• Miguel Gomez
Miguel Gomez
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  • País: Venezuela
 
                                                                                               Sol negro! Castillo de ladrillos y barrotes en el que posamos los días entre voces que narran desde el antes el después y el centro mismo de la prisión. La violencia pasa aquí por diferentes gradaciones simbólicas, como una especie de rito que deben cumplirse mientras tú identidad desaparece. Con treinta minutos diarios de sol. ¿Sobreviven los sueños cuando tu vida deja de ser transparente para desglosarse en autoridades, sutiles imperios, dominios y poderes que ofrecen una presencia física tan real como el arte de la sobrevivencia penal, la violencia que se genera cómo efecto de la personificación. ¿Sobreviven el auto determinación y la individualidad aquí donde existen cada día treinta minutos de sol...? Fin
"Sol negro".
Autor: Miguel Gomez  288 Lecturas
    Una partida de ajedrez para ocupar la mente, busco la calma, un movimiento de alfil para olvidar un sueño que se repite una y otra vez. Una partida contra la desolación y la derrota, muchos amigos Han muerto. Una partida de ajedrez contra el desasosiego. La Torre amenaza al alfil. Una partida de ajedrez para dejar de pensar en los acontecimientos que se han sucedido uno tras otro en desbandada. Jaque a la reina mueves tu, jaque al rey, los guardias hacen los días más tediosos. El rey se enroca. Moverá Peón tres, si no va a dejar al rey al descubierto. No puedo olvidar el recuerdo de esa pesadilla recurrente. Jaque mate. El rey cae sobre el tablero. Se asume la derrota. Se propone la revancha. Otra partida. El tiempo pasa entre las piezas negras y blancas, hace frío en el patio. La taza de fororo que tome en el desayuno ya no calienta mi estomago. Es media mañana y aún guardo en mi bolsillo un pedazo de pan, ya será hora del almuerzo, he reservado el valor energético del pedazo de pan del desayuno para aguantar el hambre porque rechazare el almuerzo del rancho, sopa mal oliente y fría, o Guiso de garbanzos. Cuatro garbanzos bailando en agua sucia peores aún que las populares "lentejas chinas" el pedazo de pan aliviará el hambre hasta la tarde. Después de asistir a la biblioteca. Otra partida. Sales tú. Volveré a perder, y volveré a creer que no me importa, pero me importa. Demasiados fracasos, ajenos y propios, hacen que busque en el ajedrez nimias victorias. Aprenderé estrategias nuevas, ataques y defensas que me liberen de la sensación de que ya no formo parte activa de ningún Flanco. Jugare con pasión. y en este penal, el que llaman la universidad, estudiaré los libros que logren engañar la censura, y esperaré con pasión las cartas de mi hija, que no van a llegar. Mientras, me aprendo todo lo que pueda sobre la guerra soviética y la historia de mi país y sus próceres. Jaque mate... Fin              
Juego de Ajedrez
Autor: Miguel Gomez  289 Lecturas
    Llegó diciembre, es viernes y cómo de costumbre hay fiesta en el barrio. Disfruté sin parar toda la noche y parte del sábado, me acosté cansado y al despertar ya era domingo 9 de diciembre, "desperté nostálgico, algo extraño en mi" sentí deseos de abrazar a mis hijos, a quien me conoce le va a parecer un chiste, pero me sentí arrepentido de muchas cosas, tenía un mal presentimiento. Salí de la casa y llamé a mi esposa fue grato escucharla decir que están bien que me aman y me extrañan le dije que haría un trabajo y volvería a casa que tenía intenciones de pasar diciembre con la familia que el día de mi cumpleaños estaba próximo y quería mi regalo, sonreímos y nos despedimos, ya varios amigos me esperaban querían hacer algo que veníamos planeando hacia meses, no me parecía el mejor día, había elecciones y la policía estaba por todos lados, pero pensé que sería dinero fácil. Hago esto y vuelvo a casa, me dije, así que salimos Apresurados y decididos a