El organillero cumple su papel en las afueras de mi casa.Desde mi dormitorio le oigo con emoción.Pienso en ti. Aunque no estás conmigo se perfectamente donde y en que estás. Quisiera estar contigo, abrazarte, mirarte a los ojos (esos ojos!) y sonreirte. Por primera vez no pienso en ti como un objeto. Extraño el olor de tu piel, mas no tu hacer en la cama. Te extraño a ti. Ha sido tanto tiempo y no hemos logrado nada, solo odiarnos cada día un poco más. No era lo que yo quería y puedo asegurar que tampoco era lo que esperabas. Añoro la calidez de tu mano de la cual he recorrido todo el mundo... en mis sueños. Añoro tus palabras tiernas, y las mil veces que me haz dicho te amo... las mil veces que lo he imaginado. Yo, no he tenido el valor de decir te necesito, ahora me pregunto si lo sabrás. ¿Se te ocurrirá alguna vez que la mujer que dice adiós como si nada, ha soñado con una vida junto a ti, con hijos, con un perro que a ladridos y moviendo su cola nos de la bienvenida a nuestro hogar? De seguro no, te he repetido hasta el cansancio que odio a los perros. Me gustaría ser valiente y correr hasta tu casa... Bastaria con contestar tu llamado. Pero ya no quiero más, no más de lo mismo. ¿Pensarás en mi como algo más que un cuerpo dónde encontrar relajo? no creo, pero quisiera que si, y que en ese tu y en ese yo que jamás llegará a ser un nosotros, pudieramos sufrir lo mismo. Que ganas de que por una vez en nuestras vidas tuvieramos un arranque de humanidad... Y no será....Cada vez escucho con más dificultad la música del organillo.Poco a poco muere la emoción. Seguiremos siendo lo mismos
Me peguntaba por qué escribo y después de mucho pensar descubrí mi secreto: escribo porque me da miedo el poder de las palabras. Es extraño, pero es verdad. Escribo para borrar las letras cuando algo no me acomoda, cuando algo ya no es así, cuando algo ya no lo quiero. Luego puedo tomar el papel y arrugarlo con toda mi furia y si con eso no es suficiente puedo quemarlo. Si, es lo que a veces hago. Cuando las palabras salen de mis labios ya no hay marcha atrás, si digo un te amo, y más tarde descubro que no es así ¿cómo lo desdigo? o si ofendo a alguien, acaso, ¿con un perdóname cierro la herida? por eso escribo, y con mis letras amo, con mis letras maldigo y cuando ya no hay necesidad, con fuego borro el pasado. Escribo para mi, con la esperanza de que nunca nadie descubra mis letras. Escribo para volar en un espacio en el que los demás no tienen cabida. Escribo de cobarde con la mayor de mis valentías. Escribo porque no quiero lastimar.
Te miro... Entre las arrugas de tu cara encuentro aun el brillo de 2 luceros que 60 años atrás alumbraron el camino de muchas. (Demasiadas, diría ella) Me cuentas que en las noches te cuesta dormir, te sonrio intentándo darte la confianza que el orgullo y el machismo te arrebataron.Te duele llorar, no sabes hacerlo, pero el frío de mi mano, que se une a la calidez de la tuya, te muestra un puerto seguro. No lloras como tu y ella querrían, pero tus lagrimas son de verdad. Me parte ver tus ojitos nublados, mas por otro lado siento tu alma un poco más descansada. Una mariposa se detiene frente a nosotros, le sonries, sabes quien es... Me confiesas que fue el amor de tu vida, recuerdo que ella también me lo dijo, un poco antes de marcharse. Y yo también lo se, fui testigos de momentos que nadie más presenció...Te vuelvo a mirar, ahora, eres tu el que me regala una sonrisa buscando tranquilizarme. Ella habría pasado su manito por mi cara, que en ese mismo momento se llena de un calorsito distinto, tal vez... Respiro hondamente por "si acaso", por si el calorsito tiene que ver con ella... Quédate! Quédate! te suplico mentalmente. Quédate un ratito más. ¿Acaso no ves sus ojos? ¿Acaso tantos años de amor no valen la pena un intento más?. Pero te vas nuevamente, y solo hemos quedado el y yo. El, sus lagriman que aun no cesan, y tu en su memoria, en su soledad y en cada aire que respira.No lo dice, pero lo siente. No le hagas caso, no te lo lleves! Fue pronto para ti, no hagas que sea pronto para el... Aun con tus mañas es fácil quererte, abuelo... ¿tus errores?, dime tu ¿quién no se ha equivocado?, pero hoy te pesan "pudimos hacer tantas cosas", dices, mientras suspiras. Tengo miedo de perderte y que pases a ser solo un recuerdo. Te miro, pienso y te miro. Sonreímos ámbos, cómplices de sabernos tristes y arrepentidos, conscientes de lo que pudo ser y no fue, sintiéndonos culpables de los planes que, entre risas, hacíamos y en los cuales la excluíamos, solo, para hacerla enojar. A mi tambien me hace falta, sabes?... Te miro, y el silencio nos acompaña... Se nos hizo tarde, abuelo.