GÉNEROS DE VIOLENCIA... Había mantenido una, he de reconocerlo, frágil entereza de ánimo durante todo el espurio proceso en el que me veía inmerso. Pero finalmente, con ese pinchazo sutil y esa sensación áspera subiéndome por la garganta, no pude contener las lágrimas… Rodaron tímidas y amargas por mis mejillas cuando el agente comenzó a tintar mis dedos; con un rodillo untado en una especie de betún, de textura densa, como de pomada negra. Negra, como el color de las entrañas de quien me había metido en la situación en la que me encontraba. Todos y cada uno de mis dedos, resignados y dócilmente guiados por las enguantadas manos del agente, dejaron su impronta indeleble y obediente en la ficha policial. Aquél, amablemente dejó que amainasen mi ánimo y la impotencia de mis lágrimas y mis pucheros, antes de comenzar a hacer las fotos de rigor que el proceso de mi detención requería: sentado, de pie, de frente, de perfil, en escorzo. Era la primera vez en toda mi vida que me encontraba en una situación semejante. Jamás salvo en la mili, en mis cincuenta años había yo pisado cuartel, comisaría o retén alguno; jamás.Aún con las manos sucias de esa grasa negra –como de entraña negra– fui acompañado a una celda de predetención «para que no pudiera hacerme daño» me dijeron… Y quedé recluido a cal y canto al cerrarse con un sonoro giro de llaves tras de mí, una estrecha puerta de barrotes sólidos e infranqueables. El tiempo, y el sonido reverberante y metálico del portazo al cerrar aquella celda, parecieron como coagularse lentamente. Una celda absolutamente vacía «para que no pueda lesionarme» me repiten, de seis pasos de largo por tres de ancho… El olor agrio y africano del lugar delataba, junto con la roña amontonada y rancia en las cuatro esquinas del piso basto, que hacía semanas nadie había pasado una escoba, fregona o cualquier otro útil de limpieza por esa sentina inmunda en la que ahora me encontraba preso… Los restos de vomitona chorreada en el gris de las paredes, y las pintadas bastardas y soeces que los presos aburridos y embrutecidos habían ido dejando en ellas, aumentaban el ambiente morboso y perro de mi lugar de reclusión; y cómo no, el de mi ánimo. Estaba formalmente detenido por la Policía Nacional; todas mis pertenencias en una puta bolsa de plástico con un número en ella; y encerrado como un criminal en una cloaca vil. Meditando en cada una de las calculo más de noventa, veces que le di la vuelta nerviosamente a la celda en las más de cuatro horas que duró mi reclusión, iba reafirmándome en la decisión de no involucrar a mis hijas en ésto… Siempre he creído que el ideal o la imagen arquetípica que debemos tener de nuestros padres -al menos yo sí la tengo- es sagrada. La familia es sagrada, y ésa ha sido una de las constantes en la educación de mis hijas. Juro que sólo le escribí por güasap, literalmente, aquéllo de «…pagarás en vida todo el daño que hagas.» Al día siguiente y muy temprano, tenía una pareja de la guardia civil en la puerta de mi casa con una orden de detención por amenazas. …eeen fin. Juntaletras. Te invito a leer mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/05/03/violencia-de-genero/
VIOLENCIAS... "...Hacer clasificaciones, distingos entre violencias, es como remover una mierda con un palo. Como si en un concurso de mierdas de perro tuviéramos que elegir, y manifestar en público y de mayor a menor, cuáles, son los zurullos que menos nos disgustan..." Sigue leyendo en mi blog por favor... Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/08/09/violencias/
Escribir "de oído..." "Soy un juntaletras porque las junto de oído; como esos músicos pobres y sin estudios que solo pueden hacerse con una guitarra vieja para aprender y empezar a tocar algo, algún instrumento, algo de música… Toco de oído, y escribo tal y como me suena y solo si me suena bien. Y en el fondo, ni sé porqué escribo ni porqué lo que toco me termina sonando así: por escrito..." Por favor, sigue leyéndome en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/09/23/oyendo/
MEMORIA DE UN FANTASMA... "Era uno de esos típicos días del norte, de color plomo y olor a tierra y sirimiri. Un cartucho de guerra de 16mm parabellum disparado a bocajarro desde atrás de mi coche, como a unos cinco metros de distancia, hizo estallar la luneta trasera, mi cráneo, el cristal delantero, y el trasero del vehículo aparcado justo a continuación del mío. El estampido del disparo pareció reventar el tiempo, que quedó detenido, con el eco retumbando en los tímpanos y las conciencias. La inercia de semejante proyectil disparado a tan poca distancia empujó violentamente mi cuerpo hacia delante; y mi desvencijada cabeza cayó desgranada, inerte y desangrada, presionando el claxon del volante de forma tozuda, enervante y acusadora; durante casi media hora..." Por favor, termina de leer el relato en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/02/24/fantasma/
LA CINCUENTENA... Si cuando brincas la cincuentena, te levantas de la cama una mañana y no te duele absolutamente nada… lleva mucho cuidado, mucho, porque puede que estés muerto. Me pone de muy buen humor el hecho de que todavía, muchas mañanas parece, como que amanezco con la promesa de una alegría al despertarme con una bonita erección… Pero, si no puedo disponer de la oportunidad de cumplir con la alegría de tal promesa, lo primero, me cuelgo del cuello las gafas de cerca. Luego, legañoso y espeso por el sopor perezoso, me llevan mis pasos al baño, bostezando, lento. En el trayecto, alivio con gusto y sin pudicia esos irresistibles picores inguinales que a los hombres nos avasallan recién levantados. Así adormilado, entro, enciendo la luz, y en tres pasos más me planto frente al retrete; termino de rascarme, y meo… Y al mear, aunque no mi buen humor, sí va cediendo poco a poco lo enhiesto de aquel ánimo inicial. Y así, ahí me quedo, unas veces pensando en ello, y otras sólo me quedo embobado, rascándome un ratico más. Por favor, termina de leer el escrito en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2019/06/21/cincuenta/
EL RETRETE Y LOS TEBEOS... — ¡Neeene…! ¿Te has colao…? — ¡Voooy…! Mi madre, cuando ya habíamos terminado de comer, no tenía otra manía la mujer que la de hacernos secar la vajilla justo después de fregarla. Y claro, yo tomé la costumbre de ir a cagarcía justo después de la pitanza, para librarme así de tan estúpida tarea… La vajilla se secaba sola, y yo, de verdad que me estaba cagando. Recuerdo que siempre me llevaba algún tebeo, un cómic o un libro; pero porque siempre me gustó tomarme mi tiempo para leer; aprovechar mi tiempo leyendo… Y puede parecer una tontería pero ése era uno de mis sitios favoritos: el retrete. No te interrumpía nadie. Y he de confesar que ahora, me llevo también siempre el teléfono. — ¡Neeene…! ¿Pero chico, es que te has colao…? — ¡Que voooy…! Al poco de conocer a Mi Señora, recuerdo aquella mañana que por fin amanecí en su casa… El sol de las siete de aquella mañana creaba un contraluz precioso al entrar a raudales por el enorme ventanal del salón. Mientras, Manuela daba su primera clase de pilates a ocho o diez alumnas privilegiadas al disfrutar de tan coqueto espacio en casa. Sonaba música de Lorena Mackennit… Una estampa preciosa. El caso, es