cometer el hecho. En medio de lo planeado una patrulla nos da la voz de alto por supuesto omitimos dicha orden y emprendimos la huida, en ese momento regresó el susto con el que desperté por un instante extrañe la sonrisa de mi madre la fiel compañía de mi esposa y hasta la jodedera que arman mis primos en casa, en ese momento recordé que Dios nos ama y agradecí por todo lo que me dio, agradecí a Dios y a mi esposa por darle a mis hijos salud y una buena vida una lágrima salió de mis ojos todo fue en cuestión de segundos reaccione y sentí deseos de salir de allí y correr a casa sentí un vacío en el pecho saque una granada que tenía en el bolsillo y salí de la camioneta en la que andaba los disparos eran aturdidores corrí hacia el carro en el que pretendía escapar del sitio he ir a casa, entre los Disparos la zozobra y el afán por salir de ahí la granada se me callo, increíblemente escuché a mi hijo y mi madre sonreír. luego de eso solo recuerdo un subido en los oídos y una luz resplandeciente que parecía venir del cielo, de inmediato supe que todo había acabado para mí ese 9 de diciembre, qué pasaría a vivir en la sonrisa de mis hijos, en el bienestar de mi madre y todos esos momentos con mis primos y hermanos, en todo ese amor de mi abuela nena y mi esposa Maryet que tanto me aconsejaron. Los amo familia que Dios los bendiga... Gilver.Torres 9/12/2018
La Ultima Carta...
Autor: Miguel Gomez  295 Lecturas
   La soledad no es buen refugio para la tristeza y esta sensación de estar en cada  noche, en cada trago, en cada palabra vertida. Sobre el estante la imagen espera la mano, la oración, una vela encendida mantiene la esperanza, el sueño por realizar. Cuanto de esperma y cenizas? Cuanto de tristeza habremos de acumular…?
LA ORACION
Autor: Miguel Gomez  100 Lecturas
          Hoy es domingo, inicia una nueva semana. Un día más que le ganamos a esta prisión. Son las 8:45 pm y se escucha el grito de "numero" ya vienen a contarnos como de costumbre. Mientras, yo acostado en la lápida, medito y me preguntó ¿porque suceden cosas malas? ¿Porque permite Dios que las personas sufran? En el mundo todos hemos tenido alguna experiencia con el sufrimiento. Hemos visto que le suceden cosas malas a la gente buena, algunas veces, parece que la vida no es justa. Creemos no merecer el castigo por el cual pasamos, por ejemplo, yo ahora estoy en un lugar donde por una aguja te matan, ¡Puede sonar increíble y hasta sanguinario! Pero es cierto. La cárcel tiene sus reglas de convivencia y a diferencia de la calle, aquí, si no cumples te mueres. Y me encerraron aquí sin causa probable, y así como yo hay muchos inocentes atravesando por la misma situación. Llenándonos de ira y rencor. Muchas personas en el mundo antiguo superado grandes obstáculos, no es posible alcanzar el triunfo sin encontrar oposición, contrariedades y reveses lo importante es utilizar las adversidades para conquistar la victoria. Encuentra la lección en cada crisis y explora tus fortalezas para superar el dolor. El secreto de la victoria está en no retroceder, la clave está en permanecer. Resistir la tentación de rendirte, probablemente no esté donde quieras estar, pero tampoco está dónde estaba. Permanece inquebrantable. No siempre somos librados de nuestras angustias en el momento en que clamamos al señor, a veces debemos soportar por un tiempo, se pacientes, perseverantes en nuestra fe y obedientes en la palabra. Pero por favor, sigue confiando. No te dejes vencer por los problemas. Nada ni nadie puede obligarte a vivir derrotado. Tu actitud frente a los desafíos cotidianos debería ser: (aunque las circunstancias a mí alrededor parezcan imposibles de arreglar, yo seguiré adelante, seré paciente. No permitiré que mi ánimo decaiga, ir al encuentro de la presencia del señor, pues a prometido no abandonarme en medio de la necesidad, el es fiel para sostener mi vida y aunque una puerta se cierre se que