Nov 19, 2013 Oct 30, 2013 Oct 18, 2013 Oct 07, 2013 Oct 06, 2013 Sep 24, 2013 Sep 17, 2013 Sep 12, 2013 Sep 11, 2013 Sep 03, 2013 Jun 24, 2013 Jun 11, 2013 Jun 07, 2013 May 31, 2013 May 13, 2013 May 09, 2013 May 02, 2013 |
El decrescendo de la música anuncia el final de la canción sin tiempo ni pena. Las burbujas de la fría y amarga transitan el camino lúgubre y venoso de la sangre. No hay por qué llorar! Todo se ha quedado tan callado y escondido... No despiertes al dragón.No hay razón para batallar. Recorre el camino ominoso, tranquilamente atiborrado de agujas, agujas de etanol que coserán luego pieles rasgadas. Cuando se obliga a las pupilas a despertar,se vive esa sensación incómoda de tener un estúpido sueño,un sueño que dormita desvelado,que no se concilia nunca. Decimos sin decir, actuamos sin premeditar lo que será,lloro, grito, corro, nada vale, todo se esfuma,es tiempo de pensar que existe algo mejor para una vida llena de baches,la felicidad está hecha para quienes la merecen… Todo se convirtió en un sueño que terminó.Cuando sucedió, al despertar,se puso en pie y se lavó la cara con agua fría. La soledad llenaba desde el techo hasta el alfeizar de la ventana. La tristeza se derramaba entre partituras, hojas de papel decían cuánto faltaba, cuánto se extrañaban, dónde estaban las noches llenas de vino tinto, las frías madrugadas lanzando bocanadas de muerte chiquita ante la melodía nocturna de una voz. Ella no había tenido un momento lúcido que le permitiera desbordarse, justificarse... Lo habría buscado en los horóscopos del domingo, tal vez en algún periódico de supermercado con promociones de barras de chocolate o helado, hasta en las apuestas absurdas de un partido de fútbol.Pensaba que no lograría anestesiar con licor esa sensación de vacío; que el tiempo, con creces, devolvería cada peso pagado por los mililitros de elixir enajenante. Su objetivo, evitar sentir y desmoronarse, era preciso mantenerlo y seguir en pie, con la pupila dirigida al horizonte que sólo ella conocía. No quería ser la víctima, tampoco que la crueldad la mantuviera, el vacío la habitaba, ese desgano frente a la ternura de los demás la abrazaba. No había dulzura, ni sonrisa, ni vendaval que pudiera lavar las cargas y las culpas. Se fue durmiendo en su propio llanto… se ahogó en sus argumentos.Entonces, decidió construir un muro de contención que la rodeara y sólo abrir alguna compuerta cuando el silencio se hacía noche y su almohada pudiera escuchar sus quejas ya tan viejas y desusadas. A veces estoy muy lejos Para darme cuenta que estás aquí.Algunos instantes de soledad Me dejan olvidar muchos dolores.La penumbra esconde muchos soles,Me esconde la verdad, quizá mi desgracia.A veces camino entre negros arbustosY mis pensamientos se enredan En las espinas más prominentes. Cuando hallo en mí un profundo temor, también quisiera salir del lugar y caminar hacia ninguna parte; pero se desvanece en cuanto siente tu presencia o tu mirada y me detienen... Otra veces considero dejar todo intacto y empezar a olvidar, luego son tus besos los que detienen el tiempo y prefiero atesorarlos un poco más.. Busco entre las gentes, aguanto empujones, quito malezas de los caminos recorridos y los tesoros que creía tener no eran tan preciosos, sólo aquellos que la gente acostumbra a reunir en los viajes cortos: experiencias… Se construyeron castillos, se erigieron mansiones, resultaron ser pequeñas casa de arena y barro. Nada vio la luz cuando una sombra cubrió las ventanas, hubo rumores de pérdidas insólitas, pérdidas vividas y lugares extrañados. Antes, en un recodo de silencio, se escondieron palabras de aliento; “te quieros” condenados al olvido. Por caprichoso que es el destino, corrían en los pacillos pequeñas gotas de sangre, sudores que ayer correspondían al desenfreno de la pasión, hoy son huellas imperfectas de sueños y tristezas. Cómo duele la vida cuando no se encuentran las miradas en el horizonte. Cambiar de rumbo, seguir el otro lado, ese oscuro que nunca se debió abandonar. Nuestros muertos siempre estarán con nosotros.Sus ausencias presentes diariamente, se configuran en un cobijo nocturno y silente, diligente...protector.La inexistente plegaria cubre efectoal retumbar con fuerza sobre los vidriosy las canciones desmoronan los ojos,limpian entre el agua cristalina y saladaque llevamos dentro. Existe el camino donde se debe llevar una tristeza en los brazos y aferrarla al pecho con tal intensidad que, al primer asomo de retirada, el fuego empieza a brotar