Soy un muchacho que le apasiona escribir, que como todos, o la mayoria, llevo grietas en el alma producto de malas decisiones, que espero puedan ir evolucionando con el pasar del tiempo.
Ya no soy quien solias conocer, no queda nada de él, todo cuanto fui destruiste, todo cuanto dije silenciaste, todo lo que quise me arrebataste, y me dejaste con un puñado de ilusiones y un mar de lagrimas frente a la puerta. Pero ya no más mi viejo tesoro, hay cosas que mueren con el tiempo, yo no, yo renací de los escombros que hiciste de mi. Tu pasar fue una cucharada de sal en mi vida que solía ser un vaso de agua, la experiencia ya se disolvió, sin embargo aunque trate de negarlo, tu sabor permanece. Hoy no hago más que soñar otros sueños, pronunciar otras palabras, ser lo que jamás he sido, amar a otras tanto y más de lo que te ame, y me apena saber que jamás volverás a sentir amor sincero como el mio.
Podía oler las notas de melodía en el aire, sostenía en su mano izquierda una taza de café, en la otra, una fotografía de los buenos momentos que pasaron juntos.Llovía y cada gota golpeaba su ventana, Valparaiso no era como lo recordaba, las casas seguían allí, las mismas calles,los mismos cerros, el mar, pero de una u otra manera lo que le daba el toque mágico era verla sonreir, jugar, seducir... La soledad invernal en la ventana no era mas que una tortura más que le recordaba la estupidez de sus actos, todo lo innecesario de jugar juegos macabros, y perder, quedando a la deriva, naufragos los ojos en la bahía, quemando su boca a tragos de café, y quemando su alma al mismo tiempo por no saber que mas hacer, ni que decir. Porque la vida da vueltas, pero en algún punto decidio detenerse, arrebatarlos el uno del otro, dejarlos "libres", libres de entregarse por amor, porque en ocasiones la libertad real se reduce a dejarse encadenar al otro, y construir una libertad en conjunto, esas acciones que te hacen ver primaveras cuando el otoño está aburrido de pisar hojas secas, libertad de entregar tu vida, disfrutarla, libertad de besarle cada noche, porque cuando la distancia se apodera del lugar, y la soledad abunda en tus brazos, esas ganas de demostrar, esas ganas de tratarle como se merece, esas ganas de hacerle disfrutar, hacerle feliz, solo llegan a ser prisioneras de lo imposible...
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