abrirá una mejor y más grande para mí.) Deja de acariciar tus heridas, deja de sentir auto conmiseración. Elevaré por encima de tus problemas, no permitas que el sur por una experiencia desagradable te haga vivir amargado aunque te hayan ofendido, sigue haciendo tu mejor esfuerzo, aunque te hallan defraudado, sigue mostrando tú mejor cara, aunque el reporte médico no sea el mejor, sal de la casa y sigue viviendo. Cualquiera encuentra motivos para abandonar, cualquiera encuentra excusas para no seguir. Pero la victoria es para los que continúan, para los que a pesar del dolor deciden seguir adelante con la vida. Un ejemplo de todo lo escrito es el compañero Daniel Humberto Lugo quien está en esta prisión desde hace varios años por la falsa acusación de alteración al orden público o algo así, el se encuentra recluido en esta prisión con un ambiente hostil y un historial de tortura y matanza, en este monstruo que se alimenta de hombres, y su audiencia y firma de cómputo ha sido pos puesta en muchas oportunidades alargando así su estadía en este lugar y alejándolo cada vez más de su familia, pero él, no ha reaccionado negativamente ante todo esto, pues, a aprovechado el tiempo en prisión para afianzar su fe en Dios y evangelizar junto a sus compañeros, siendo para todos quiénes lo conocen un ejemplo del amor de Dios y su promesa de una vida sin maldad... Fin   
Un día más".
Autor: Miguel Gomez  213 Lecturas
Desde la tarde que me quedé sin comunicación y salí del calabozo para recibir en el patio un poco de sol y de brisa fresca, la cerca adquirió su dimensión de reto. Cuando regrese al calabozo ya me había quedado la obsesión de la fuga. Mi corazón no estaba resignado a soportar la servidumbre del tiempo detenido. Por eso, el reto de mi vida tenía la forma de esa cerca metálica, de no más de cinco metros de altura enclavada en el patio de la prisión. Del otro lado se encontraba la continuidad del tiempo y la promesa de una libertad azarosa y mezquina. Era mi deber intentarlo. Cada vez que salía al patio durante esa media hora vespertina, mi atención se fijaba en tratar de precisar cuál podía ser el punto más vulnerable de la cerca, según la colocación del guardia y el momento propicio para saltarla. Era una jugada que requería de tres elementos para ser perfecta: ingenio velocidad y testículos. Para no considerar la acción descabellada, debía descartar también la mala suerte. Entre mi propósito de fugarme (y seguramente el de otros presos que caminaban pensativos por el patio) y su feliz consumación, se interponía la dura y atenta mirada del guardia que siempre mantenida el fusil 103 aprovisionado y sin seguro. Era un hombre en el que fácilmente se podían apreciar la fuerza y rapidez de deducción. La única ocasión en que me aproxime con temor hasta la línea límite, marcada unos dos metros antes de la cerca, se escuchó el seco y amenazador grito del guardia ¡Alto! (Supe por otros presos más antiguos, que algúien al intentar saltarla recibo una ráfaga en las piernas.) Después del incidente, hice algunos esfuerzos por cordialidad con el guardia, tratando de este modo ablandar su atención, pero el guardia no permitía el diálogo ni siquiera a distancia. Estaba hecho para ese oficio, sin remordimientos. Lo máximo que obtuve de él, fue que un día me lazara un cigarrillo a los pies desde su puesto. Durante este tiempo mi plan de fuga se quedó en la audacia de lo imaginado. Por mi buena conducta fui transferido del calabozo a una celda colectiva hasta que el almanaque ponga fin a la espera y obtenga la costosa libertad de forma legal y burocrática. Regresaré a esa normalidad calumniada que tanto despreciamos. El tiempo recuperará su perdido sentido, y mis reflejos comenzarán a adaptarse lentamente a la puerta de la ciudad. La memoria de los días inmóviles se desdibujaran. solo algunas noches en un sueño intranquilo reaparecerán la cerca y su reto... Fin
"La cerca".
