Tenía cada vez más y más miedo, no sabía que hacer, primero pensé lo más ridículo, o sea, escapar, pero después de ver la cara de Envoyé me arrepentí. Traté de pensar otras cosas, como negociar mi salida o “mi escape”, no funcionó, mi último intento fue preguntar que deseaba de mí, y eso fue peor… -Deberías pensar bien tus palabras –dijo leyendo el libro negro de sus manos- -Quiero irme de aquí –musité mirándole asustada- No sé que le pasó, pero lo que de verdad sé es que mi visión cambió completamente, como si de la nada me trasladara a otro lugar. -No, tú no deseas irte –musitó abrazándome por la espalda- -Si, deseo irme de aquí –dije soltándome- Comencé a mirar a mi alrededor, y vi a una niña pequeña llorando en un rincón, traté de saber que le ocurría, y recién ahí me di cuenta de quien en verdad era yo… Después de tratar de tocar a mi yo pequeña, para saber que le ocurría llegó un hombre alto, de cabello largo, tomó a la niña del cuello... y la azotó contra la pared, la golpeo hasta cansarse… y la dejó ahí botada como un animal muerto. Llorando me dí cuenta que era ese pasado que había borrado… -¿Por qué me haces esto? –Pregunté llorando en el suelo- -Porque te necesito para terminar con gente como eso –dijo apuntando a la puerta por donde el hombre se fue- -Yo no lo soportaré –dije llorando acurrucada en un rincón- -Tu fuiste maltratada… mira los golpes que te dieron tú a esa edad deberías estar muerta. –dijo tomándome los hombros- -No podré –dije mirando el suelo- - Tú naciste para esto… tú naciste para vengarte de aquellos que hacen daño, para hacer sufrir a la gente que alguna vez te hizo mal –dijo tomando mi cara- Traté de levantarme pero me encontraba sentada en el sillón cuando me levanté. -Haré lo que desees, pero déjame en paz –dije llorando petrificada- -Entonces esta noche comenzaremos –dijo pasándome un maletín- Miré que es lo que había adentro… armas de todo tipo… desde una navaja hasta un machete, una pistola… hasta un silenciador.. Asustada lo miré… -¿Qué? –preguntó él sonriendo enfermizamente- -¿Para qué las armas? –pregunté asustada- -Para matar a tu primera víctima –musitó recostándome en el sillón- ¿Matar yo?, pensé unos momentos sin moverme de donde estaba, sorprendida por las palabras del otro simplemente me alejé unos pasos, al notarlo, me miró sorprendido. -Ya deberías darte cuenta que no mueves un pie sin que yo no soy sepa… -sonrió terminando de armar una pistola- -¡Yo no puedo matar a nadie! –le miré tratando de calmarme- Suspiró un par de veces y bajó la cabeza -Sino lo haces te mataré…-me apuntó con la escopeta recién armada- -Y..yo… -cabizbaja traté de decir algo- -¿y? –dejó de apuntarme con la escopeta- -No sé si pueda… ¡pero no quiero morir! –me dejé caer en el suelo y comencé a llorar- Sonrió lleno de malicia y comenzó a limpiar otra arma…
Su expresión de hombre bueno se cambió a la de un hombre serio, que puedo afirmar que asustaba, me tomó del brazo y en medio de la lluvia me arrastró al auto...-¿Por qué a mi? -pregunté mirando por la ventana--¿Por qué que cosa? -preguntó estacionándose--¿Por qué yo? -pregunté en voz muy baja-Él se bajó del auto y me dejó allí, puso la alarma para que no me bajara, y sólo esperé (era lo más lógico, ya que no podía bajarme y debía esperar a quien se ofresió ¿no?)Al rato volvío, y traía un monton de bolsas... me pasó algo para comer y una toalla...-Sécate -ordenó apoyando su brazo contra la puerta del conductor-Dimos unas vueltas por la ciudad, y ya se hacía noche cuando...-¿A dónde vamos? -pregunté extrañada--A mi casa -dijo él estacionándose en una casa con decoración moderna-Entramos en el estacionamiento de la casa y el abrió la puerta, mientras que pensaba en como decirle que quería irme... Me hizo pasar con su sonrisa fría (Que hizo que me bajaran los escalofríos), sacó las bolsas del auto y las llevó a la cocina americana..-Saca ropa del armario y cambiate eso mojado antes de que te enfermes -dijo apuntando al segundo piso-Traté de formular algo...-Me debo ir... -dije algo temerosa--No -dijo él cocinando--¿Por qué? -pregunté acercándome a la puerta-Saltó por el mueble de la cocina y yo al verlo, corrí hasta la puerta intentando abrirla... pero me desmayé...-¿Dónde estoy? -me pregunté al ver un techo que no era el de mi hogar-- En mi cama -dijo él sentado en un sillón-Asustada me levanté pero caí al sentirme mal...