Sombras en la noche que rondan en el bosque oscuro. Quisiera perderme allí Donde pájaros de grandes ojos Vigilan la noche. Aquél ángel de largos cabellos, que no descubría su rostro. (Sus ojos desbordaban de lágrimas) El sonido lejano de unas campanas. Oigo una música a lo lejos. El dolor más profundo Que no me acerca a la muerte. Caigo en un abismo, Presiento el golpe Desaparecer y ser Nada. La rosa marchita cayendo de aquel libro Ese libro maldito Nuestra historia ya escrita Un destino que debe cumplirse. Él viene Él vuelve El pasado que se vuelve presente Así, una y otra vez Sueños de sangre, conjuros Y oscuros seres que no duermen Adornan mis largas noches.
Palabras imposibles, perdidas en alguna noche de lágrimas o perdidas en el recuerdo de algún beso tuyo… Perdidas en el tiempo… huyeron y no supe retenerlas. Ahora hay un atardecer frio, afuera. El sol se esconde Yo parezco esconderme de él. La soledad es mi compañera. No encuentro un sentido, un significado. Una y otra vez todo se repite. No encuentro las palabras, hay algo que fluye dentro de mí Pero es como un secreto bien guardado Historias bellas y tristes que mueren sin jamás haberse contado Antiguas historias que no pueden ver la luz. Yo soy como la hoja en blanco. Vacía, esperando el milagro de una palabra de un poema.
Un mundo que se extinguía. Poco a poco se desvanecía. Ella lo veía, lo soñaba. Un mundo que caía frente a sus ojos. La noche eterna que se avecinaba. El amor la había destruido. No era como decían… Era cruel y despiadado. Ante una luna plateada, En una noche tranquila, Prometió jamás volver a amar. Se camuflaría con la oscuridad de la noche Entre criaturas sin alma Que vagaban, con ojos abiertos Sin esperar la luz del día. La noche, su pluma y su piano Serían su refugio. Pero jamás volvería a cantarle al amor. Ni siquiera al olvido.
En esta hora sombría Oigo tu voz Es mi salvación -Mi condena- Tus silencios me dieron aquella libertad absoluta Rompieron mis cadenas -Me abandonaron- Ahora, bajo un cielo azul sin luna Entre mis sueños y la realidad Apareces Como una luz lejana Te acercas Como una sombra que me amenaza Te busco Y encuentro mi perdición Caer en el abismo Una y otra vez No me dejes No te alejes -Amor cruel-
“Haz que no muera sin volver a verte” Oí decir a aquella voz, tan lejana y doliente. La voz de la poeta. “Haz que no muera sin volver a verte”, Y se convirtió en mi plegaria de cada noche. Noche fría, oscura, sin estrellas, ni luna. Sólo un cielo negro y yo, sola, Ante la inmensidad de un mundo Que sólo conoce el ruido. Desnuda, vulnerable, Con la mirada perdida En el horizonte (que yo sé Que sólo es un espejismo) No hay fe, no hay nada, El mundo se derrumba. “Haz que no muera sin volver a verte” Grito, El silencio me oye Mi voz no tiene eco. Observo la noche Las lilas silenciosas Comprenden No tienen voces Pero sus lágrimas caen… “Quizás no sea tan triste la soledad” Me repito. Un vacío absoluto. Sombras sigilosas me sorprenden. Ya no siento el frío. Signos lejanos en una tierra ajena. “Haz que no muera sin volver a verte” Escribo Grito Mi última plegaria.