Destino de Juan
Publicado en May 07, 2013
Juan Dichoso, changador de feria, vivía en el
morro Babilonia en una casilla sin número Una noche entró al bar Veinte de Noviembre Bebió Cantó Bailó Después se tiró al lago Rodrigo de Freitas y murió ahogado. Manuel Bandeira Porque no te dieron más que dos monedas, dos látigos en tu frente, tú creíste que estabas muerto, que tu destino era la seda lujosa de la muerte, y bebiste, cantaste, bailaste con ella en escandalosa cita. Tal vez se amaron antes de la definitiva llamada. Tal vez hicieron juntos el solitario proyecto del camino hacia el lago, pero consideraste lo otro: la pavorosa atracción de su voz de sirena que te llevaba al agua, apretadas las dos monedas en tu puño. En la marea angosta sumergiste tus pies. Tus ojos huecos como sombra por un momento se extrañaron. Pero ella te empujaba suavemente, y tu coraje de siempre rodó como el cobre que apretabas. "¿Nunca más veré la mañana?" "¿Nuca más tendré la mirada de mis hijos?" "¿Dónde está el sonido de la voz lejana de mi madre?" "¿No hay entre mis fantasmas alguno que me salve?" Despojado, dijiste: "me llamo Juan Dichoso, pero la dicha fue para mí un mantel cerrado por el antojo de los otros, y ahora, yo, Juan, empiezo a entregar la simpleza de mi nombre breve."
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