Autor: Miguel Gomez  270 Lecturas
 Desperté contento. Es 27 de diciembre y mi hija cumple 15 años, los custodios entran a las celdas de funcionarios para nombrar un grupo que sale de libertad, por la gracia de dios mi nombre está en la lista nos preparamos para recibir el desayuno y luego de eso puedo irme a casa, no sé como describir lo que siento, la verdad solo pienso en que podre ir a la fiesta de mi hija. Salí del penal después de despedirme de los compañeros que se quedan en la espera, rumbo a casa lleno de nostalgia al ver los cambios en la calle y entre la incertidumbre de lo que viene pienso en qué hacer para sorprender a mi hija en su cumpleaños. Como es de suponer no cuento con lo necesario para un gran regalo más que mi presencia después de una larga ausencia. Ya en casa pude acicalarme debidamente. La noche llego y con mariachis sorprendí a mi hija en su fiesta de 15 años estaba muy nervioso y emocionado, entre cantando una canción de Marbel. ´´por esos días por venir, por este brindis para ti, por regalarle la intuición al alma mía, , porque los días se nos van quiero cantar hasta el final por otra noche como esta doy mi vida.´´ me pareció un buen tema para la ocasión, todos estaban sorprendidos, mi hija con lagrimas en sus ojos me abrazo emocionada, el sentimiento en mi pecho era inefable. Todo un regalo del cielo, baile el vals con mi hija y nos reunimos con la familia quienes celebraban con lagrimas de alegría mi regreso, di una vuelta por la fiesta, unas fotos con mis hijos y me fui a casa con mi madre a ver a mi abuela. Nos develamos todos sonriendo con cuentos de las cosas pasadas y poniéndome al día con los acontecimientos familiares, amaneció y los niños llegaron con su madre para un día de sopa después de la celebración yo me recosté para descansar un poco, me quede dormido y al despertar estaba en mi celda, todo fue sueño… fin
Cruel Realidad...
Autor: Miguel Gomez  176 Lecturas
Soy un hombre que ha visto el sufrimiento todo se pudo en mi contra una y otra vez, la vida me avisó, me todo de pobreza y amargura. Me hizo vivir en la oscuridad, como aquellos que antes muerto. Construyó un muro de piedra a mí alrededor para que no pudiera escapar, me ato con cadenas de acero las manos. A pesar de que llore y le pedí a Dios que me rescatará, el ignoro mi oración. Mis ojos están llenos de lágrimas que no dejan de correr, soy ahora un prisionero al que se le niegan sus derechos y se le engaña en un juicio. Sin razón sin razón alguna mis enemigos me encerraron como a un pájaro. Trataron de acabar con mi vida y me enviaron a una cárcel. Jehová, te llamo por tu nombre desde el fondo de esta prisión, te ruego que escuches mi voz y no me desampares. Defiende mi causa y devuélveme la vida. Mira el mal que se me ha hecho. Hazme justicia en el tribunal de los hombres. Quizás lo escrito aquí procure a la mayoría de las personas, pero, no fue escrito por alguien deprimido o que pudiera la vida. Si no de alguien que está aprendiendo el secreto de la verdadera sabiduría. Que lo único que realmente tenemos en este mundo es nuestra relación con Dios. Por eso disfruta, vive bien y agradece todo lo que Dios te da... Fin
"Meditación".
