Y sigo envenenandome con tu rostro,contemplando el registro de tu existencia,como sia travez del frio cristal, ese farsante de tu mirada, pudiera hacerte llegar lo que por mi  corazon se desborda.

El rojo del cielo desaparecia, persiguiendo caprichosamente al sol tras las montañas y dejando a su paso un lavanda melancolico, como si fuera el fantasma de aquel fuego que hace un instante alumbraba el firmamento, y avisa con canto funebre la muerte del dia.

Caminando solitaria entre valles y lagunas buscando entre la niebla un entrañable suceso, una sonrisa, una mirada, un mundo, un universo.   Caminando solitaria va con un hilo de esperanza con un triste anhelo destellando en sus ojos y con la difusa promesa de un encuentro ineluctable.   Va caminando, sola, tiste y confundida, observando en el camino desierto los reflejos de los otros dichosos que encontraron aquel tesoro etéreo.   Caminando solitaria vaga el alma lamentándose de su carencia esperando ver un lucero en el obscuro cielo o cuando menos poder divisar el final del recorrido, la frontera que marca el final de su añoranza, y caer tranquilamente en el fondo de su melancolía.

Con las cadenas del pasado, mis días tortuosos fluyen,con el alma atada a la obscuridady en mis ojos el débil destello de la agonía. Un sueño ahogado en la inmensidad de mis miedosque implacables devoran todo,sin dejar más que decepciones.Mas el tiempo me ha ordenado surgir,despertar la llama dormida de mi espíritu,dejar que mis anhelos me invadan y decirle adiós a la esclavitud junto con el crepúsculo.  He de abandonar el guion impuestoy darme cuenta de cuan grandes son mis alas,con ellas besar el cieloy abrazar con alegría la mañana. Ya muchos amaneceres se me han escapadode las manos cual arena,he dejado pasar demasiadas sonrisas,ya he confiado demasiados amores a la noche,y es tiempo de reclamarle todo a mi conciencia. Esta cárcel de cristal he de dejar,junto con las sombras errantes del pasado,que aunque traten de retenermea su chantaje ya no he de ceder. Desvaneceré cualquier prejuicioque como estacas me anclan al suelo,no dejare que la luz de queme y resurgiré de mis tristes cenizas.

Vuela la brisa triste,pasa, alborotando almas desdichadas,y en un rio de plata y lagrimasla noche todo lo dice. En lo alto mi alma lluevesobre el crudo tiempo caminante,que pasa inerte mientras mis ojos ardenante el infierno de un amor latente. Entre sombras cambiantesy los caminos que he perdido,busco en mis sueños un culpable. Los meses pasan lentos, frios,dejando sus pasos errantes,dirigiendose al olvido. 

Sigues ahí como un fantasma,viviendo inherte en mis memorias,irrumpiendo vilmente en mi historiacomo un rayo partiendo el alba. Mi condena vive en tu recuerdo,Ese que las estrellas guardany en un suspiro se me escapa el almaal esperar inútil tu regreso. Asi que vete,alma ausente,que ni física ni realde algún modo estas siempre presente. Solo vete,suplicio mío,dejame vivir sin vertemientras recupero la luz, aquella que me arrebataste tan cruelmente.