Te estoy mirando con delicadeza,Nadie sabe si para algo común o sobre lo normal,Ni yo mismo, los ojos me brillan, parecen trocitos de guijarros...Guijarros que reflejados por la luna revelan su sincera intención,Que de mí nació un amor, ¿por ti?... confusión..Nubes negras, ¡No!, se torna negro el sendero, ¡te alejas!..Lloro.. No.. , estoy equivocado, no te perderé,Lo que aún no tenemos nacerá y pedurará..Como lo hace el sol, quema todo su interior y todo lo entregará..Solo por dar luz, y yo.., solo por ti, a quien mi corazón amará.. 

¡Vaya!, Seguimos igual, Pleito y pelea forma nuestra rutina diaria, No resisto el estar individual, Y que mi conciencia mate todo lo que luego haría.   Seguimos así, Mi amor, perdóname, No sé qué hice mal, Seguiremos así, Hasta que declare que estoy estacional.   Estacional por tus enojos, Estacional por tus acciones de incoherencia, Me tratas como un montón de despojos, Y de ti me lleno de carencia.   Perdóname. Las discordancias entre nosotros, Vienen y se van, Perdóname. Ya quiero darte besos cariñosos Y dejar este frío desván.

El frío en ambientes cálidos, Estupidez  en regocijo  de tanta inteligencia, Aspereza en abundancia de comodidad, ¿Será la ignorancia?, ¿O qué no estás?   Claro sí, ignorancia, algo estúpido de creer, Tal vez, que no estés, me pondrá histérico, Y culpo a la ignorancia porque nada puedo hacer, Podría matarme, pero es algo muy tétrico.   Mejor espero, Sí, mejor espero, Llegarás algún día, claro está, En el momento mucha felicidad reinará, Lo tétrico y áspero desaparecerá.   Mañana mañanera, luz blanca que despierta, Quisiera seguir, quiero saber que falta, Luego observo y a mi lado estás como consuelo, ¡Qué bien!, Todo fue un simple sueño.

Queda poco tiempo mujer,No quiero dejarte, no quiero que me dejes,Quiero amarte y que me ames,Quiero estar junto a ti en el alba,Cada mañana sentirte mía,Cada tarde abrazarte con locura y no sentir más temor,Cada noche... cada noche amarte...Hasta el día siguiente mi amor.

Justo hoy, que contemplo el firmamento. Que miro a los astros; tan brillantes como sus ojos de cristal, aquellos que penetran hasta el alma cuando te miran sin más; aquellos que escudriñan hasta el más recóndito secreto que guardas en tu propia conciencia. Justo hoy, yo he de pensarte. ¡Tanto! que lloro sangre por el hecho de disfrutar tu desgarradora ausencia. ¡Tanto! que la materia misma no tendría definición alguna; y que yo solo sería, un estúpido acertijo más..