Autor: Miguel Gomez  90 Lecturas
A mis 33 años luego de seis meses en esta prisión decidí revelarme contra la fatalidad del azar. Comprendo que la casualidad es una maldición, la negación de toda verdadera libertad. Mi intención durante días y noches de intensa creación, ha sido escribir lo que podría llamarse el diario de mi vida en prisión. Llenar las horas y los minutos de las horas y los segundos de los minutos y las fracciones de los segundos, escogiendo minuciosamente mis hábitos, expectativas, nostalgias, sueños, sorpresa, pesadilla, visiones sin olvidar nada, ni siquiera mi comida favorita. Hoy al dar un leve repaso por la página de este cuaderno me doy cuenta de que no se parece en lo más mínimo al diario antes mencionado, todos mis escritos Han sido algo así como un relatos llenos de lamentaciones un poco de religión y política algo que expresa lo que he pasado y mi opinión sobre algunos temas, todo esto disfrazado con un poco de filosofía. La verdad para mí esto no es más que pasar el lápiz sobre estas blancas páginas mientras estoy en la amarga espera de la tan apreciada libertad... Fin
"La espera".
Autor: Miguel Gomez  84 Lecturas
Me emociona esperar por el momento cuando la primera estrella cruza el cielo de un nuevo año de tus días, Porque yo quiero acompañarla y quedarme guindado de una de sus puntas para verte nacer de nuevo. Hoy sólo quiero agradecer porque aquí estés un año más, No puedo escribir todos los deseos que tengo para ti porque son tantos y tantos, y cada vez aparece uno nuevo, Deseo que brilles en lo más alto del cielo. Que vueles tan alto como tus sueños te dejen. Que ames con el alma, que llores de alegría, Que tu corazón se agite por cada sueño cumplido, Que encuentres tus caminos y los transites con la maleta del corazón llena de impulsos buenos, de ganas locas, de deseos bonitos, Sólo quiero que vivas cada día como quieras vivirlo Que hagas cada cosa como sólo tú quieras hacerla y que así seas tu propia diseñadora de destinos. Que le regales al mundo lo hermoso que hay en ti y que cada vez que dudes o te llegue algún miedo, sepas que es normal asustarse, pero no dejes que ellos sean por siempre los dueños de tu vida. A veces dudar, te sirve para crearte de nuevo las ganas sacudir las alas y retomar el vuelo, ¡¡Eres maravillosa!! Y sólo soy feliz de haberte tenido en mi vida. Soy feliz de quererte de la forma como te quiero, hay días, confieso, que no sé bien cuál es esa forma, pero igual te quiero. No puedo dejar de hacerlo, aunque me lo pidas. Sólo me importa que vivas en mi corazón, allí me gusta que estés Si he sido capaz de querer a mucha gente que no hizo nada para merecerlo, cómo no amarte a ti que eres mi ángel de corazón hermoso, Sólo deseo agradecer por la esencia y la sustancia que nos une hoy en este mundo loco… A.R.G.D
27/12
Autor: Miguel Gomez  95 Lecturas
 En el tiempo que pase recogiendo la basura en el anexo, aunque fue poco, conocí varias mujeres y sus historias. Una de ellas, ¡la morsa¡ no era amiga de nadie, pero todas la adulaban con tal de obtener el último centímetro de su cigarrillo. Fumaba a toda hora de día y de noche, tenía una toz salida del fondo del pulmón, de esas que remueven todas las flemas del cuerpo. Ninguna me supo decir cuánto tiempo tenia presa ni qué edad tenia realmente. Era una mujer de cuarenta en adelante sus uñas estaban manchadas de nicotina y ese mismo color amarillento le rodeaba los labios una trenza canosa le llegaba a media espalda. Algunas reclusas murmuraban que la morsa mato a su marido por una discusión en medio de un juego de cartas que eran jugadores empedernidos y ninguno iba al trabajo que apostaban entre sí ganando y perdiendo el mismo dinero, si alguno quedaba sin plata entonces el otro le prestaba, y continuaba la partida. Dicen que el marido se atrevió a hacerle trampa. Siempre había alguien en desacuerdo con alguna de las versiones. Bastaba