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Caídascomo árboles talados,pero sin sangre roja ni sangre blanca,somos dos cuerpos extendidossobre el camastro,mi mano izquierda pende al vacío,donde la luz de la ventana se dispersa en un tono ocre y sucio,una tus manos reposa sobre mi culoy su blancura tíbia, yo sonrío pero no ves mi sonrisa porque mi rostro se esconde en la almohada,fumas un cigarrillo, descansas lentamentey degustas como el ardor a que nos hemos sometidose marcha en la lejanía dejando aquí su esencia;mis pies cubiertos por las sábanas enredadas,los jeans en el suelo, el ruído de los motores de los carrosal otro lado y mis pechos entregados al colchóntan caliente. Tras mi último servicio por time quemarás como a un muñecojunto al arroyo, donde se levantael cementerio de objetos indeseados,la chatarra, los recuerdos innoblesy mucho olvido.Allí me dejarás, diciéndote que el humoque me desaparece es niebla: Perdida entre la niebla quien apostó por tiy a ti se plegó. La lógica de tu cerebro amputado,el ego que cubre de fango las marismasde tu corazón, todo cuanto de tóxico tienes,ha ahogado una ternura preconciliar,en el tiempo donde el abuso era una jauríade obscenidades recorriéndote de arriba a abajo.Consideras que quemaste a tu juventud,pero fue ella quien salió indemne y vuelaen las faldas de ancianas hoy venerables. Envilecido te observas en el espejo de tu alma,quebrado por las angustias de los muertosque provocaste; desnudo como una sirena,palpas tu pene y te dices: ¿Que he hecho del hombre? Voy a poder con cuanto me pidas,accederé a todas tus brutalidades,iré contigo a desenterrar a los muertosen los cementerios de barrio, las nochesde luna torva: Construiremos seres para la posteridad,coseremos carnes extrañas, dejaremos besos fríosen ojos vidriosos... Los tornillos están ardiendo entre mis construccionesmetálicas, tu sémen, blanco como agua,resbala por mi cuerpo telúrico sin hacerme cosquillas,empozoñas mi sexo de tinieblas y alcantarillacon tu pene fláccido de hombre somero y gris; quiero que lo dejes ya, que la cierres la puertade tu laboratorio y permitas que la noche transcurra sobre mícomo esa letanía interminable de cuervos llamándomea lo lejos, que es cada una de mis noches. Aquella noche, enmedio de una calle, estaba observando la vieja pared que tenía enfrente. Una sombra quieta en ella; de pronto vi acercarse otra sombra y la primera dio un paso adelante. Luego escuché dos disparos. La sombra recién llegada se desplomó hasta desaparecer de la pared. Bajé la vista horrorizada, mi mano derecha empuñaba una pistola. No quise mirar al suelo. Lo subieron al monte, lo clavaron a una cruz, se hizo de noche, sus gotas de sangre tornaron la hierba verde en rojo. Miró a un lado y vio a un ladrón muerto, miró al otro lado y observó a otro ladrón fallecido igualmente. Levantó sus ojos al cielo oscuro y llamó a alguien a quien denominó padre. Pero nadie respondió y entre aquel silencio tan frío él murió también. Fragmento de la página 416 del diario de mi padre que aparece con síntomas de haberse intentado arrancar:"Nunca le dimos al abuelo la noticia de la muerte del dictador Franco porque siempre nos dijo que cuando el fascista muriera él también podría hacerlo ya tranquilo. Así que lo mantuvimos encerrado en el zulo de los sótanos de casa mientras la libertad renacía y se desarrollaba por las calles." Una estrecha vereda conduce la casa de Inés hasta el bosque misterioso, oscuro y lugar de lobos. Un sendero ancho, recién asfaltado incluso, lleva hasta la población donde las noches revientan de luces y hay vigilancia a todas las horas. Sus padres siempre le dijeron que camino tomar para ser feliz, hacia que sitio ir para no sentirse nunca sola. Pero su hermana mayor partió una noche de invierno camino del bosque por el estrecho sendero y nunca más se supo de ella. Desde entonces, Inés cada atardecer observa el bosque desde la ventana de su habitación. En las pupilas de sus ojos se refleja algo mágico, en sus oidos penetran voces que nadie más oye. Tras la puerta de los almacenes viejos cerrados hace tiempo, en el lugar donde la sombra y el polvo bailan bajo la cálida luz del sol, donde no hay nadie, mi hermana Lolita escuchó un ruido. Era algo amable, no eran los gritos de siempre del padre, no eran tampoco las monsergas interminables de nuestra madre, y tampoco era yo y mis burlas crueles como lava sobre su piel adolescente. Era algo amable, agradable de oir. Era sugerente y por eso traspasó el umbral. Te dejas trozos de piel prendidos en ella y sin embargo no deseas marchar. No quieres, no puedes, es tu destino... yo que sé que pollas es!! Cuanto más daño hace más grande es tu dependencia de ella. Podrías amar el sucio suelo de un lavabo público si en él se reflejara su sombra de sirena.A veces es bueno perderte por una mujer así,olvidar el orgullo masculino y entregarte a unas manosque harán de tu picha un lío. Es un color que no dice nada...Una extensión venida de sitios lejanos,como un ejército de soldadossilenciosos,que traspasan las murallas, que se hacen los dueñosde la casa, del otoño,de mi alma... Y entonces soy gris,gris, como un ser apresado,como la memoriasin sonidos, ni luces, ni colores,un cuarto cerrado, gris... Silencio!! Silencio en los espejos de mi cerebro!!O mejor no... una gota de agua, crik!!He despertado en otro mundo, busco mi soledad,quiero volver a dormir... pero ya no es posible.Ya no es posible!! Ahora empiezo a morir,me puede el agobio, voy a la multitud,desprecio a la paz, silencio!! No!! Encandilada caminofuera de mí, me digo que es una senda artificial,me lanza a tu misterio que es el de los demás: vosotros.En la oscuridad que abandono, mi pielaún adolece de color siena, huidiza y cálida,siena para ser yo... nada por descifrar,huyo hacia adentro, piel color siena.
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