Doy vuelta tras tu muro,tras tu tiempo.Las puertas están cerradas.La llave ya no abrela manija desvencijadade tu sueño...Se han agrietado las paredes,los techos gotereadospululan pequeñas gotasque están a punto de estallar.¿cómo un alma envenenada puede no decir ni una palabra para aliviar un tormento?Tras largas esperas,esperé.Tu aliento lo sentía,seco.- Resoplaba en mi mejilla -,la misma que abofetaríascon tu desprecio.No hubo palabras,sólo silencios.Y tu nocturnidad fortuitapalidecíaen mi deseo.La soberbia de tu cólerafué más fuerteque mi tropiezo.Yo no esperaba tu disputa,fuí más bien obstinado,terco y necio.Más tarde comprendíaque tu demencial miramiento,era una forma de tu agonía,de tu eventual sufrimiento.Mis adoloridas entrañassudaron gotas de lamentos,extrapolaron sombrasde tu avasallador gesto.Y yo, extrafalario ser, imperfecto;corrí descalzo entre vidrios,queriendo no punzarme con ellos...¡Ah! ¡vano intento!sangraron las cicatricesde mi torpeza y afánpor ufano precio.Y ahorami derrota tumbos dacontra el cemento,una pequeña gloriase vivificaen mi pecho.Todo pasa y muerecon el tiempo,el mismo que define las estaciones,la vida y los decesos...