• Dante
CRAD
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  • País: Colombia
 
Otra noche más… Las palabras rutina y ciclos repetitivos son comunes para justificar de manera sutil cuando una relación de pareja esta colapsando, pero seamos sutiles, e iniciemos de esa manera... Otra noche de rutina se acumulaba en los más de 3 años de convivencia juntos. ¿Qué se ha logrado en este tiempo? Un televisor, un par de tapetes, un comedor, algunos paseos simples y sencillos. No ha sido gran cosa, pero en abundancia si podemos afirmar que se ha logrado una gran cantidad, de insultos, amenazas, golpes, una total falta de respeto al otro, muchos gritos, señalamientos, afirmaciones negativas y toda una serie de lenguaje verbal sumamente intimidante, - se podría hacer una película muda intensamente violenta con tan solo las gesticulaciones de cara y movimientos corporales que se han aprendido en estos tres años de convivencia -. Por ahí dicen que, lo que empieza mal termina mal, en este caso, empezó mal, se continuo mal y se mantiene mal. Mi vida amorosa ha sido una épica y grotesca novela de tragedia romántica, mi primera novia fue en el colegio, dure con ella 5 años y medio, desde el bachillerato hasta los primeros semestres de universidad, esta primera novia me engaño con su vecino, su primo y un desconocido, - al menos estos tres personajes tengo conocimiento, no sabría precisar otros – era una relación aparte de muchas  mentiras, también cargada de muchos celos – celos enfermizos – y control, control del tiempo, las amistades, a quien saludar, a quien no saludar y como saludar, así comienza la antesala de mis relaciones. Segundo acto, entrada la universidad, como buen joven de clase baja que ve en la educación una oportunidad de escalar un peldaño mas en esta podredumbre de sistema social, se hace muy importante el luchar por la educación, este se volvió un reto completo, para poder mantenerse en una universidad pública, pese a lo económico de sus semestres, se debe pensar en transporte, fotocopias, libros, más transporte, comida, más fotocopias, tal vez un pantalón o una chaqueta que sirvan para cambiar como un camaleón para no parecer uniformado todos los días. Entonces bajo este panorama, se hace necesario conseguir un trabajo, por ser menor de edad era obligatoria la informalidad, lo que hace necesario conseguir no uno ni dos, sino tres trabajos. De esta forma, las noches de todos los viernes, sábados y domingos (si el lunes era festivo) tenia que estar de 7.30 de la noche a 3.30 de la mañana, en la puerta de un bar, asegurando que no se encontraran algún tipo de arma u objeto agresor en los lujuriosos cuerpos de los machos que frecuentaban estos lugares, recibiendo comentarios sumamente sexualizados, misóginos, machistas, arribistas y en ocasiones amenazantes. La ventaja o desgracia es que ya había adquirido un año completico de experiencia haciendo lo mismo pero un bar LGBTI, la diferencia radicaba principalmente en el acoso de los clientes. Pero no nos desviemos, de las memorias de los trabajos de los bares será tema para otro momento. Lo anterior solo pretendía mencionar el primer trabajo, el segundo consistía en logística, o así lo llamaba esta empresa, la verdad eran toderos; eran ensambladores, barrenderos, repartidores, publicistas, acomodadores, informantes, guardas o cualquier oficio que se sacaran de la manga para imponer su realización. Los eventos iban desde los exhaustivos conciertos hasta los convulsionados partidos de futbol, también cumpleaños de gente muy adinerada o poderosa como la empresaria de la fe la señora María Luisa Piraquive. Y por último, pero menos importante, el trabajo que, si tenia que ver con la profesión en la que estaba formándome en ese entonces, la docencia, este último trabajo tenía lugar los sábados y domingos en la mañana, consistía en validar el bachillerato a todos aquellos adultos que lo necesitaban para continuar con sus empleos o todos aquellos jóvenes que por su actitud ante la vida los habían vetado de todos las instituciones tradicionales de educación. Esos tres trabajos más la universidad y vivir en las periferias de la ciudad ocupaban toda mi vida, social, académica y por supuesto sentimental, ¿Dónde más podría encontrar una compañera