-Hace un rato un doctor te revisó, hace dos días que no despertabas -dijo apagando un cigarro-Tenía puesto un pantalón de buzo y una polera ambos de color negro, aún más asustada salté de la cama y corrí hacia la puerta...-Tú te quedas ahí -dijo poniendome contra la pared--¡Déjame! -grité asustada--No puedo -musitó en mi oído-Lamió mi cuello, mientras yo sólo lloraba, no podía entender el ¿Por qué?...-Ya no trabajaras más en esa molesta oficina -musitó tocando mi cuello con sus dedos frios-Sentí mucho miedo, sentí que en ese momento iba a morir y nadie iba a saberlo...-¿La muerte te asusta? -preguntó él pasándome su garra por mi cuello-Jamás lo había pensado (por idiota que suene), la verdad es que en ese momento me dio pánico morir, no sabia si era porque él me lo preguntaba o era por el simple motivo de que jamas pensé que alguien me preguntara eso...-Tal vez... -musité llorando--Una mujer como tú no debe llorar... -musitó soltándome- ¿Haz escuchado la canción de un hombre que quedó encerrado por amor? -preguntó sentándose en un sillón--No... -respondí tocándome el cuello--“Las melodías salen pero no mi amor… El frío de ella me condenó, A tocar esta triste canción… Ya que la escribí pensando en ella… Y no puedo salir, Hasta que ella me tome en cuenta, Sé que no tengo mucho dinero pero lo que tengo es amor por ella…” -cantó encendiendo otro cigarrillo-No sabia si pensar que él era ese hombre o sino que todo lo contrario... inventó eso para ganar tiempo...
Era el hombre del café... -Hélène, te presento a Richard Envoyé, el nuevo jefe de la sección -dijo mirándome más calmado-Tendió educadamente su mano y no reaccioné hasta que Augusto tosió, lo miré, me senté y seguí con mi trabajo, mientras Augusto llorando tomaba sus cosas y se transportaba al siguiente piso, yo comencé a mover papeles para parecer ocupada, mientras él seguía ahí...-Señorita Hélène... -musitó él intentando buscar algo de que hablar--Será mi supervisor pero eso no quiere decir que soy su conocida de toda la vida -dije sacando nuevos papeles para ponerlos en una estantería-Sentí como avanzó, y de la única manera en la que reaccioné fue:-Salga de aquí por favor, ahora estoy ocupada -dije con voz cruel-Sabía que eso me traería malos problemas, y que con eso podía ganarme el odio de alguien con más poder que yo, pero lo único en lo que pensaba fue en: ¿cómo sacarme al hombre que había dañado en el café de encima?, porque me tomó del brazo sin mi permiso...La tarde más pesada de mi vida, porque había que reorganizar todos los aspectos de el nuevo "jefe", no lograba apartarme de este mundo... Para mejorar -tono de sarcasmo- La hermosa y relajante lluvia... La salida fue todo un asco, la gente corría, los niños cantaban, (¿he mensionado que no quiero tener hijos?) mientras saltaban en el agua, y cuando me disponía a salir, alguien tomó mi brazo, asustada volví a golpear con mi bolso... Era otra vez él... Muchas veces pensé que había aparecido como castigo por maldecir esa pesadilla, ya sabes... contar las cosas antes de las 12 del día, etc... pero bueno... en los sueños no hay nada escrito...- ¿La puedo llevar? -preguntó parando el golpe en seco-- No, puedo irme a casa sola, además, a usted no le debería importar eso -dije quitandole mi maletin-Caminé por el pequeño pasaje, donde con suerte pasaba una persona y un auto.-Insisto señorita Hélène, permitame dejarla en su casa, o sino se resfriará -dijo bajando el vidrio-Seguí caminando muy fria mientras él seguía hablándome. Entré a otro pasaje, en donde sólo una persona podía pasar, y cuando ya no podía escucharlo, de la nada salió un hombre y con una navaja me amenazó para que entregara todas mis cosas...- o eso, o tu vida -dijo el hombre pasando la navaja muy cerca de mi cuello-Paralizada sentí como la navaja caía al suelo... y vi como el hombre estaba tirado en el suelo, Richard me salvó, (y deseo aclarar que aunque me salvara, sigo con lo mismo de mi odio hacia él)-¿Por qué me salvó? -pregunté tocándome el cuello--¿Subirás? -preguntó limpiando su puño-Tenía sangre en el... seguramente del golpe que le pegó al hombre que quería robarme-Dígame -dije en un tono serio-Su expresión de hombre bueno se cambió a la de un hombre serio, que puedo afirmar que asustaba, me tomó del brazo y en medio de la lluvia me arrastró al auto...