que extrañamente yo también estaba levantado tan temprano, y me encontraba abajo en la cocina con mis legañas y el primer café con leche, cuando me dió el apretón. El aseo, daba servicio a toda la planta baja de la vivienda incluido el salón, por lo que tuve que salir en silencio de la cocina y andar los escasos dos pasos hasta la puerta del baño. Cerré sin hacer ruido. Y aliviándome, leía la prensa tranquilamente en mi móvil cuando al rato me percaté de que no le había puesto el pestillo a la puerta, ya que ésta se abrió de repente asomando el medio cuerpo de una de las alumnas: — ¡Uy, peeerdón…! Sus ojos como platos, y yo, sentado, obrando a horcajadas con los calzones en los tobillos y mirándola también, y con el teléfono en la mano… Cerró de un portazo. Fue entonces cuando la pobre, algo descompuesta y sorprendida -las alumnas no sabían nada de lo nuestro– le dijo como pudorosa y cabizbaja a Mi Señora aquello de: — ¡Manuela… hay un hombre en tu aseo! Repito, al menos ocho o diez alumnas sí que había en el salón sí… ¡Qué vergüenza…! Luego, claro, tuve que salir del aseo y sonreír; todas, estaban mirándome. No sé si soy tonto perdido como a veces dice Mi Señora creo que cariñosamente, o si ésto del blog sí que en realidad me puede gustar mucho, pero también puede que esté haciendo el tonto escribiendo... ¡Pero qué coño, ésto de escribir en público gratis y de lo que me dé la gana es genial y revolucionario…! Y aligera el espíritu tanto como si se te aliviara el cuerpo; como si tuvieras que evacuar de tu vida un episodio desagradable y lo escribes: en cierta forma lo evacúas, lo expulsas, lo excretas. Y aquí estoy yo, escribiéndote de escatologías sin importancia; pero ahí estás tú leyéndome como todo un forofo… A ver lo que te cuento ahora. …eeen fin. Juntaletras. Os invito a seguir leyendo en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/05/28/tebeos/
...PORQUE ERA MÍA. Tuve que atarla o la perdía, y tuve que esconderla o me la quitaban. No podía consentirlo y por eso la tuve así, porque ella era mía… Estaba completamente sola cuando regresó; vagaba totalmente perdida. Recuerdo cómo arrepentida y desesperada, desahuciada, me lo pidió ella misma. Y no fue otra cosa que su voluntad la que en uno de sus escasos momentos de realidad y lucidez, consintió que pasase semejante cosa. Al principio sufrió sin medida retorciéndose como una posesa ante mis órdenes o mis ruegos. Blasfemaba como un arriero y gritaba al sentir que me acercaba siquiera a la sórdida barraca en medio de la huerta, donde en completa soledad, la tenía alejada de ojos y oídos que nunca lo entenderían... Encerrada. Solo entraba la luz en aquella ruinosa barraca a través de dos ventanucos rácanos, ambos fuera de su alcance. Atada a una argolla anclada en la pared -antaño para inmovilizar a las bestias cuando había que refugiarlas en el interior de la vivienda- sólo le llegaba la cadena para sentarse frente una mesa cercana, mear y cagar en un cubo, lavarse en una jofaina, y acostarse en un camastro… Justo, el espacio de un semicírculo de no más de cuatro metros de radio. Nadie podía saberlo. Furtivamente, dos o tres veces al día venía todo el tiempo que podía a pasarlo con ella; le traía comida, velas, algo nuevo que leer o una cerveza. Limpiaba un poco, comprobaba si le falta tabaco, fuego, agua, o algo. Me sentaba a su alcance y esperaba en silencio a ver si con suerte deseaba mi compañía. Por las noches nunca me iba hasta que se dormía. La piedad de ceder al alivio de su agonía y de sus ruegos, tentaba lo férreo de mi voluntad. El hecho de presenciar todos los días ese dolor y esas súplicas, yo ya sabía que no debía ablandar ni un ápice mi decisión de salvarla, purgándola a cualquier precio y arrancándole aquel puto vicio de cuajo. Daba igual si chillaba o si lloraba; si sudaba fría como el mármol o si temblaba hirviendo en fiebre. Yo debía permanecer impasible hasta cuando se golpeaba contra la pared con desespero. Inmutable había de parecer incluso aunque se abrasaran sus tobillos, erosionados por el hierro de los cepos implacables de aquella cadena que la ataba a mí. El peso de soportar a solas semejante secreto estaba royéndome las entrañas. Allí la tenía, atada como una perra a una cadena. Pero ya casi estaba a punto… Hacía una semana que había empezado por fin a ceder, poco a poco, al ir permitiéndome ciertos acercamientos. Casi ni asearse había consentido en aquellas semanas. Pero esa tórrida noche llené con agua fresca la jofaina, le di dos toallas limpias, y la obligué a lavarse o la amenacé de veras con hacerlo yo… Para respetar su pudor me retiré a un rincón de la estrechez de aquella barraca en penumbra; pero no pude evitar el asistir, conmovido, a su desnudez... Y así, a la luz de una sola vela y como al acecho y a lágrima viva, descubrí el espanto del vicio de su condena. Aquel cuerpo en cueros; demacrado, macilento y abusado. Brazos y manos, piernas y pies horadados sin piedad a la búsqueda ansiosa de un hueco en la vena. Moratones, sangre y roña en esa carne trémula, infamada… Carne de mi carne. Me acerqué a ella, y por fin, se me permitió volver a besar aquella frente. Deslicé mi dedo índice bajo su barbilla y en silencio alcé su cara para que me mirase; y en aquellas lágrimas vi por fin redención, contrición y alivio… Pero sin cantar victoria me marché como todas las noches, sin hablarle; cuando se durmió. Casi dos meses más tuvo los cojones de estar allí: atada… Seguí llevándole todo lo necesario a aquella barraca que poco a poco se transformó de cárcel en refugio. Lugar, donde reencontró la salud y la libertad, ambas dilapidadas, perdidas por la heroína. Droga, cepos y cadenas que fuimos soltando juntos con dolor, charlas y paseos matutinos; poco a poco… Y llegó el momento en el que dejé de velar todas las noches hasta que se dormía. Pero sí seguí amaneciendo todos los días a su lado con el solo objeto de llevarle un desayuno decente y verla, aunque encadenada, sonreír por las mañanas. Casi nunca hemos vuelto a hablar de aquéllo; no ha hecho falta gracias a Dios… Tengo ya nietos de ella y claro, es nuestro secreto. Las cosas no siempre son lo que parecen... Que no nos engañen. Juntaletras. Te invito a seguir leyendo mi blog... Graciaaasss. https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/07/04/drogas-2/
