Con sus manos temblorosas intentaba escribir, sólo quería escribir, pero ni eso podía hacer. Ya las noches no eran como antes, ya no eran silenciosas y armónicas, ya hace tiempo escuchaba gritos en medio del silencio.Dejaba caer la tinta de su pluma sobre la delgada hoja de papel, sin escribir, tenía bellas ideas, claro, hermosas en verdad, sobre como entender al mundo, sobre como entender a las personas, pero no salían, algo se lo impedia.La llama de una usada vela parpadeaba ágilmente y lo perturbaba. Algo podía aparecer de la oscuridad para asesinarlo, repentinamente podía sentir como algo lo asfixiaba.¿Por qué?, ¿Por qué?"Era un día...", eso era lo único escrito, pretendía poner: Era un día hermoso... no podía.-!Eran unos dias!- grito una voz en la penumbra.-!Que malvado fuiste, que malvado has sido!-¡Basta ya!- las calló- basta ya...- dejó caer estrepitosamente su pluma-. Déjenme, ¿Qué no ven que ya he pagado?, ¿No lo notan en este rostro destruido?-¿Tanto esfuerzo se necesitaba...?- habló una cálida voz.-No, ciertamente- le respondió el hombre, más calmo-, pero el trabajo... ¡Yo no podía abandonarlo!La llama de la vela parpadeaba cada vez con más frecuencia.-¡Ay dios, Ay dios!- aulló una mujer- !Cría cuervos...!-¡Me arrepiento tanto! ¡Me arrepiento tanto!- rompió en llanto- ¡Oh, madre, oh, padre!Nadie habló.-¿Están allí, o han cesado su tormento?- se puso de pie.-Yo estoy aquí...Volteó y se aterrorizó. Una sombra estaba allí, corpulenta, mucho más alta y enorme que él.-¡Dios, sólo quiero escribir... solamente quiero escribir.-Como será todo lo que te ha pasado que no puedes escribir mentiras. Qué cosas te habrán sucedido, que ni siquiera confías en este lugar que te ha acompañado durante tantos años...-No me ha sucedido nada...-¿Sabes que sucederá si continúas diciéndote eso?-¿Qué cosa?-Lo vas a creer...-¡Hay, si te adoraba! ¡Yo te adoraba!- gritó la voz maternal.-Pero nos abandonaste, a ti te consta eso, nos dejaste...- habló su padre.-¡Sólo quiero escribir!- miró a la sombra...- ¿Me dejas escribir?-Levanta tu pluma.El hombre no titubeó y la levantó. Miró a la sombra.-Pues... escribe- le dijo esta.El hombre posó su mano en la doblada hoja de papel, pero no dibujó ninguna letra.-¿He tenido algo que ver en esto?-No lo sé...-¿Qué cosas tan horribles te han sucedido?-¡Son esas voces! ¡Son esas voces infernales las culpables de que no pueda trabajar! Dime, cuéntame, ¿Sabes tú lo que puedo hacer para volver a escribir?-Callar.Hubo un silencio. El hombre entró en desesperación.-Cuando callo no oigo más que un silencio torturador, cruel y mortal.-¡Calla!- le espetó la sombra- ¡Calla y escucha! No calles con tu voz tan solo, calla con tu mente también, apacigua tu corazón...-Eras nuestro bebé, lo que has hecho y lo que hiciste nos ha dolido mucho... pero siempre serás nuestro bebé-Susurró una voz.-Has venido a llevarme al averno, ¿no es así? Sombra. Me has estado vigilando y antes dejaste que enloqueciera para que todo fuera más fácil.-Yo no he venido de ningún lugar ¿Qué aún no entiendes, pobre hombre? NO pretendo ir a donde tú no vayas, no pretendo ser quien tú no eres, ni menos pretendo mostrar lo que no sientes.-¿Por qué entonces eres tan grande y tan imponente? ¿Por qué eres como un demonio?-¡Porque tu culpa es así!-¿Eres la culpa?Otro silencio inundó a la habitación. El hombre bajó la mirada, por instinto, y notó que la sombra nacía desde sus pies y se elevaba frente a él, ahí, recién comprendió que esa era su sombra.-Dejaste de amar a quien te amaba por estar en donde no deseabas, para tener triunfos vacíos y así impresionar a personas que odiabas, ganaste dinero que no necesitabas, y lo gastaste en cosas que ahora no están. Tanto tiempo pasaste escribiendo mentiras sobre como veías la vida que aún de pie frente a tu sombra no la reconoces.-¿Que puedo hacer para frenar estos delirios, qué puedo hacer para volver a escribir?-¡Calla!, ¡Calla y escucha! El hombre se puso de pie y de un soplo apagó la vela parpadeante, todo quedó en silencio, los susurros y los gritos se desvanecieron.Una gruesa lágrima brotó y calló por su mejilla cuando recordó, el hombre que casi había olvidado como recordar, que una vez fue feliz...El viajero