Un motivo de la mayoría de las personas para matar a alguien es la venganza, un recurso que se acumula tanto en la cabeza del individuo como en su sangre, ya que muchas veces actúa como propio impuso para frenar "el calor" (puesto entre comillas porque es una manera incorrecta de llamarle a la desesperación del determinado sujeto). Y muchas veces este factor, puede llevarlo a: la locura, la paranoia, la culpabilidad, etc.¿Por qué escribí lo anterior?, esta extraña y posiblemente escalofriante historia comienza con algo así...Mi nombre... Hélène Haïr, tal vez este dato recién entregado no les sea de mucha ayuda, ya que a lo largo de todo lo que desde ahora escriba me reconocerán simplemente por algo que se repite en cada parte de esto...Tarde de 1998, tomaba un café sentada sola en una de las mesas de la terraza del bello restaurante que por cosas personales no diré, buscaba algo que me sacara de mi típica monotonía. Eran las 7pm cuando ya me disponía para marcharme a mi departamento, cuando siento una voz muy particular, que hasta el día de hoy recuerdo no sé si son odio... o con asco, pero la recuerdo...-¿señorita Haïr? -preguntó aquel hombre completamente extraño.Tomé un cigarrillo y lo encendí sin mirarlo, mientras miraba los pies del hombre bebí un poco de café y levante la cabeza.- Largo -musité-- Señorita Haïr, por favor escúcheme... -dijo el hombre tomando mi brazo-- ¡Suélteme! -grité golpeando al hombre con mi bolso-Lo que vi fue que le saqué sangre del labio, y salí corriendo del café, total ya había pagado la cuenta para retirarme... Abría la puerta del departamento mientras pensaba quien podía ser tal sujeto, (si, me sentía mal por golpearlo con mi bolso). Pero bueno, la verdad es que las cosas pasan por algo (y si esa fue mi reacción) es porque estoy acostumbrada a aprovechadores.Al otro día, sentada en el metro leía mi libro (que otra vez no nombraré porque no quiero problemas) y levanté la mirada casi por rutina y volví a ver a ese hombre, extrañada me escondí en el libro mientras me sentía brutalmente observada, me bajé en la estación siguiente y corrí a la salida, no tenía idea de donde estaba, tomé un bus hacia donde trabajaba, no sabía cuanto tardaría así que llamé a la oficina, me senté, miré a la gente, suspiré cansada de tanta presión... ¿Quien era él?, ¿Por qué me buscaba?, ¿Cómo sabía mi nombre?, y una serie de interrogantes abordaron mi cabeza, mientras las palabras llegaban y me hacían explotar.A los veinte minutos llegué a la oficina, ya eran las 9:32 AM, me serví café, y una galleta de avena, y cuando ya me dirigía a mi oficina, mi jefe: Augusto Regarder se disponía a entrar a la oficina para (lo que yo pensaba), era llamarme la atención por el supuesto atraso, del cual yo no tenía la culpa.- Señorita Haïr, deseo presentarle al nuevo encargado del sector -dijo el hombre arreglando su bigote-- ¿Ah? -pregunté extrañada-Al parecer había una nueva noticia en el tablón de anuncios de la cual no me percaté, intenté disimuladamente mirar el papel rojo con letras grandes y negras que decía:"Bienvenido Envoyé"Suspiré y de mala gana escuché las palabras del anterior encargado. Al terminar sus palabras que incluyeron llanto, rabia y algo de desilusión porque "me extrañará", hizo entrar al nuevo y casi me desmayé de miedo... el frío le ganó a mi sangre y el miedo se comió mis cuerdas vocales...
La verdad de esa chica, que de pequeña nadie la entendía, hasta que su amor… la hizo enloquecer, ¿acaso morir por engaño está bien?. Ann, ese su nombre era, era tan bella, tan enamorada y entregada, fue engañada por quien amaba. Descubrió que las mentiras herían mucho sobre todo cuando viene de quien amas, aunque la verdad, sería más dulce ver la sangre regada por venganza del amor perdido sin compasión. Una tarde, ya casi noche aquella mujer paseaba condenado a quien creía que la amaba, mientras fuese quien fuese buscaba matar. Entre el odio y el deseo hay un paso en el cual muchas han de caer ellos. ¡Pequeña mujer!, Como pudiste matar a esos amantes infieles, que daño le hacían a la gente que creías que amaban, sobretodo a quien le diste tu vida, ¿Cómo pudiste matarlo con tanto frío en tu bello rostro?. ¡En las calles vas tirando un liquido rojo!, ¿Qué será?, A los amantes los encontraron al amanecer degollados…¡y lejos uno del otro! Por ti. Tú, culpable eres de que ambos murieran, por tu deseo de sentir lo que dabas cuando creías que te correspondían. Y cuando mirabas por el cielo azul que ahora es color sangre por tu culpa….¡Ann! Tu frío condena a aquellos que engañan por jugar con esos corazones que jamás sabrán que es amar porque sumisos se vuelven para entregar todo de ellos por cumplir y hacer feliz… Entre el miedo y la vida vas tirando la sangre y en las pareces sueles escribir sus nombres para que sus almas vaguen y hagan feliz a la persona que hicieron sufrir. Mientras la muerte te sigue buscando terminar con aquella que no verá nunca más el cielo brillar, para poder acabar aquella maldición en la que muchos apasionados han de terminar muertos por engañar….