratan de organizar a la sociedad, en su mayor parte movido por sus aspectos personalistas. 
En un mundo donde impera la competencia no va a existir armonía. En la cultura Japonesa, hay un legado que es curioso. Dentro de sus espacios civiles de convivencia, son execrables los elementos que hacen alusión a cualquier intento de ostentosidad. Allí, al parecer y no sé a ciencia cierta si es en provincias o en la urbe, donde un individuo, jamás te va a galopear con sus logros materiales, pretendiendo humillar a otro que sea algo limitado de cultura o hasta de recursos económicos  Afirman que ningún ser con figura antropomorfa te va a decir: !Qué te pasa majunche! !eres un pela bola! -Yo tengo cinco fincas, tres mujeres y quince muchachos regaos desde Oslo hasta caracas.
Nos embarga un profundo sentimiento de nostalgia al ver en periferias del tercer mundo, atrasadas en un sumiso pliegue de malabarismos ideológicos donde para mostrar el progreso de las ideas, todavía siguen creyendo en esos hombres y ahora mujeres, lanzando besos y promesas en los estrados, haciéndole creer al tumulto emotivo, que amparo, seguridad y libertad, les viene de una palmadita al hombro. 
 
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