RECURRENTE... ¡Oootra vez! ¡Coooño…! Me ocurre solo algunas veces, pero siempre cuando me voy de fiesta; y encima, siempre me pasa en ciudades que conozco bien. ¡Qué extraño…! Es que no me lo explico. ¡No he bebido tanto, joder…! ¡Mi coche estaba aparcado justo aquí…! ¡Aquí…! Lo juraría… Recapacitando, intento volver sobre mis pasos mentalmente pero nada, como decía el clásico: ¡A Dios pongo por testigo de que lo dejé aquí…! No lo entiendo… Pregunto en un bar enfrente pero dicen no haber visto nada; ni siquiera recuerdan un auto como el mío aparcado cerca. Es cierto que no es un haiga resultón, pero, bueno… Pregunto en otros sitios, y a mucha otra gente, si acaso han visto a álguien o algo sospechoso junto a un Renault Megane como el mío, de esos viejos, con culo, gris metalizado, y bastante sucio por cierto… Pero nada. Las calles en esa zona me parecen casi todas iguales a la vista, como cuadriculadas; por lo que me propongo recorrerlas de alto en bajo esperando haberme equivocado solo un poco con el jodido lugar de mi estacionamiento; y así, a ver si por casualidad consigo tropezar con mi coche… Andando, reconozco los lugares por donde he pasado ya, y sí los recuerdo, sí, pero tengo la sensación confusa de parecer un pollo sin cabeza… Y así voy caminando, caminando, con la mano derecha en el bolsillo apretando cada dos por tres el botoncito del mando a distancia, con la esperanza de oír el ruidito característico de las puertas de mi coche al abrirse. Pero nada… Y sigo… Y poco a poco, tanto la ansiedad al no encontrarlo como la alarma por la posibilidad de que me lo hubieran robado van in crescendo… Pero sigo buscando, vagando, con la esperanza de encontrarlo en las cercanías de donde yo recordaba, o creía, haberlo aparcado… Y empiezo a entrar en pánico al pensar en qué coño voy a hacer para poder volver a mi casa, porque claro, es tardísimo, y parece que voy, si no demasiado, sí al menos bastante achispado ya que he perdido hasta el coche… ¡Ay Señooor…! ¿Qué voy a hacer sin él si lo necesito para trabajar mañana sí o sí…? ¡Uuufff qué agobio…! Cuando al rato -no sé cuánto- sigo andando y voy reflexionando, pienso en las muchas veces que me ha pasado lo mismo. ¿Qué extraño, no…? ¿No es normal que pierda mi coche con tantísima frecuencia, verdad…? Entonces -también al rato- suavemente pero como que en un instante, y aunque todavía soñando, me voy dando cuenta de que otra vez he caído en ésa trampa onírica mía tan recurrente… Y así, voy despertando, y comprobando que mi coche está en su sitio. Y vuelvo a darme cuenta de que el susto, solo se ha debido a esa cuasi pesadilla que me persigue desde hace tanto y que duerme conmigo de vez en cuando… Luego, claro, me doy la vuelta, y sigo durmiendo. Y no, no me preguntéis ni el cómo ni el porqué de semejante pesadilla recurrente porque ya haría falta un psiquiatra, y bastante tengo yo ya… …eeen fin. Gracias por soñar conmigo… Juntaletras. Te invito a seguir leyendo mi blog... Graciaaasss. https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/10/06/recurrente/
EL PERRO Y LA VEREDA... Me acuerdo cuando me dio por hacer deporte, y salía a correr al menos un día de cada cuatro… Lo hacía por las sendas fantásticas que recorren la huerta que rodea mi pueblo, y esa tarde iba yo por la muy famosa Vereda de Los Mazones. Todo el mundo debería saber que es famosa entre otras cosas, porque tiene un hermosísimo y verdadero monumento natural en forma de ficus macrophylla gigantesco y antiquísimo, que pareciera que desde siempre la adorna, la engalana… Un precioso camino verde que une Almoradí con su pedanía de Las Heredades, cruzando el corazón de la huerta con un recorrido maravilloso rodeado de huertos de naranjos y limoneros, de bancales de alcachofas y de habas, de brócoli o alfalfa. Peeero, cada vez que pasaba corriendo frente a una nave industrial que dejaba a mi derecha, una verdadera bestia, comenzaba a perseguirme ladrándome todo el trayecto que le permitía el límite de la valla que perimetraba la finca y bordeaba el camino. Aquel enorme boxer atigrado no sé porqué me odiaba tanto. Todos los días me ladraba el cabrón con una ira, con una inquina y una fiereza, que de verdad que daba miedo el sólo pasar a menos de un par de metros de la valla, no fuera a ser que encontrase un agujero y… Debido a la costumbre de pasar por ahí día tras día dejé de hacerle caso al perro y seguía corriendo, así, sin más… Hasta la vez aquélla, claro. Ya había rebasado la finca de la nave industrial y corría dejando atrás el límite de la valla metálica, cuando me percaté de que seguía oyendo aquellos ladridos como con una extraña cercanía… Sin parar de correr miré atrás, y aterrado, vi que el enorme perro atigrado galopaba por en medio de la vereda persiguiéndome iracundo, y ganándome terreno con muchísima rapidez. Sabía que no tenía ninguna oportunidad si seguía corriendo; tarde o temprano aquella fiera me alcanzaría, me zancadillearía mordiéndome los tobillos hasta hacerme caer, y una vez en el suelo me devoraría vivo… Tampoco me daba tiempo a llegar y salvarme encaramándome al enorme ficus que había por allí cerca. Todo ocurrió en un momento, cuestión de dos tres segundos, y la decisión que tomé no sé si fue una locura… El caso es que rápidamente paré en seco, me giré mirando al perro fijamente, y gritando, blasfemando y gesticulando como un loco, arranqué a correr hacia él vociferando amenazante como si un alma que llevara el diablo… Es curioso que en ese instante me diese tiempo a pensar en cosas, como hasta que tendría que sacrificar mi brazo izquierdo ofreciéndoselo y que mordiese primero él, para luego yo, poder inmovilizarlo y estrangularlo con mi mano derecha clavándole los dedos en el cuello y rompiéndole la tráquea... Y la cosa funcionó, porque cuando el perro me vio yendo a por él gritando como un poseso envuelto en llamas, se ve que se lo pensó mejor, y como en los dibujos animados de Scooby Doo, frenó en seco y tardó una fracción de segundo en darse la vuelta y salir corriendo, cobardón, hacia el mismo agujero de la valla por el que se había escapado persiguiéndome, bravucón. Seguí gritándole y persiguiéndolo yo a él hasta que se refugió de una puta vez tras la valla… El caaabrón. …eeen fin. Gracias por leerme. Juntaletras. Te invito a seguir leyendo mi blog... Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/01/22/la-vereda/
A LEER COMO LOCOS... Es un hecho que nuestros ancestros no tuvieron tan fácil la posibilidad de cultivarse como la tenemos hoy en día; cosa, casi al alcance de cualquiera con interés. A mi padre -de buena familia- no le interesaba mucho, y solo estudió hasta los diecisiete años o así. Edad a partir de la cual empezó a trabajar en la agricultura -cultivando eso sí- y haciéndose cargo junto a sus hermanos de las tierras y negocios del bueno de mi abuelo Antonio… Algo leía mi padre sí; aunque tampoco mucho. Me alegro muchísimo de daros la excelente noticia -publicada en un medio de comunicación decente y de confianza- de que un riguroso estudio médico ha constatado que en los últimos sesenta años, ha descendido la incidencia de la degeneración neuronal en los ancianos ni más ni menos que en más de un treinta por ciento… Y de que las causas de ello se han debido por un lado indudablemente a la mejora de la alimentación, la salud y las condiciones de vida en general; pero en concreto, y sobre todo, al aumento del nivel cultural pero por el simple hecho de que leemos más… Es un hecho que en esta sociedad tan tecnológica que tenemos, tenemos que leer más… Otra cosa es lo que leamos. O sea, que el simple acto de leer previene, además de la tontería, la senilidad… Queda así demostrado, feacientemente, que las personas que leen con asiduidad tienen más de un treinta por ciento menos de posibilidades de sufrir la enfermedad de Alzheimer: «el alemán hijodeputa ése, que cuando te haces viejo empieza a esconderte las cosas por ahí…» Por todo ello me alegro, porque veo con asombro que dicen las estadísticas de mi blog que, a día de hoy, he sido leído unas ciento cincuenta mil veces y por unas ochenta y ocho mil personas, distintas. ¿Una pasada, no…? Las mismas que cabrían en un gran estadio de fútbol… Mi pueblo solo tiene unos veintipocos miles de habitantes, mis amigos como podéis suponer son bastantes menos, y ni en mis mejores sueños hubiese yo supuesto siquiera que iban a leer mis tonterías tal cantidad de gente. A mi blog no se entra para otra cosa que no sea leer; y por eso, y sobre todo, me entran siempre muchiiísimas ganas de daros las gracias a todos. …eeen fin. Que os quiero Así que ya sabéis: a leer como locos. Juntaletras Os invito a seguir leyendo mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/11/12/leer/