que me brindara su voz y recibiera mi escucha? ¿Qué le gustara las letras y se perdiera conmigo en infinitos tiempos de conversaciones fugaces, variadas, profundas y retorcidas?, ¿dónde podría conseguir alguien a quien abrazar cuando me sintiera ausente en mi propio cuerpo? Las posibilidades eran limitadas, en el bar era imposible, me faltaría aprender a bailar y malgastar demasiado dinero en trago – cosa que jamás hare, prefiero comerme el dinero y no matar neuronas con el - y una reserva a un motel para conseguir algo con las mujeres que frecuentaban ese entorno. Pero cualquier esfuerzo seria vano, pues no pasaría de una noche de sexo egoísta. En la universidad, también el tema es complejo por un lado encontrábamos el discurso posmoderno del “hiperlibertinaje” del amor, en donde se predica que las relaciones oficiales son solo un constructo tradicional de una sociedad antigua que los quiere alienados y encasillados en una dictadora monogamia. Además, las relaciones entre colegas son complejas, por pensamientos y prácticas. Pese a todas las posibilidades, allí se presentó la insinuación de una oportunidad, y después de salir y pasar un agradable tiempo juntos, la respuesta de la candidata ante la posibilidad de una relación fue: “así estamos bien” lo que establecía una nula oportunidad instituir una relación. Nos quedaba el trabajo de logística, aún más complejo, la mayoría de los jóvenes de mi edad que trabajaban en esa empresa invertían su dinero en trago o droga, sin embargo, había una hija de una coordinadora que no usaba el dinero para ello. Lo hacia para banalidades, como tintura, maquillaje, ropa… pero no para sustancias alcohólicas o psicotrópicas. – que desesperado suena eso ahora que lo pienso -. Ahí se presentaba una mínima oportunidad, jamás me sentí tan engañado, esta mujer me presento hasta con los abuelos, salíamos constantemente, hablábamos a diario, nos llamábamos frecuentemente, conocía a toda su familia e inclusos sus historias. Pero al momento de pedirle de forma romántica con cartas, dibujos, chocolates y flores una relación. Me dijo que no estaba preparada para ello, a la semana siguiente de esta propuesta esta chica se encontraba ya establecida en una linda relación que publicaba en sus redes sociales con gran felicidad y sobre todo muy bien preparada. La soledad es una gran compañía, pero es una mala influencia cuando se esta bajo la melancolía, el desamor y una total falta de amor propio. No contaba con amigos que me escucharan, no sin juzgarme o por el contrario aconsejar una vida de consumo y desenfreno para salir de esa situación de acezante soledad en la que me sentía inmerso, así que un día llego una vieja conocida. Una compañera del colegio que había crecido bastante; de altura llamativa, grandes escotes y pantalones ajustados, quien iba recurrentemente al bar donde yo trabajaba a preguntarme como me encontraba. Estas visitas llegaron a tal punto que decidí contar toda esta historia de tragicomedia romántica, cuyo resultado por parte de esta nueva mujer fueron las palabras: “no te preocupes, no sufras por una mujer, para eso me tienes a mí”. ¿Que escuchaban mis oídos?, ¿Una mujer se estaba ofreciendo a acompañar mi desamor a pesar de los engaños que viví, el desprecio y el rechazo?, ¿esto es posible? ¡Me sentí reconocido por alguien! Pero... fue una pésima decisión, al inicio se mostró como una salvadora, pero termino siendo una cura mucho más dolorosa que la enfermedad. La mujer atenta y entregada en un principio, de repente fue alguien desinteresada, mentirosa y con muchas cosas ocultas. Tiempo después me entere por una buena fuente de unos besos que esta chica se daba con un tocayo. Así que decidí terminar esa efímera relación, mes y medio después me contacto para decirme que estaba embarazada de mí. Mis primeras palabras fueron: “es tu cuerpo, la decisión que tu tomes yo la apoyare” y en su respuesta, empecé a ser un gran apoyo para el bebe que venia en camino, acompañaba las citas, llamaba y recordaba los medicamentos, estuve en todas las ecografías, presencie la confirmación del sexo, trataba de darle una estabilidad y una familia al bebe. Sin embargo, mientras todo esto sucedía y mientras las estancias en mi casa eran cada vez mas recurrentes y continuas, ella