Jul 04, 2014 Jun 06, 2014 Jun 05, 2014 |
Y esta bufanda de frio, se va hacia los zapatones, hacia el delgado cruzar de vestidos, hacia la manguera de Florianapolis,hacia los farmacos que toman las muchachasdel prostibulo más grande de Europa, en un ayuntamiento de España del que no recuerdo el nombreni me interesa, se que esta proximo a las fronteras con Francia, creo quecon Burdeos;Y para dejar mi impronta en estos papeles enciendo el veinte avocigarrillo marca Pall Mall, que es el mas barato aqui en la ciudadque me habita " Los Andes" , y si de colmos se tratavisite un zoo, bebi cachaza, fotografie a los indigentesen una ciudad de sur America, senti dolores de estomago, al ver tanta miseria, y ver tantos helicopteros sobrevolandoesa metropolis desquiciada.Me quedo con el verde de la floresta y las serpientes vistasen un video, subiendo por la pandereta de una casa cerca de una playa a la que no fui, por falta de interes y de tiempo... Mocedades… Época de soberbios apegos, Asombrosa como el sueño del flamenco, gélidas noches de inviernos, de los bolsillos vacios, pienso en los cófrades que vagan en el paraninfo de la muerte, en los veranos de los que no hay memoria, en el florecer de los cultivos, en los meandros refulgentes, De nuestros ríos ilusorios, En las platicas filosófica, en el bar aledaño a la estación del ferrocarril, orillas del Mapocho; y avanzada ya la tarde la lluvia imperturbable, Colma de nostalgias los recuerdos De esos días… Se cayeron las letras multiformes,estos insomnios se paseaban por el rio Guadarrama, por el distrito Federal,tropezaron con el pies izquierdo, doblaron hacia el azul semaforo para acercarse a la taberna donde se bebe fruta y se masca cera caida del ojo vertical de las cebras de organdi, para que no fuesen iterrumpidas al leer los cuentos del Sr Borges cuando las oficiaba de director de una biblioteca en la ciudad capital,al tanto que su secretaria deshojaba amores, intentando con ello besar al fauno guardado en su carterita de cuero traida desde las mismas mil y una noche; pero no era eso suficientemente aceptable dado que el poeta gustaba jugar a las cartas con sus enemigos más recalcitrantes, esos bastardillos que subian a los tranvias por la parte alta, las más proxima a la nube obcura la que no soñaba con ser parte de la boveda celeste,ni pasearse en un ponny con sombrero de corta ala. He vuelto desde la orilla perdida del tiempo,podria resultar un equivoco de palomass nevadas,o la sonajera de los auricularesdel viento, o este fumar incesante, o la discola ventana entreabierta, o la pagina bruja de Rio de Janeiro,o las vueltas a las calles del Puerto de Valparaiso, una tarde de incendios o estos insanos deseos de escribirme para despuesde la muerte.Pero lo real viceralista, es que estoy de vuelta, con campanas y tornamesas, con los equilibrios del aire, con estos nuevosnombres y estos alambres niveos como corbatas, o comopasteles de frambuesa. Con las piernas cantando sobrela pauta del piano de veinte colas verdes, y un tanto tricolores,como esos brindis de antaño en los Altos de la calle Membillar, con esos desconocidos e imberbes poetas, que se peleaban sobre las mesas, y terminabanabrazados en las escaleras saliendo hacia la mañana con neblina, embanderillada de jaquecas... Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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