LOS OSITOS MARINEROS... Era seguramente el tipo más feo del pueblo o uno de los más feos; pero era también mi vecino, y uno de los mejores amigos que tenía durante los casi tres meses de verano que pasaba en mi casa frente al mar. El caso es que yo le tenía un especial cariño al ya muy viejo de Don Javier… Estaba jubilado muchos años ha, y había sido maestro de escuela en el pueblo durante toda su vida. Un exceso de verrugas, que en aquella época ningún médico pudo aliviar, poblaba su semblante y en gran medida el resto de su cuerpo. Tengo en la memoria sus manos sarmentosas llenas de lunares y bultos. Un tipo alto, tan enjuto de carnes que parecía un hombre palo; canoso, peinado hacia atrás con pulcritud, y con un color de piel extraño detrás de tanta verruga… Era moreno, pero ya no recuerdo si por lo abrupto de su piel o por el grado de melanina en la misma; de un color diría que marrón pero ceniciento, como tirando a un gris cálido, marengo. Madrugaba como un gallo, y se sentaba en una mecedora para ver amanecer desde su terraza frente al mar y su mesa, con las gafas a la mano, un café con leche, y siempre algo para leer. Yo no madrugaba tanto porque desde siempre si puedo evitarlo nunca lo hago… Pero recuerdo salir cada mañana a mi terraza y verlo a mi derecha sentado en la suya, saludándome con cariño y algo ceremoniosamente, y con el cuento de Los Ositos Marineros sobre el mármol blanco de su mesa, listo, esperándome para ser leído una vez más. Se ve que yo flipaba a mis escasos cuatro años con el cuento aquél. Olía a café de olla y a nata de leche de aquélla de verdad de vaca, de ésa, que tenía que subir tres veces al hervirla para poder beberla sin que te diera dolor de barriga. Todavía recuerdo aquel sabor, y aquel olor. Y empezaba: «Érase una vez, unos ositos que se embarcaron en un laaargo viaje por mar…» Por favor, sigue leyendo en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/09/07/cuentos/
UNA PIEDRA EN EL CAMINO... Se nos perdía cada dos por tres… Solo tenía setenta y nueve años y todavía podía caminar pese al alzheimer manejándose apoyado en su bastón; pero el gran, el verdadero problema era, que no podía quedarse sólo ni quieto un instante so pena de armar un lío de mil demonios en cuanto nos descuidásemos. Debido a su costumbre tenía la manía de seguir haciendo de comer todos los días, y o bien cocinaba disparates dado que el pobre no recordaba ya receta alguna, o bien provocaba problemas también disparatados y catastróficos, cuando a discreción se dejaba por ahí aparatos eléctricos conectados, grifos abiertos o fuegos encendidos… Y no te digo nada del trajín que teníamos todos los días con la flojera de sus esfínteres, o con lo cada vez más soez de su vocabulario cuando le contravenías. Por favor, termina de leer el relato en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/06/18/la-piedra/
“CEMENTO” EL TROLL… Ninguno de vosotros habéis leído nada reseñable de él; yo al menos. Y mira que he buscado por ahí… sobre todo para tocarle los cojones; pero nada. Lo único que he leído de él son unos ostentosos pero vacíos comentarios “a lo profesor de literatura”, pedantes hasta más no poder, además de explícitamente ofensivos casi todos ellos. Como dándote un veredicto y por ello arrogándose un prestigio; con un pretendido criterio y falso nivel lingüístico, y como creyéndose el jurado del Premio Planeta de Literatura en español. Vamos, que el TEXTALE éste es de todos, por lo que seguid escribiendo cómo y lo que os dé la gana que ya me encargo yo de darle caña al imbécil éste… El tonto del capullo, se cree que es Don Miguel de Cervantes cuando ni siquiera llega a la altura de la Panza de Sancho. Me cago´n sus... ...eeen fin. Juntaletras.
FILFA Y FARFOLLA... La otra noche, en vela, oía por la radio un documental -digamos que escuchaba un podcast en el móvil- en el intentaban dejar claro que fueron los neanderthales, los primeros hombres que dominaron el fuego hace de unos ciento cincuenta a doscientos mil años… También defendían la hipótesis de que al menos en Europa, aquellos neanderthales se extinguieron pese a que se hartaban de marisco y pescaíto en las costas del sur de España, presionados y empujados por la irreversible hegemonía y mayor voracidad del Homo sapiens sapiens. A éste se ve, que también le gustaba el pescaíto, y encima le dio hace entre treinta y cincuenta mil años por adueñarse, pintar y decorar como propia, toda cueva con la que se tropezaba por ahí: mira las de Altamira. Sí que se cruzarían algo entre ellos sí; pero se ve que no se gustaron lo suficiente, como para evitar que los se ve que feos neanderthales, encontraran su última morada en nuestra tierra apagándose genéticamente junto al mar Mediterráneo. Que para su desgracia, constituyó una especie de última frontera, de barrera marina infranqueable, para aquellos legendarios hombres primitivos y empujados hacia el sur. Pues resulta que muchísimo antes de todo aquéllo, también el Homo Antecessor nos dejó hace ochocientos y pico mil años en la famosa Gran Dolina -la Sima de los Huesos de Atapuerca en Burgos- toda una panoplia de restos de herramientas líticas y huesos de canibalismos varios, para que supiésemos que una vez ellos también estuvieron ahí; aquí, justo en nuestra tierra. Pero eran otros tiempos. Y mucho, pero que muchísimo más tarde, Egipto, los Persas o Grecia, Roma y luego el Islam, España, y recientemente Gran Bretaña, conformaron los imperios más poderosos de la Historia Occidental y del Mundo… Nadie se atrevería a negar intelectualmente por tanto la afirmación de que España es, sin duda alguna junto a Estados Unidos, Rusia o Francia, China, Alemania y Gran Bretaña, una de esas grandes naciones todavía contemporáneas, que han sido más determinantes, influyentes y decisorias, en el devenir de los acontecimientos más importantes de la Historia y del decurso de nuestra Cultura. El ejército de los EEUU, la primera vez que se enfrentó a una verdadera potencia extranjera fue a España. Éramos su referente de cómo tenía que comportarse un soldado… Así eran los valores del ejército español: como ahora lo son los del estadounidense pero hace siglo y medio. Ellos aprendieron de los últimos de Filipinas y de Cavite la heroicidad, la ferocidad y el honor del pelear con todo, todos, hasta el final, y sin ser unos villanos infames… Pero claro, ellos eran mucho más poderosos; fueron mucho más astutos, y encima, manejaban la opinión del Mundo. Mundo éste, que pese a nuestro derrotismo, no entendería su presente sin España, sin los hispanos: sin los valores universales del Quijote. La valentía sería un valor distinto sin las gestas ejemplares de aquél Don Alonso, loco perdido. O sin aquéllos Últimos de Filipinas. O sin Rafa Nadal y su manía de sacarse los