con mirarle a los ojos para saber que todavía le dolía su vida anterior, también la apoyaban muchas de las reclusas por haber agredido a sus esposos mal tratadores. Las que entraban a la cárcel por esos motivos eran bien vistas por el resto, o al menos nadie se atrevía a desafiarlas. Con la morsa era diferente. Habría sido una innombrable de no ser por esa historia que ella no contaba. El único detalle preciso era que había matado al marido y que ya no era la misma mujer que antes de entrar en prisión, ya no tenía los ojos tan lindos ni era blanca de piel suave y con el cabello lacio. Oír hablar de esa cierta belleza de la morsa resultaba macabro, bastaba mirarla, sus manos callosas, las uñas sobre la carne ensangrentadas de tanto morderse los pellejos, el cabello escaso y quebradizo sobre la frente la piel áspera sobre un aspecto sucio, de su celda salía un olor a orine nauseabundo, más pronunciado que cualquier tufo característico de la prisión. De ahí ese nombre tan peculiar ese apodo por el que respondía sin molestarse, olía a morsa, aunque nadie allá visto ni olido una jamás, se desplomaba en su cama como un animal cansada y era torpe en sus movimientos una morsa con todos los argumentos de la ley a veces se sentía mal, no lo decía pero era evidente. Quizás por eso comenzó el rumor de que le darían la libertad para que muriese en su casa. Esas dos semanas que estaría allí pasaban volando por eso insistí a la morsa que me contase la verdad de su caso, un día me senté frente a su celda para hablar y felicitarla por estar a días de cumplir su condena, le pregunte que sería lo primero que aria al poner un pie en la calle, me dijo que se comería una taza enorme de pollo y papas fritas dijo que me contaría su caso ya que se terminaba su condena y volvería a casa que sería la última vez que lo contaría y era solo para dejar ese pasado en esa prisión que todos llamamos el monstruo y llegar a casa sin pasado. Las mujeres pegaron sus caras a los barrotes para oír la historia. Nos conto como antes de ser esa mujer a la ellas conocían como la morsa era una mujer normal y bonita, y en esa parte no pudo continuar, respiro, y dijo que no era para nada la mujer más linda del mundo, si no una más, algo atractiva, graciosa, de buen cuerpo y buenas piernas siempre un poco gordita. Nos conto que se caso con su primer novio y que fue el único hombre en su vida, tuvieron un hijo un varón al que llamaron Eduardo. En ese punto hizo un esfuerzo por continuar, respiro profundo y enseguida se volvió a escuchar aquella voz estentórea explicando que su hijo estaba muerto, que tenía solo 8 meses de nacido cuando ella y su marido despertaron una mañana y lo encontraron asfixiado. El niño ahogo con las sabanas y las almohadas que estaban a su alrededor a la morsa se le salieron las lagrimas. No pensé en la posibilidad de verla llorar. Luego agrego que ella se desvelaba cuidando y amamantando al bebe, que la noche que el niño se asfixio fue un día duro y se acostó muy tarde y cansada y callo desplomada y no abrió los ojos ni un instante. Su marido lloro mucho en el velorio y ella a pesar de la tristeza consideraba exagerado el sufrimiento de su esposo. Las mujeres preguntaron el nombre del tipo y la morsa dijo ´Antonio´ como si sacara esa palabra de la base del cráneo de un lugar al que nunca iba a buscar nada. Dijo que Antonio le confesó un día mientras jugaban cartas que si escucho llorar al niño durante la madrugada y espero a que fuera ella a cuidarlo a amamantarlo como todas las noches, pero ella seguía dormida y Antonio escuchaba el lloriqueo del niño pero que no tenía deseos de cargarlo no a esas horas hasta que el llanto no volvió a repetirse y él pensó que el niño ni siquiera tenía hambre que se avía quedado dormido otra vez. La morsa hizo una pausa en ese momento y llegaron los guardias para contarnos hora del numero. No tuvimos tiempo de terminar la historia esa misma noche se llevaron a la morsa fue trasladada a enfermería y días después a la calle. Nadie dijo nada sobre la morsa en esos días. Me legro que saliera en libertad y aunque fue solo una parte de su historia nos quedo claro el motivo por el cual Carmen Sandoval ´´la morsa´´ paso tanto tiempo en prisión… fin 