salía con dos tipos más, un zapatero y un estudiante de auxiliar de enfermería, con quien se hablaba constantemente e incluso les enviaba fotos de mi hija recién nacida. Por si fuera poco, esta mujer también se empeñó en convencer a su familia que yo negaba a mi futura hija, que yo estaba obligándola a abortar y que jamás respondería por la niña, estos comentarios tuvieron repercusiones muy fuertes contra mí y mi integridad Todo lo que se acumulo dentro de mi por años, estallo, se fragmento, fue un pequeño Chernóbil dentro de mí, así que decidí dejar de lado todo pensamiento de una pareja, una compañera de románticos traces, para aceptar, rechazar y probar todo lo que pudiese tener, sin límites, sin complicaciones, sin romanticismo, sin compromiso. La universidad, el bar y el trabajo de logística fueron campos de experimentación, estuve con mujeres de quienes jamás supe su nombre, a todas les decía compañeras para no desentonar cuando me las encontraba casualmente en la calle o en la universidad, los conciertos y eventos eran moteles. Las amigas de mis amigos también eran posibles estrellas fugaces que, si bien podría o no consumirlas me daba igual, era físico, egoísta, tosco, abrupto, sin sentido. Incluso cuando inicié a trabajar como docente de planta, conocí la hija de un buen amigo que había acabado de ingresar a la universidad…. Como lo dije antes, no existían los límites ni precauciones. Paralelamente conocí a través de un buen amigo una mujer única en su clase, una contradictoria hippie que colisionaba con mi predilecta musical el punk. Sin embargo, su tono azul en la voz y su pasión por la vida desligada de lo material compacto con mi irreverencia de ese entonces. Es así que todas y ninguna relación estaban en mí, jamás pensaba en nada, ni en ellas. Solo en mí, no había futuro ni siquiera presente solo el momento. No importaba que una de ellas era 8 años menor que yo y la otra tenia como meta de vida vender artesanías en la calle sobre una tela. Y cuando nada podía ser peor, llega a mi vida ella…. el conjunto de todos los males anteriormente nombrados, ocultos en unos ojos camaleónicos de azul y verde claro, amplias caderas y una piel de marfil. Se presento ante mi como alguien interesada en mi pensamiento, en mi mente, en lo que era como persona y profesional. Al principio mi coraza de desinterés a las relaciones la recibió como recibió a muchas otras más, pensando desde el egoísta y pasajero momento de satisfacción personal, pero la constancia y ferocidad de esta mujer impedían seguir por este camino de poligamia radical practicante. De la peor manera se entero de todas mis lujurias y las interpreto a su manera, jamás se enteró del fondo del caso, tampoco pidió explicaciones, solo vio su punto de vista y actuó como verdaderamente es, un ser humano agresivo, violento, iracundo, incontrolable y radioactivo. -no entiendo por que no simplemente me dejo ir ese día-. Debí abandonar ese barco el mismo día que me golpeo frente a mi hija, o debí desistir de continuar con eso el día que me amenazó con hacerme echar del trabajo y dañar todo mi futuro  profesional, o cuando me advirtió que mandaría a romper mis piernas, o cuando decía que por 50 mil pesos matan al que sea, o cuando me lanzo un yogurt a la espalda momentos antes de ir a trabajar, o cuando insinuó que mi madre era trabajadora sexual, o cuando por pedirle respeto dio quejas con su papa tergiversando todo lo que estaba sucediendo mientras yo me encontraba solo con mi hija lejos de la ciudad que me vio nacer, sin ayuda o familia, o cuando me volvió a golpear, o cuando cerro la puerta en mis dedos, o cuando me dio puños en la espalda… etc.. Pero no, no lo hice. Y aquí sigo, otra noche más, amenazado, gritado, insultado, violentado e intimidado, no escuchado, señalado y a la espera que el futuro bebe, mi hijo o hija salga de su vientre. Otra noche más… Para quien este leyendo esto, no esperes más, se contundente en tus decisiones, arriésgate a cambiar, no te hundas cuando entras a un camino, sal, corre, salta, no tengas una noche más, haz cada noche un nuevo comienzo de felicidad para ti, no temas morir para empezar desde cero, siempre abra algo mejor.  
Otra noche más...
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