En pavorosa pobreza maniatado
Entre bullir de víboras y serpientes
Se encuentra oprimida Palestina
El orgulloso vástago de reyes
Por doquier las llamas encendidas
Un arpa tañe sus cuerdas
Y modula un canto armonioso
Vibra la voz grave y solemne
Cese el fuego en Palestina
Que dormiten las serpientes
Que el son de millones de voces
Adormezcan a la víbora implacable
Que desoye los ruegos y nos da la muerte
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Gabriel F. Degraaff