Un desconocido nacimiento, apenas un nombre y para ella un secreto lo personal, Andrea, mi maestra y se vuelve tan fácil decirlo mi maestra porque en realidad es lo único que se de ella, pero con esto ¿Qué gano?, nada, ya que esto la mayoría lo sabe y no es suficiente, no, porque detrás del nombre se oculta una historia, quizá para mí una historia desconocida pero me es suficiente apreciar a la protagonista que a mi criterio su seriedad no solo esconde una misteriosa vida, no, guarda un pensamiento de nacer siendo algo y no estudiar para ser. Sé que en su alma guarda un talento pero no el de ser escritora, sino el de ser maestra y que importa si aborrece los aplausos ante una atinada participación, yo aplaudo mil veces ante su brillante doctrina. Sin importar que no duerma por hacer sus tareas, ella nunca defrauda a sus alumnos los motiva un día cada vez más a ser mejores, que la responsabilidad es indispensable que los valores son lo que te llevaran lejos en la vida. Ella no solo habla por tener algo que decir, ella demuestra sus palabras y las lleva a cabo en sus actividades, su mirada lo dice todo cuando las realiza se puede observar el amor que aman hacia todo lo que hace, su trabajo, su escuela, su vida. No se necesita inteligencia o conocerla para saber que con Andrea se aprende hacer todo con dedicación y vocación a que solo se debe hablar cuando es necesario y es que ella no solo es la mujer que tiene esos anteojos adheridos a ella, es un ser viviente, si, viva, que sabe hacer lo que ama, y sabe hacer sentir especial a cualquiera que esté en se presencia porque ella te asombra desde la primera vez que se planta frente a ti. Espero que su esencia siga siendo la misma ya que quiero que sepa que aun la recuerdo, impecable como siempre e imposible de olvidar, la manera de atraparte al hablar aunque aun después de escribir todo esto sobre una persona llamada Andrea siga sin conocerla.