* Comienza, la noche a fastidiarme, Pero gozo, su misterioso umbral Enigmático. Yo busco en tú cuerpo, el espíritu prisionero en la sinfonía del placer. Cada gota de invaluable sudor, nos agota el mar que nos baña y purifica. La rosa desnuda por el cantico de las gaviotas , extasiadas gritan en silencio “todo amor es un silencio que Penetra el alma Con nuestros deseos tortuosos. y deseos de otro ser olvidado poseído por la lujuria deja sobre mi cerebro, el conflicto eterno. De ser la mascara bufonice de una sociedad, que todo me quita. Me quita la esperanza, Me quita además la esperanza de vivir SOÑANDO. Y el ser un fantasma desnudo , poseído por un placer, que brota dentro de las entrañas remotas de mi cuerpo inmundo. Yo a veces prefiero ser el silencio, Tranquilo de la música del silencio.
La llama estéril canta sobre el umbral que la noche ha llegado. No quema la llama, solamente produce una luz. La llama estéril, cuál desierto, solamente es el recuerdo de tú primavera fragmentada en pequeños trazos de memoria. La triste llama estéril cosecha un fruto de forma carnosa y Dulce y ala vez amarga su nombre nostalgia. La llama estéril, alumbra en el recuerdo. Los fantasmas del pasado me persiguen, se acercan, la llama , Alumbra y no quema No ahuyenta a los fieros lobos, carniceros ,los seduce. El camino llega a un sitio lejano dónde el horizonte desvanece el tiempo embravecido por la soberbia de los soles del solsticio. Solamente, la consuela el recuerdo de aquel que ella amo. Danza en su tristeza la melodía del viento de noviembre. Agónico pesar, del crepúsculo Misterioso.
(tema y variaciones sobre un tema de El Amor Brujo de Manuel de Falla ) La llama estéril canta sobre el umbral que la noche ha llegado. No quema la llama, solamente produce una luz. La llama estéril, cuál desierto, solamente es el recuerdo de tú primavera fragmentada en pequeños trazos de memoria. La triste llama estéril cosecha un fruto de forma carnosa y Dulce y a la vez amarga su nombre nostalgia. La llama estéril, alumbra en el recuerdo. Los fantasmas del pasado me persiguen, se acercan, la llama, Alumbra y no quema No ahuyenta a los fieros lobos, carniceros ,los seduce. El camino llega a un sitio lejano dónde el horizonte desvanece el tiempo embravecido por la soberbia de los soles del solsticio. Solamente, la consuela el recuerdo de aquel que ella amo. Danza en su tristeza la melodía del viento de noviembre. Agónico pesar, del crepúsculo Misterioso.
Cae la noche misteriosa con su rumor silencioso, la brisa, penetra, el deseo , de soñar la orgia. Cada vaivén de nuestros cuerpos desnudos, es una herida mortal del tiempo que agoniza en su camino interminable. Cada beso, es un juego, el juego de tatuarnos la piel con besos sobre nuestras pieles. Las huellas quedan profundas, en el llorar de nuestros impulsos, el fuego se consume y nosotros nos consumimos en la llama eterna del deseo. La carne juega a morir, huella impermutable de la vida. Que dibuja sobre nuestros rostros el destino.
El Armagedón comienza, Juicio a los pecadores, Se sacrifican a los ángeles, tambores, fagots y cornetas resuenan bajo el temple indómito de la sabiduría del Dios creador, un Jehová vestido de Tlaloc, busca danzas y ofrendas. Las dagas se afilan para cortar los deliciosos y delicados cuellos de sus esclavos alados. Empiezan a caer gotas de sangre pura, pura como el deseo de resurgir entre cenizas como el ave fénix. Extraños sadomasoquismos nos liberan de la ceguera insoportable de la destrucción masiva de los seres inocentes. Caen las gotas de sangre pura para liberar a los pecadores. Cada gota, limpia el pecado y limpia la sangre de la tierra pútrida , ese liquido exquisito que vierten sobre los hombres de barro. Riegan los frutos de la pureza, Todos los mortales vulgarmente llamamos lluvia, que es en verdad sangre exquisita de los esclavos de Quetzalcóatl. (Jehová vestido de plumas de quetzal paradisiaco)
Sueño fragmentado por la indiferencia de nuestros recuerdos olvidados en la fresca brisa de Octubre Otoñal. Dulce infancia recorrida por la locura de los soles equinoccios de la tarde que agoniza ensangrentada, herida con las cuchillas de jade ceremonial que callan solemnemente con el rumor de las plumas de quetzal. Duerme el sueño, las sonámbulas de la pasión, desesperada. El rumor de los humos sacrificiales de un dios que reclama la sangre de guerreros tatuados por los signos del mazatl, el águila decapitada por la espada española o el jaguar herido por las cruces de los frailes que devoran la cabeza de Huitzilopochtli. Que será de nosotros los desterrados hijos de Tlaloc que sufrimos la agonía de los Rosarios de un crucificado que fue indolente con los hombres de maíz y calabaza. La noche se viste de luto sabiendo que Los reyes católicos sacrifican y saquean la gloria de los sueños del inframundo gobernado por Coatlicue. El jade verde se esfuma y se entierra bajo el polvo de una iglesia cubierta de oro, las ofrendas de Huehueteotl.
al extraño Adonis que perturba el alma del poeta Y desperte envuelto en anhelos de antaño. Cobijado en sabanas manchadas con gotas de lujuria.amarga locura, hechizante mirada envuelta en miel.Dones fatidicos, el de tu.bello cuerpo hermoso diosque se conmueve de mi amarga tristeza y roza con sus castas manos, mi piel herida de tantos besos falsos.Llora el cielo que recuerda las malas noches de soledad y de tristeza.Recuerdos de un frenesi dulce.Bello instente glorioso. Triste recuerdo que inunda mi fe desnuda de caricas.¿Quien tomara mi piel de tal manera si no; tu.?¿Quien estremecera de talmanera mis sentidos que me enloquezca?Mi voluntad busca tu piel, y yo sufro en pensar en ti.el frenesi dulce que se amarga cada minuto que paso sin ti.