Amanec con un dolor
Publicado en Aug 26, 2009
Amanecí con un dolor de muelas
dentera de los licores de anoche. De tanto beber por tus contradicciones y de tanto devorarme con tus malas palabras. Sé que mirarnos fue preferible a no hacerlo y que me equivoco siempre con certeza. Anoche en la cantina rompí un odre para celebrar mis indicados equívocos. Creí que tus pasos vendrían hacia mí y me permitirías besarte las manos. Pero todo fueron ficciones de tertulia. Es verdad que tu cuerpo es aureo y fabuloso y pareces ser de una encantadora decencia. Más tu corazón es una gigantesca espina que returce la cabeza de Cupido. Tu corazón es remolino y también tosco rompeolas, bautisado en un cinísmo insuperable. Tus ojos son dos gigantes poderosos que abortaron mis cortejos casi prematuros. Eres como un homenaje a las hembras malígnas. Predestinada a evadir mis flechazos sólo hablas de tu cruel separación e interpretas la maldad en cada hombre como si sólo tú hubieses sufrido y para todos fuese ajena la pena: No todos somos carnales trogloditas. No todos somos cometas derruidos. Yo jamás hice abortar a un hijo mío ni derroqué la dicha de las susceptibles. Siempre anduve en servidumbre y fui servido. Siempre puse en las sábanas algodones y pétalos y cualquier error cometido lo enmendé de inmediato. No me juzgues por tus malas experiencias. No soy de los sucios hombres que muelen a garrotazos. Sólo sé y practico las blanduras del amor.
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Richard Albacete
Verano Brisas