La Morsa
Autor: Miguel Gomez  182 Lecturas
Recuerdo haber leído en algún lugar que todos los finales son hermosos, aunque no nos agraden. Realmente me cuesta aprender a pensar de esa manera. Creo que sí es importante aceptar que las historias pueden terminar en cualquier momento, no sólo porque esa posibilidad siempre existirá, sino porque siento que cuando das todo por sentado existe un gran riesgo de que tú mismo acabes con esa historia. Pensar en un final contigo ha sido complicado y muy doloroso. A pesar de que desde muy pequeña aprendí que hay sueños que tienen fecha de caducidad, esa “regla” jamás aplicó para ti, para nosotros. ¿Cómo aceptar que un día tendría que mirar atrás y ver que mi más grande ilusión ya no volvería? Siempre me negué a incluirte en ese cajón donde guardo todo lo que durante algún tiempo movió mi mundo, pero que finalmente quedó atrás. Jamás podría verte o sentirte como algo que ya fue, que pasó, que acabó. Aunque la realidad me diga que así es, el amor que siento por ti desde el primer día me invadió por completo y sé que, por mucho que lo intente, será imposible sacarte de mi corazón. Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que la gran mayoría de sueños (pequeños, grandes, pasajeros, imposibles, verdaderos o locos) que he tenido solo uno se hizo realidad y fue casarme contigo y tener hijos (especialmente una niña igualita a ti). Aunque muchos de esos sueños se hayan esfumado sin siquiera darme cuenta de que los perdí, siento que no importa. Aunque no se hubieran cumplido, te debo mil sonrisas y seguramente un brillo en mis ojos por algún tiempo, sin importar si fueron horas, días, meses o años. Pero cada vez que pienso en ti, mi más grande sueño, realmente me es imposible sonreír y agradecer como si eso de que todos los finales son hermosos fuera cierto. Por eso todavía lo conservo. Por eso a pesar del tiempo y de todo lo que ha pasado, aquí lo llevo. No importa que el golpe de realidad sea tremendo. No importa que haya oponentes o que la situación sea complicada. No importa si pienso que pensar en estar juntos ahora es imposible. Soy terca y lo sabes. A pesar de todo eso sigo soñando. La vida se ha encargado de mostrarme muchas veces que todo pasa por algo y aunque todavía hay muchas cosas de las cuales no logro entender su “por qué” o “para qué”, seguramente en algún momento (como ha pasado antes), miraré hacia atrás y diré: ahh, era por eso. Ese sueño frustrado de vivir mi vida contigo es uno de los que no consigo entender. Y entonces pienso que en ninguna parte dice que debamos siempre acertar a la primera. ¿Por qué tendría que negarme a seguir soñando con aquello que más me ha ilusionado en la vida? ¿Por qué no pensar y sobre todo creer que en algún momento todo se resolverá y todos los obstáculos que hoy existen desaparecerán? Los sueños pueden ser de diferentes tamaños y adoptar diversas formas. Pueden ser de aviones, barcos, de navidad, de playas. Para mí tú siempre has tenido forma de familia, de hogar; de ese amor incondicional que me mostraste que sí existe. Me niego una vez más a guardarte en el baúl de los recuerdos. Por muy difícil que sea y aunque a veces duela literalmente el corazón, prefiero seguir practicando de a poco mi capacidad de amar a distancia, porque así, el día en que el destino me diga “esta vez sí”, estaré lista cuando llegue mi turno y nos volvamos a ver, seremos felices como siempre he querido.Te amo y te amaré SIEMPRE Mi GORDO...
Soy terco
Autor: Miguel Gomez  104 Lecturas

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