Rencor
Publicado en May 07, 2013
Dulce es la venganza, dulce es pero asesina también, suicida. Buena es mejor la indiferencia, horrenda cosa, tan vil eres tu siendo indiferente a mi presencia Tormentos pase, tinieblas anduviste, pisaste el fuego, creyendo yo ser la grande en las mentiras una heroína de la infidelidad. Quejarme ya no debo, ya no puedo. En las sombras alucinantes de sus besos me perdí, tan inútil, tan juguete del viento, del viento, si el viento, el viento y sus labios. De nada ya valen las disculpas, de nada ya importa lo que paso, tan torpe y tonta, estúpida y ruin, tan baja como las aguas sucias del desagüe, llenas de las miserias de la vida, tan vividas y descoloridas. Atormentada me iré, con tan pesada pesadumbre, llena de culpa, llena de tu indiferencia... ¡Mejor me valdría tu venganza! ¡Venga! ¡Vamos! véngate ya de mi, haz de mi el resultado de tu ira, de tu decepción, del sabor amarga de tus labios. Y lo que más me duele, no es el dolor mío, es el dolor de saber lo que sufres, de pensar que si en verdad te hiero, era también verdad tu amor... era, tan terrible rasguño por mi garganta al pronunciar, al pensar tan solo, era, fue, tu amor por mí. Tan pequeña e indefensa me siento, tan perdida de la vida, sin el rumbo de tu amor, sin el calor de tus miradas. Torpe, ingenua, tan ingenua y maleable, pensar siquiera que yo creí que debía vengarme de ti. Tu indiferencia merezco.
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