de las pupilas... Es tan profundo, se sabe que viene de las visceras calientes cuando se exhala el ùltimo suspiro. Ha escrito una canción para mí, en donde no descuida el mínimo detalle para asegurarme la importancia de estar juntos. Escribió una canción sobre mí, que no pretende adularme, pero que en versos sutilmente organizados recuerda el afortunado accidente de habernos conocido, la soñada casualidad de cruzar nuestros caminos… Cuando pienso en él, no le pienso como al resto de la gente. No añoro sólo su presencia, no. Con el tiempo supe que recordarle es mucho más que eso. Recordarle me genera placenteros escalofríos. Alcanzo a sentir el roce de su mano en la mía, esa sensación que sólo encuentro al caminar juntos y darme un apretón. Cuando pienso en él, mis oídos pueden sentir su voz, sienten su respiración traducida en los latidos de un fuerte corazón. Con el tiempo ha llegado a ser el inspirador de muchos sueños, hasta nuevas esperanzas, me ha otorgado el placer de conocerlo profundamente. No renunció a sus pensamientos románticos porque prefirió rescatar los míos. No escuchó sus propios reproches porque eligió ser feliz con mis preguntas. No quiso continuar por senderos sinuosos y escarpados porque decidió quitar la maleza para caminar juntos. He inventado ser poetiza para llevar mis improvisados versos hasta tus oídos. Y así, de vez en cuando, sin pensarlo, te enamores de mí. He inventado ser una gran chef y en una taza de café o un simple platillo dejar besos y caricias enredados, para que tal vez, al final de un día me extrañes un poco. He inventado ser tu amante, desnudando entre sábanas cada poro de mi piel para que te bebas una y otra vez mi ser. He inventado verbos para cada cosa que hago, pero resumo que suspirar es el que mejor describe lo que me pasa cuando te tengo cerca. Creo que tengo adjetivos inventados para desdibujar o maquillar las miles de sensaciones que recorren mis venas cuando tu mirada está sobre mí. Sin embargo, no sirven de nada porque el mejor y único adjetivo y verbo posible es amor. Esta es una oportunidad para amarme, no la debes desaprovechar porque en mí hay miles de sensaciones por darte, así que no dudes y tómame como tal vez siempre he querido… Mira que no puedo esperar, el tiempo es muy corto y no sabría qué hacer si vos no estás por aquí, si tal vez me dejaras sola y esta historia nunca se escribiera. Quieres ser el protagonista un tiempo? Sin decir cuánto, sin saber el final, sólo acompáñame como siempre he soñado, sólo dame tu mano y vamos a caminar por todos los caminos que nos faltan… hasta que el sol no alumbre más o hasta que nuestros corazones digan que se llegó el hastío para ellos. Ven, tómame mil veces pero sigamos un camino hasta que tenga que terminar, lo importante es que sí haya una historia que se pueda contar. Una blanca noche me asomé a la ventana y ahí estabas vos bailando con la lluvia. Ella te abrazaba y te sentías feliz; aún entre la helada penumbra de sus brazos, reías. Bajo la sombra de una lámpara el pavimento probaba dulces pisadas que dabas sin querer; parecía que volabas, querías apartarte brevemente de este espacio limitado de cielo y agua… y lo lograbas danzando de su mano, con ella lo olvidabas todo. Continuabas con esa sonrisa tranquila que acompaña tus más apasionados sueños… sigue soñando, sigue bailando, abrazado a la dueña de aquella noche plateada, yo seguiré mirando desde la ventana. A veces no entiendo, No sabré entender o no quiero entender… A veces siento mucho peso sobre mí Y cuando me canso de él prefiero soltarlo y alejarme… Así serán los días después de vos, Cuando me aleje de tu lado y no puedas atraparme otra vez. Yo no sé qué le puede pasar a un corazón como el mío, no sé si después deba pagar por lo que vivo o anticipadamente mis cuotas las había puesto sobre el porvenir. No sé por qué al venir a alegrarme la vida de este modo me asusta, pero sé que no importa que llegue el olvido después, si mientras duró fui enormemente feliz. Y tienes razón al decir que merezco que me quieran con un querer alivianado, pero también merezco que me quieran en secreto, sin que nadie se dé cuenta… que ese querer se quede entre los ojos y sólo el aire sea el puente que lleve hondos suspiros. No quiero que me quieran largo tiempo si van a desaparecer las mariposas y los largos alientos. No quiero que me quieran si se permite a la rutina configurarme como parte de un paisaje estático y lleno de miedos. Prefiero que el querer esté lleno de pasiones desbordantes, de