calzones del culo en cada saque… No podríamos entender el arte contemporáneo sin Velázquez, sin Picasso o sin Dalí. ¿Qué sería del Mundo si no hubiésemos inventado la guitarra como tal, o el jamón ibérico…? Somos, o lo éramos hasta hace poco, la octava potencia económica mundial; y la nuestra es -o lo fuimos- una de las Naciones más influyentes en la opinión del Mundo. Mundo, en el que más de seiscientos millones de personas hablan nuestra lengua: la tercera más importante si no la segunda… ¿Cómo pretender hablar entonces ésa segunda lengua del Mundo con hondura sin emular la malicia o el detalle, el humor y la pericia de la gente que escribía como escribía Quevedo…? ¿Cómo alcanzar pureza de verbo y alma sin descubrir el amor entre los textos, trances y éxtasis de Teresa de Ávila…? ¿Y Ortega y Gasset, o Séneca…? ¿Qué sería del orbe sin Hernán Cortés, sin Cristóbal Colón o sin Juan Sebastián Elcano…? ¿Qué sería de la tragedia moderna sin García Lorca…?El legado cultural español es un tesoro incalculable que ya pertenece al Mundo entero. Pero es patrimonio sólo nuestro… Y pese a las infamias y envidias vertidas por nuestra Leyenda Negra, poseer tal herencia es sin duda ninguna un inmenso honor. Un honor que pertenece, insisto, solo a los hispanos; quienes al tener en suerte semejante propiedad tienen así mismo el deber ineludible de ensalzarla, de fomentarla y de defenderla a ultranza… Sería el colmo del esperpento si lo mandásemos todo a la mierda. ¿Y ahora, qué hacemos en medio de tanta metralla mediática, desinformadora y adictiva…? ¿En qué o en quién creemos…? ¿Qué es lo que sabemos realmente y qué lo que no…? Hasta los huevos me tiene el lío político éste en el que estamos. Ser o no ser: ésa es la cuestión. Ser o no ser, verdad. Filfa: mentira, engaño, noticia falsa.Farfolla: cosa de mucha apariencia y de poca entidad. ¡Qué cosas…! Juntaletras. Os invito a leer mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/02/23/filfas-y-farfollas/
COSQUILLAS... Cosquillas… Nada te gustaba más; pocas cosas creo que te gusten más. Caricias, pellizcos y sustos; risas, carcajadas irresistibles. Cosquillas de tranquilidad o cosquillas en las costillas, tú elegías… Te meabas de la risa. Estar a tu lado siempre ha sido un deleite tal, como el de aspirar la nota dominante de un perfume maravilloso; aquélla, realza en su fondo el matiz del resto de los aromas que lo componen, y es justo la esencia que provoca más placer al aspirarlo. La tuya es intensa, nota dulce, amaderada, un fondo floral: un deleite como a miel de nardo, a rosas pasadas… Hueles, diríase que a tus abuelas y a sus madres; a algo familiar, maternal, como una especie de olor a regreso. Un verdadero tesoro, una joya valiosísima; alguien para presumir… Eres preciosa, pero no tanto por lo indudable de tu precio o lo adorable de tu belleza, sino por el valor de para las muchas cosas que vales. Tenemos tanto que contarnos que daría igual por donde empezásemos. Éramos unos novatos. Tanto para mí, pero más para tu madre, eras nuestra primera hija y se ve que por eso no pude entrar en el paritorio para asistir a tu venida; la cosa parece que se nos complicó un poquito… Y menos mal que no me dejaron entrar porque como bien sabes, yo sólo hubiera servido para complicarlo todo más. Se ve que soy demasiado impresionable, un mierdaseca en los hospitales; me mareo con una facilidad pasmosa, y a menudo termino tirado por ahí en el suelo chorreando de sudor con la mirada perdida y blanco como el papel. Pero como si para entregarme un regalo se tratara, me llamaron estando en la sala de espera, y llegaste a mi vida en forma de la aparición de un hermoso querubín… Nunca olvidaré el instante de acercarme y verte por vez primera. Poco a poco, te me apareciste Iluminada y caldeada, tan sólo por el arrebol del haz de luz de aquella bombilla roja colgada sobre tu cuna, situada en el recoveco de una sala en penumbra junto al paritorio. Recuerdo mi asombro al acercarme, despacito, como con mucho cuidado, y ver de repente lo precioso de una hembra tan tan pequeña… Era nuestra primera vez juntos. Mi primera vez. Acababas de llegar. Y al verte así tan de cerca y por vez primera, mi vida entera no solo cambió sino que dio un vuelco… Diríase que en ese momento como que crecí de golpe, me agrandé; y que al mirarte con tanto detalle, por amor, transmuté, convirtiéndome de repente y para siempre en otra persona. Tu padre. No había vuelta atrás… En ese momento terminé de hacerme mayor, aunque sabes bien que nunca me ha entrado del todo el conocimiento. …eeen fin. Sabes que te quiero mucho, muchísimo. Juntaletras. Te invito a seguir leyendo mi blog... Graciaaasss. https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/04/27/cosquillas/
LA VIDA... El grito de terror nos hizo dar un respingo a todos; eché a correr alarmado por el pasillo mientras su madre salía hasta el umbral de la puerta del dormitorio, con La Niña en brazos; inerte, amoratada por el atragantamiento. Me la entregó suplicante, aterrada; ocho días de vida colgando flácidamente de mis brazos. Mientras la tomaba en mi regazo, un regusto de impotencia desgarraba mis entrañas.Frenéticos, corrimos hasta el coche. Hice el ademán de entregarle La Niña a mi hermana para ponerme rápidamente al volante; pero fue muy evidente la expresión de gravedad en su cara: «Es tu hija…» Era conmigo con quien mejor podía estar en este trance… Posteriormente me confesó que al verla tan mal, pensó, que lo que tuviera que pasarle a la niña era mejor que le pasase en mis brazos. No respiraba; solo podía yo susurrarle mimos cariñosamente pero de forma entrecortada debido al pánico y al llanto; solo podía darle ánimos, hablarle, rogarle, acunarla… Era tan, tan pequeña que no encontraba forma alguna de ayudarla. Estaba aterrorizado tratando de hacer algo por ella cuando, casualmente, descubrí que soplando suavemente en su carita, de forma refleja La Niña intentaba aspirar aunque de forma muy muy tenue… Pero estaba viva. No respiraba; apenas inhalaba pero continué soplándole suavemente, intentando acompasar mi ritmo con el de su hálito trabajoso. Solo algunos gestos vitales apenas perceptibles, casi estertóreos… Pero estaba viva. El pánico invadía hasta mi último resquicio, aumentando la presión de mi miedo hasta límites que no había experimentado nunca. He visto la muerte varias veces, también la violencia y el delito; he visto la droga, el desamor y la decepción, pero jamás el miedo había impregnado de ese modo mi ánimo. Entramos en el ambulatorio como una exhalación, tropezando; cegados por las lágrimas y por el espanto y dando alaridos, imploramos una ayuda que sabíamos imprescindible para salvarle la vida. Ya llevaba varios minutos en apnea, y su color macilento y la casi completa atonía de su cuerpecito evidenciaban lo crítico de la situación. Recuerdo, las miradas de estupor del personal del ambulatorio al ver el estado de La Niña y el del padre. Pude detectar la renuencia lógica de la mayoría de ellos, al ver a la diminuta criatura que yo les llevaba casi muerta. Era evidente que no querían cargar con la posibilidad de que «eso» sucediese en sus manos. Alarmado, salió a nuestro encuentro un doctor veterano (el Dr. Rodríguez) a quien entregué -yo rendido y empapado en llanto- el