Postura tomada con base en las teorías de: Mijaíl Bajtín Julia Kristeva Gérard Genette. El texto es un tejido de ideas que se plasman mediante signos lingüísticos, todo como producto de un proceso mental; escribir irradia el arte de la aventura, porque no se sabe a dónde se puede llegar, más allá de que haya una meta, la probabilidad de que ésta cambie se halla intacta, dado que influyen hechos que aunque parezcan aislados están adheridos a la mente, son ese clan de información a priori que impide crear un texto único por parte del sujeto. Por lo anterior, no es posible concebir una obra como exclusiva, ya que la estructura de su discurso se configura mediante articulaciones y/o mixturas de un conglomerado de ideas, que han surgido como consecuencia de principios ya instaurados; no en vano Mijaíl Bajtín hizo referencia en su dialogismo a la forma como un texto se arma a partir de otros. Por su parte, Julia Kristeva en 1967, tomando como base los postulados del autor citado, le aposta brillo al paradigma refiriéndose a “intertextualidad” vocablo que define como "la existencia en un texto de discursos anteriores como precondición para el acto de significación". inferencia que sostiene al deducir que un texto es el producto de otros enunciados, se contempla la suma de varias voces; lo cual da a entender que los escritores retoman lo que otros han dicho, todo con el ánimo de hacer recreaciones en sus discursos y/o argumentos. Sin duda, hay toda una gama de referencias y es por ello que una obra subyace bajo el marco polifónico, situación que Gérard Genette quiso profundizar mediante estudios detallados que se enmarcaron en una visión estructuralista, es así que publica Palimpsestos: la literatura en segundo grado (1982), en esta obra no se refiere a intertextualidad, sino que va más allá al hablar de transtextualidad que según él, es la “trascendencia textual del escrito, todo lo que pone al mismo en relación manifiesta o secreta con otros textos". Y acuña cinco categorías o relaciones transtextuales dentro de las que imbrica a la intertextualidad de Julia Kristeva. Las mismas, él las postula teniendo en cuenta el grado de abstracción, implicación y globalidad arrojando el siguiente orden: Intertextualidad, paratextualidad, metatextualidad, hipertextualidad y architextualidad. Además afirma que una obra amalgama sus fundamentos en los antecedentes de horizonte, con esto, se enmarca a la lengua dentro de un tejido lingüístico con carácter perenne quedando en las márgenes de un derrotero abierto a la censura. Para que el discurso se recree en un ambiente conspicuo, es necesario que haya un conocimiento previo por parte del lector, esto para facilitar el proceso de interpretación, pues gran parte de las obras que hoy se leen han surgido como consecuencia del legado greco-romano, esta situación comprueba cómo la presencia de los textos se parece a la de los seres humanos, pues todo niño que se ve, ha nacido como producto de la relación entre el padre y la madre, así por ejemplo, el poema Galatea que escribió Luis de Góngora en el Barroco, es ése infante que dio a luz la Odisea, maravillosa obra en la Antigua Grecia que se le atribuye al legendario Homero. Las obras son la suma de muchas otras, no en vano De Beaugrande y Dressler (1981) sostienen que “ese es el requisito para que un texto se ratifique en su naturaleza de ser texto” frase que deja a la merced del pensamiento el aducir que no es posible escribir un enunciado sin dejar de referirse directa o indirectamente a otro, más en la actualidad cuando el escritor se ha configurado como producto de los amplios legados de lectura, por lo cual al escribir hace alusión a un ente ya establecido que bien puede ser vetusto o no, en esto Julia Kristeva deja en claro su posición al decir que los textos están históricamente combinados en ámbitos cronológicos; acuñando la concepción de dimensiones verticales y horizontales, es decir, consecución mediante cadena de textos y referencia de contextos inmediatos, respectivamente. No cabe duda, que al hacer una comparación de tipo diacrónica se encontrarán elementos en común; de hecho muchos escritores se han encaminado en éste arte, infuidos por figuras ya contempladas como poetas y demás escritores, sobre todo aquellos que han ganado un Premio Nobel. Lo que se plantea renglones arriba, fue aprobado en 1986 por Bajtín, que dice: “todo enunciado, hablado o escrito, desde los más breves turnos en una conversación hasta un trabajo científico o una novela, están demarcados por un cambio en el hablante o en el escritor y están orientados retrospectivamente hacia los enunciados de hablantes previos y prospectivamente a enunciados anticipados de hablantes futuros, es decir, tanto los enunciados como los textos son inherentemente intertextuales, puesto que están constituidos por elementos de otros textos”. Los enunciados son una forma muy antigua mediante la cual el ser humano se comunica, son tejidos lingüísticos que se configuran en medio de la intertextualidad, todo un conjunto de voces, hechos que refleja el marco de la sociedad y en definitiva la cultura como canon histórico-social de un pueblo; infinidad de rasgos, provenientes de distintos ángulos de vista que a la postre se vuelven todo un discurso hegemónico, ese todo que supera a la suma de sus partes. La intertextualidad está presente en el discurso; el nivel de ella es directamente proporcional con relación al grado académico, es decir, se notará la diferencia entre lo que escribe un niño a una persona, cuyos estudios se enmarquen en el campo de pregrado y más aún si se hace un balance con lo que pueda producir un doctor (PhD). Hay una obra pionera que surte efectos para las sucesoras, es aquélla comparación: madre e hija para continuar la descendencia, primero porque el hombre con base en la ciencia rompe paradigmas dando espacio a nuevos contextos; del mismo modo, el conocimiento es infinito y permite la crítica como ente que va a generar diferentes posturas, así, de una obra puede haber miles de interpretaciones, tanto, que hasta se puede perder el hilo conductor de lo que primaba, pero esto es parte de la transtextualidad “a través del proceso de escritura”. Bibliografía Marinkovich, J. (1998). El análisis del discurso y la intertextualidad. Recuperado el 10 de mayo de 2016, de http://www.boletinfilologia.uchile.cl/index.php/BDF/article/viewFile/21478/22776