cuerpecito de mi pequeña. El intento de sondarla para proporcionarle oxígeno fue inútil; era demasiado pequeña para utilizar ese catéter o cualquier otro instrumental del que disponía. Un rictus de impotencia y temor asomó también en la cara del doctor. ¡¡¡ Dios mío…!!! Finalmente, como último y creo que como único recurso, el doctor inició unas simples maniobras con los bracitos y una serie de masajes en el vientre… En ese momento rompió a llorar. Me sorprendí sonriendo a lágrima viva. Me sonó extraño, solo la conocía ocho días… Había estado muchos minutos -parecieron horas lo juro- sin emitir sonido alguno y casi totalmente inerte. La Niña lloraba, y eso significaba que había conseguido llenar sus pequeños pulmones de aire. En ese momento presentí a Dios. Reaccioné, arrancando brusca e instintivamente la criatura de los brazos y cuidados del doctor con la intención de llevarla cuanto antes al hospital. Al principio el doctor se sorprendió de lo impulsivo de mi acción pero inmediatamente y sin decir palabra, comprendió que mi intención era también la mejor opción: había estado demasiado tiempo en apnea y era imprescindible hacerle otras pruebas imposibles de realizar allí. Y la mejor y más rápida ambulancia en ese momento era su padre. Balbuceando y envueltos en lágrimas dimos las gracias y a trompicones, salimos a toda prisa hacia el hospital. Podría haber muerto en mis brazos, peeero... …eeen fin. Gracias a Dios, La Niña hoy tiene 12 años y es uno de los más grandes amores de mi vida. Juntaletras. Os invito a continuar leyendo mi blog.Graciaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2016/11/26/vida/
MENSAJE EN UNA BOTELLA... "Como veis, la entrada a éste mi blog es completamente gratuita y todos sois VIP… Y por supuesto que podéis beber, comer, fumar o consumir cualquiera otra sustancia que se os antoje y hasta la hora que os dé la gana. ¡Quitaros la mascarilla y poned los pies en la mesa coooño…! Podríais incluso, luego, quedaros a dormir por ahí. ¡Que empiece la fiesta…! ¡Fuego al cabaret…! ¡Poned música…!..." Por favor, seguid leyendo en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/10/01/mensaje-en-una-botella/
¡¡QUÉ RISA...!! Me despertaron aquellos golpecitos insistentes en la ventanilla de mi coche. Toc, toc, toc…Vaya nochecita de marcha tan potente la que me pegué, lo malo, es que solo tenía recuerdos hasta las cuatro o así de la madrugada; del resto, no me dejaba acordarme el alcohol. Toc, toc, toc… Envuelto por completo en la niebla de la borrachera que aún llevaba, tardé en reaccionar. Toc, toc, toc… Poco a poco fui percatándome de que lo que oía, también, eran pitorradas de coches enfadados que me rebasaban por la izquierda, ya que estaba parado así sin más, justo en medio de mi carril, y en una de las principales calles de entrada a Mi Pueblo. ¡Qué extraño…!Toc, toc, toc… Lo raro, es que eran ya más de las 8 de la mañana; lo malo, es que llevaba un pedal tremendo y estaba parado en un semáforo; y lo peor, es que me había quedado durmiendo mientras ese semáforo estaba en rojo… Lo que no sabía, era cuánto tiempo había estado ahí tirado con el motor en marcha, con la cabeza apoyada en el cristal de mi ventanilla dándome todo el sol en la cara, y roncando hasta babear con la boca abierta de par en par. Toc, toc, toc… El susto me lo pegué unos segundos después -mientras aclararaba aquella espesa niebla etílica- cuando giré la vista a la izquierda, y me cruzé con la de aquel guardia civil al otro lado de la ventanilla… ¡Joooder…! Era aquélla una mirada severa aunque diríase que a la vez como hilarante y asombrada, incluso tierna… Hasta me pareció detectar la mueca de una ligerísima sonrisa en su cara. Me hizo aquel agente el gesto imperativo de que bajase la ventanilla, tras lo que me saludó de forma reglamentaria, llevando el canto de su mano derecha recta y a la sien. — ¿Buenos días, se encuentra Usted bien…?— Pues hommmbre, mire yo…— ¡Salga del coche, por favor…! Me interrumpió drástico al ver que sí, que yo al menos reaccionaba. Cegado por los rayos de sol mañaneros a tan tempranas horas, salí del coche a trompicones todavía bajo los efectos de tanto cubalibre: todo borroso, confuso, muy mareado… Tanto es así, que el agente, muy suave y amablemente me agarró del brazo y me acompañó a la sombra de la acera opuesta, introduciéndome en una especie de soportal que estaba abierto, y haciéndome sentar con cuidado en un banco de madera que había junto a la entrada… Pasaron los minutos, y despacio, fui pudiendo enfocar tanto la vista como los pensamientos, hasta que conseguí hacerme una ligera idea de lo que me estaba pasando. Me levanté de aquel banco procurando dar muchos menos trompicones, salí de nuevo a la calle, y allí estaba el agente tomando notas junto a mi coche… Y lo mejor, fue cuando al girarme mareado con intención de volver al refugio del soportal, levanté la cabeza y con algo de dificultad, pude leer en el frontal de las puertas aquéllo de TODO POR LA PATRIA. ¡Ostiaaas…! No sólo, iba conduciendo borracho perdido y me había quedado durmiendo al volante parado en un semáforo en rojo, sino que además, el semáforo donde tan plácidamente dormía, resulta, que encima era el que estaba justo frente a la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Mi propio Pueblo… ¡Mira tú qué casualidad coooño…!Y claro, setenta y dos horas me tuvieron cómodamente alojado allí mismo y a pensión completa. Creo, que absolutamente todos los agentes de la Casa Cuartel se interesaron con verdadero cariño por mí, y por conocer la mayor cantidad posible de los detalles de mi digamos que peripecia… Fueron amabilísimos conmigo, a la vez que también condescendientes y comprensivos con aquel suceso tan insólito y chocante, que había yo digamos que protagonizado. Años más tarde, uno de aquellos agentes me confesó todavía con sincero cariño, que pasaron unos ratos estupendos riéndose de mí todo lo que quisieron. ¡Qué cosas…! Yo ahora también me río. ¡Venga, supéralo…! Antonio Rodríguez Miravete. Juntaletras.
EL LOCO... Aquella primera vez me enteré ya de noche de que lo habían ingresado en el hospital… ¡Joooder…! Le tenía un muy especial cariño y quería verlo a cualquier precio; no sabía dónde me metía. Subí casi completamente a oscuras las escaleras hasta la planta de psiquiatría. Pregunté por él, y asombrados, tanto su familia como los enfermeros me conminaron expresamente a que de ninguna manera se me ocurriera entrar en su habitación; que estaba muy muy mal y era muy tarde, me dijeron. Cuando insistí cabezón en lo de entrar a verlo fuese cual fuese su estado o condición, noté claramente una expresión diría hasta que de espanto en sus caras, en el cruce de sus miradas. Ni que tuviesen allí encerrado un basilisco pensé… Para tenerlo bien vigilado y de cerca su habitación permanecía siempre monitorizada iluminada y abierta; y era la situada justo junto al box del control de planta. Pero él, ya había oído mi voz: — ¡¡Antonio Rodriiíguez, estás ahiií…!! Me llamaba y claro, entré… Jack Nicholson en la película de El Resplandor gritando mi nombre no me hubiera inquietado tanto. Nos conocíamos desde niños y a fondo pero no tenía claro a quién me iba a encontrar en esa habitación… Al entrar, solo fue ponerme al alcance de sus grandes ojos redondos y juntos, cuando se clavaron en los míos y fue girándolos siguiéndome rodeando la cama hasta que me senté a su lado… Yo simplemente y como siempre, le sostuve cariñoso esa mirada. Un olor dulzón mezcla de miasmas de urea y desinfectante alcohólico lo pringaba asquerosamente todo. Estaba atado y bien atado de pies y manos, pero lo encontré bien, tranquilo mientras me acercaba. — «Antonio anda, suéltame un ratico y dame algo pa’fumar…« Me lo dijo con un gesto chocante, incluso zalamero en su cara; como si yo fuera cómplice suyo, su primo, o tal vez el director del hospital. Pero en verdad que sobre todo y lo que era es amigo mío y se lo debía. Tras pensármelo francamente poco y cerrar la puerta de la habitación, empecé a soltar despacio la brida de su brazo derecho mientras lo miraba fijamente y él me miraba a mí como preguntándome si me atrevería también a soltar la de su otro brazo… Sin que él dijese ni media lo hice, sí, me atreví. Casi me cagué en los pantalones cuando una vez que se vio con sus dos brazos libres y con un movimiento rápido y muy brusco, me agarró con sus dos manos gigantes la cabeza, y sin dejar de mirarme fijamente, se la fue acercando a su cara gritando aquello de: — ¡Ahaaá, por fin…! ¡Me caaago en la puta…! — ¡Ehhh, pero no te asustes…! Me lo susurró al oído inmediatamente después, besándome en la mejilla cariñosamente al verme blanco como el papel. Luego, una vez me repuse del susto le solté también las bridas de los pies; y me salté también la prohibición de abrir la ventana; y la de fumar hacer fuego y tomar drogas, porque también encendimos un porrito escondido en mi paquete de tabaco… Un buen rato sí pasamos sí, asomados, platicando y contemplando la noche aquélla desde aquel ventanal: él con el culo al aire asomándole por la abertura trasera de su pijama azul hospital, y yo, no sé si despidiéndome… Y claro, fumando y charlando de nuestras viejas cosas también pasamos, creo, uno de nuestros últimos ratos entrañables. Más tarde y con la docilidad de un gato montés, consintió muy poco a poco y a regañadientes el que yo volviese a amansarlo y a atarlo vivo a aquélla cama… Cosa, que hizo no sin dejar de mirarme fijamente todo el rato mientras llorábamos sin muecas en completo silencio. ¿Y tú, no has sido el loco nunca…? ¡Quién nos ha visto y quién nos ve amigo mío…! Los recuerdos llega un momento en el que se te amontonan todos; y es un hecho éso de que el pasado nos persigue. …eeen fin. Gracias por leerme. Juntaletras. Te invito a leer mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/09/25/el-loco/
¡¡¡QUÉ RISA...!!! Me despertaron aquellos golpecitos insistentes en la ventanilla de mi coche. Toc toc toc… Vaya nochecita de marcha tan potente la que me pegué, lo malo, es que solo tenía recuerdos hasta las cinco o así de la madrugada; del resto no me dejaba acordarme la melopea. Toc toc toc… Envuelto por completo en la niebla del tablón que aún llevaba tardé en reaccionar. Toc toc toc… Poco a poco fui percatándome de que lo que oía, también, eran pitorradas de coches enfadados que me rebasaban por la izquierda ya que estaba parado así sin más justo en medio de mi carril, y en una de las principales calles de entrada a Mi Pueblo. ¡Qué extraño…! Toc toc toc… Lo raro es que eran ya más de las 8 de la mañana; lo malo es que llevaba un pedal tremendo y estaba parado en un semáforo; y lo peor es que me había quedado durmiendo mientras ese semáforo estaba en rojo… Lo que no sabía, era cuánto tiempo había estado ahí tirado con el motor en marcha, con la cabeza apoyada en el cristal de mi ventanilla dándome todo el sol en la cara, y roncando hasta babear con la boca abierta de par en par. Toc toc toc… El susto me lo pegué unos segundos después -mientras aclararaba aquella espesa niebla etílica- cuando giré la vista a la izquierda y me crucé con los ojos de aquel guardia civil al otro lado de la ventanilla. ¡Joooder…! Era aquélla una mirada severa, aunque diríase que a la vez como asombrada e incluso tierna. Luego, hasta me pareció detectar la mueca de una ligerísima sonrisa en su cara… Me hizo aquel agente el gesto imperativo de que bajase la ventanilla, tras lo que me saludó de forma reglamentaria llevando el canto de su mano derecha recta y a la sien. — ¿Buenos días, se encuentra Usted bien…? — Pues hommmbre, mire yo… — ¡Salga del coche, por favor…! Me interrumpió drástico al ver que sí, que yo al menos reaccionaba. Cegado por los rayos de sol mañaneros a tan tempranas horas, salí del coche a trompicones todavía bajo los efectos de tanto cubalibre: todo borroso, confuso, muy mareado… Tanto es así, que el agente, muy suave y amablemente me agarró del brazo y me acompañó a la sombra de la acera opuesta, introduciéndome en una especie de soportal que estaba abierto, y haciéndome sentar con cuidado en un banco de madera que había junto a la entrada… Pasaron los minutos, y despacio, fui pudiendo enfocar tanto la vista como los pensamientos, hasta que conseguí hacerme una ligera idea de lo que me estaba pasando. Me levanté de aquel banco procurando dar muchos menos trompicones; salí de nuevo a la calle, y allí estaba el agente tomando notas junto a mi coche… Pero lo mejor fue cuando al girarme mareado con intención de volver al abrigo del soportal, levanté la cabeza y con algo de dificultad, pude leer en el frontal de las puertas aquéllo: TODO POR LA PATRIA ¡Ostiaaas…! No sólo iba conduciendo curda perdido y me había quedado durmiendo al volante parado en un semáforo en rojo, sino que además el semáforo donde tan plácidamente dormía, resulta, que encima era el que estaba justo frente a la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Mi propio Pueblo… ¡Mira tú qué casualidad coooño…! Y claro, setenta y dos horas me tuvieron cómodamente alojado allí mismo y a pensión completa. Creo, que absolutamente todos los agentes de la Casa Cuartel se interesaron con verdadero cariño por mí, y por conocer la mayor cantidad posible de los detalles de mi digamos que peripecia… Fueron amabilísimos conmigo, a la vez que también condescendientes y comprensivos con aquel suceso tan insólito y chocante, que había yo digamos que protagonizado. Años más tarde uno de aquellos agentes me confesó con sincero cariño y todavía meándose de la risa, que pasaron unos ratos estupendos riéndose de mí todo lo que quisieron. ¡Qué cosas…! Yo ahora también me río. ¡Venga, supéralo…! Juntaletras. Te invito a seguir leyendo mi blog... Graciaaasss. https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/04/12/que-risa/
Me preguntó mi madre entre inquisidora y picarona: ¿Nene porqué te ha dado ahora por dibujar mujeres desnudas…? Hacía poco me había pillado una de aquellas revistas calentonas; casi la única fuente de pornografía en aquella época. Recuerdo que le respondí explicándole que, después de estar hasta ahora dibujando amaneceres y atardeceres, bodegones, paisajes, naturalezas vivas y muertas, marinas, puertos, barcos y oleajes, escorzos, perspectivas cruzadas y picados; de verdad lo que me pedía el cuerpo, el lápiz y la mirada, casi compulsivamente, era dibujar desnudos; mujeres desnudas. ...te invito a terminar de leer mi relato en el blog https://historiasenunfolio.wordpress.com/2019/12/25/desnudos/ Antonio Rodríguez Miravete. Juntaletras.
EL LOCO... "...no sabía dónde me metía. Subí casi completamente a oscuras las escaleras hasta la planta de psiquiatría. Pregunté por él, y asombrados, tanto su familia como los enfermeros me conminaron expresamente a que de ninguna manera se me ocurriera entrar en su habitación; que estaba muy muy mal y era muy tarde, me dijeron..." Sigue leyendo en mi blog por favor... Graciaaasss. https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/09/25/el-loco/
IZQUIERDOSIS, IZQUIERDITIS, IZQUIERDEMIA... Si conocéis a quién semejante mal padezca, apiadaos eso sí, pero prestadle auxilio desde la distancia; hacedme caso… Mantened siempre un prudente alejamiento del espécimen; y no confiéis nunca en que estar junto a la peste no os terminará apestando irremisiblemente… Es como el sonsonete de una mala canción: como la oigas mucho y aunque no quieras, tarde o temprano terminarás aprendiéndotela. Te invito a terminar de leer en mi blog. Gracias. https://historiasenunfolio.wordpress.com/2021/04/29/izquierda/
¿QUE PORQUÉ ESCRIBO...? Es curioso, pero cuando la indignación hace hervir mi sangre, a mis meninges les da por escribir de forma casi compulsiva, vehemente, y hasta violentamente a veces. Me provoca una sensación agobiante y extraña la indignación. Y al intentar en vano acercarme a describir sus efectos solo se me ocurre decir que se parecen un poco a esas borrosas sensaciones, emocionales y físicas, que todos experimentamos antes del llanto; justo, antes de romper a llorar. Percibes esa punzada difusa, amarga y cuasi dolorosa, en la parte baja de la garganta y que como ascendiendo por el cuello hasta nuestra psique, se transforma en sincera gota de lágrima emocionada en el caso del llanto; pero torna en pérfida gota de corrosiva impotencia en el caso de la indignación. El hecho es que me vengo arriba escribiendo espoleado por la indignación. Ésta, se va transmutando en dinamita verbal a punto de estallar. La indignación así se va transformando en violencia contenida, que, mezclada con la impotencia, afortunadamente solo aciertan a sacar de mí palabras como éstas torpemente entrelazadas. Solo palabras pero eso sí, diríase que con cierto aire de impotente revancha verbal; como un inocente alivio de una tensión inútil, o como un enconado deseo de escarmiento a no sé quién, y por no sé qué. En esos momentos, casi en trance sigo tecleando, y la indignación emerge sin remedio en forma de palabras ardientes, espesas, como lava. Poco a poco ese verbo incandescente y caótico va tomando forma, como de grito escrito; una especie de alarido epistolar; algo así como una manifestación solitaria; como una impotencia potenciada. No sé si servirán para algo útil pero las voces surgen por sí mismas. Y llega un momento que al ir poniendo orden en esa erupción de palabras solitarias y dispersas, se van aplacando aquellos ímpetus indignados que me impulsaron a escribirlas.Y me funciona… Porque creo que la indignación plasmada negro sobre blanco ordena mis pulsiones peores, calma mis ardores justicieros, y satisface mis anhelos de implicación por las causas que me indignaron y me empujaron a escribir. Así, como a parturienta a quien el fruto de sus entrañas irremisiblemente empuja a romper aguas y a parir, a mí, la indignación inevitablemente me empuja a romper a escribir, o a llorar. Juntaletras. Te invito a leer mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2017/12/11/palabras/
¡¡QUÉ RISA...!! Me despertaron aquellos golpecitos insistentes en la ventanilla de mi coche. Toc, toc, toc…Vaya nochecita de marcha tan potente la que me pegué, lo malo, es que solo tenía recuerdos hasta las cuatro o así de la madrugada; del resto, no me dejaba acordarme el alcohol. Toc, toc, toc… Envuelto por completo en la niebla de la borrachera que aún llevaba, tardé en reaccionar. Toc, toc, toc… Poco a poco fui percatándome de que lo que oía, también, eran pitorradas de coches enfadados que me rebasaban por la izquierda, ya que estaba parado así sin más, justo en medio de mi carril, y en una de las principales calles de entrada a Mi Pueblo. ¡Qué extraño…!Toc, toc, toc… Lo raro, es que eran ya más de las 8 de la mañana; lo malo, es que llevaba un pedal tremendo y estaba parado en un semáforo; y lo peor, es que me había quedado durmiendo mientras ese semáforo estaba en rojo… Lo que no sabía, era cuánto tiempo había estado ahí tirado con el motor en marcha, con la cabeza apoyada en el cristal de mi ventanilla dándome todo el sol en la cara, y roncando hasta babear con la boca abierta de par en par. Toc, toc, toc… El susto me lo pegué unos segundos después -mientras aclararaba aquella espesa niebla etílica- cuando giré la vista a la izquierda, y me cruzé con la de aquel guardia civil al otro lado de la ventanilla… ¡Joooder…! Era aquélla una mirada severa aunque diríase que a la vez como hilarante y asombrada, incluso tierna… Hasta me pareció detectar la mueca de una ligerísima sonrisa en su cara. Me hizo aquel agente el gesto imperativo de que bajase la ventanilla, tras lo que me saludó de forma reglamentaria, llevando el canto de su mano derecha recta y a la sien. — ¿Buenos días, se encuentra Usted bien…?— Pues hommmbre, mire yo…— ¡Salga del coche, por favor…! Me interrumpió drástico al ver que sí, que yo al menos reaccionaba. Cegado por los rayos de sol mañaneros a tan tempranas horas, salí del coche a trompicones todavía bajo los efectos de tanto cubalibre: todo borroso, confuso, muy mareado… Tanto es así, que el agente, muy suave y amablemente me agarró del brazo y me acompañó a la sombra de la acera opuesta, introduciéndome en una especie de soportal que estaba abierto, y haciéndome sentar con cuidado en un banco de madera que había junto a la entrada… Pasaron los minutos, y despacio, fui pudiendo enfocar tanto la vista como los pensamientos, hasta que conseguí hacerme una ligera idea de lo que me estaba pasando. Me levanté de aquel banco procurando dar muchos menos trompicones, salí de nuevo a la calle, y allí estaba el agente tomando notas junto a mi coche… Y lo mejor, fue cuando al girarme mareado con intención de volver al refugio del soportal, levanté la cabeza y con algo de dificultad, pude leer en el frontal de las puertas aquéllo de TODO POR LA PATRIA. ¡Ostiaaas…! No sólo, iba conduciendo borracho perdido y me había quedado durmiendo al volante parado en un semáforo en rojo, sino que además, el semáforo donde tan plácidamente dormía, resulta, que encima era el que estaba justo frente a la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Mi propio Pueblo… ¡Mira tú qué casualidad coooño…!Y claro, setenta y dos horas me tuvieron cómodamente alojado allí mismo y a pensión completa. Creo, que absolutamente todos los agentes de la Casa Cuartel se interesaron con verdadero cariño por mí, y por conocer la mayor cantidad posible de los detalles de mi digamos que peripecia… Fueron amabilísimos conmigo, a la vez que también condescendientes y comprensivos con aquel suceso tan insólito y chocante, que había yo digamos que protagonizado. Años más tarde, uno de aquellos agentes me confesó todavía con sincero cariño, que pasaron unos ratos estupendos riéndose de mí todo lo que quisieron. ¡Qué cosas…! Yo ahora también me río. ¡Venga, supéralo…! Antonio Rodríguez Miravete. Juntaletras.
MUJERES DESNUDAS"Me preguntó mi madre entre inquisidora y picarona: ¿Nene porqué te ha dado ahora por dibujar mujeres desnudas…? Hacía poco me había pillado una de aquellas revistas calentonas; casi la única fuente de pornografía en aquella época..."Sigue leyendo... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2019/12/25/desnudos/
HUEVOS Y BOMBAS "...Conforme iba adentrándome y sumergiéndome en la charca recuerdo la sensación en mis huevos, los pobres, helándose y encogiéndose a medida que les llegaba el nivel del agua… Tiritando ya tenía el agua al cuello..." Sigue leyéndome en mi blog por favor... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/03/25/huevos-y-bombas/
EL ARTE, HOY... "...¿Si un burro le da una patada a una flauta y ésta suena, podríamos decir que el pollino toca la flauta…? ¿Y si pasa dos veces seguidas…? ¿Eh…?..." Por favor, sigue leyendo en mi blog. Graciaaasss... https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/09/15/el-arte-hoy/
LA MUERTE Y LA COMIDA... "Recuerdo lo primero que maté. - Nene ven y ayúdame. Dale tú el puñetazo al conejo que la mamá ya no puede. Íbamos a hacer arroz..." Por favor, sigue leyendo en mi blog... Graciaaasss https://historiasenunfolio.wordpress.com/2022/03/13/la-muerte-y-la-comida/
CÓMEME LA POLLA CEMENTO... Si te gusto, solo tienes que decirlo, y te mando una foto de mi nabo Jájajajaja... No seas tímida. ¿No tienes otra cosa que hacer por ahí que dar por culo con la mierda de tu pedantería...? ...eeen fin. Juntaletras.