risas a carcajadas y juegos absurdos, así no se olvida fácilmente… Y de ser así, pues que sea fácil y tranquilo el olvido. Sos el sabor del café en mis labios, el que queda para un buen rato y me lo llevo por el camino que transito mientras pienso. Somos eso que va más allá del placer. Somos la energía circulando entre los poros al ritmo dictado por agitados latidos. Por ahora, no quiero un querer alivianado y estrepitoso… Sorprende el tiempo que está pasando, esto que confunde, que alegra el alma y la cotidianidad. Y porque de repente siento un impulso de estar cerca, muy cerca y rozar su piel, mirar sus ojos o escuchar su voz. Que impulso tan atrevido! Ahora resulta que ronda por mi mente más de lo debido y la necesidad de sentir no se me escapa… sorprendentemente todo lo que hace me toca invitándome a mirar una y otra vez. Ahora resulta que lo que siempre temí puedo hacerlo con la misma facilidad con que se imagina un árbol o un cielo azul; que existe la posibilidad de desnudarme a través de mis propias palabras y regalar un poco más de lo que soy. Y cada vez que me acerco, la brecha se estrecha y la curiosidad aumenta. Con cada roce de la piel, con cada mirada, con cada movimiento de los labios, me llama, y no sé si quiero responder. ¡Es inaudito que entre tanta gente y tantas palabras entrecruzadas mi voz lo haya elegido como eco, que mi mirada se haya posado en la suya, o a lo mejor, que sus ojos siguieran los míos hasta encontrarlos! ¡Que inexplicable es esta emoción que me hace sentir, qué inexplicable!!! Quisiera justificarme: tengo todo el derecho a sentirme feliz. También podría juzgarme por meterme donde no me han llamado. ¿Cómo me atrevo a irrumpir en lugares reservados? Cómo puedo buscar los ojos que miraban hacia otro lado? Cómo es posible que como un flautista famoso lograra encantarme con sus tonadas? Así es, como lo escuché en una canción: se recuerda en el café a esa persona que no necesita rememorarse, porque está constantemente en el pensamiento… Y caigo en cuenta que afortunadamente nos separa una mesa, porque si tuviera más acceso, perdería el control sobre lo que quieren hacer mis manos y mi labios. Pero es, con todas las pequeñeces tan importantes que hace… es el tiempo transcurrido comprobando que la tierra gira y nos acerca… es el pensamiento y su poder para entrelazar la realidad y la ensoñación esperando que haya un paso más. Y cuando pienso en que debería abandonar la tarea, alejarme y no seguir, me pregunto muy profundamente por qué alejarme de algo que representa felicidad? Por qué abandonar algo que me hace mejor? Parece que el tiempo está perdido...Cada minuto se acaba a cada minuto, el viento pasa y se los lleva,no los devuelve, ni siquiera maltrechos o desgastados,simplemente se van, no vuelven...son sepultados en la inmensidad. ¿Nunca has estado por aquí? Tal vez no te has tomado el tiempo suficiente para llegar con paciencia a un lugar tan escarpado; tal vez por tu mente no haya pasado la idea de lo que puedes encontrar. Bienvenido al lado oscuro de mi alma, aquí no se escuchan razones, se escuchan reproches y tras las paredes se encuentran escarnios y corajes escondidos. ¿No habías estado aquí? No te molestes, yo no quiero que entres. Tantas horas, Tantos días, Tantas lluvias y esta luna llena hacen que piense, Que me entregue a mi mente, Que desnude mi alma ante mi propio espejo Y tal vez ante la muerte misma. Desvelada y con mis mejores amigos Rindo un serio homenaje a lo que no fue, A la certeza que tenía de no volver a ser igual. Merezco más que esta oración, Mi alma y mis entrañas me lo confirman; En mi mundo hay tanto que rescatar Que me duele quererlo destruir, Pero a veces se debe empezar de nuevo… debo hacerlo. Corta la delgada membrana que divide mi piel en el pecho, permite que la calidez de la sangre se vierta lentamente en lo que quede de mí.Busca por dentro, observa si algo más que carne y huesos habita allí, quizá encuentres mi corazón; no el músculo sangriento, sino el etéreo, que siente, se conmueve, se constriñe y odia. No ha terminado, el dolor vuelve en una risa: recordando el calor del fuego por el cuerpo, escuchando murmullos, diciendo verdades escondidas camufladas entre los ojos… No ha terminado, las oscuras noches a solas, el abrazo a la almohada sin querer, el pensamiento apartado mientras la gente mira y el tiempo pasa. Vos siempre ahí, a mi lado... entre amigos de adolescencia, en las locuras de cuando nos creíamos invencibles, en los secretos y las situaciones que ya no nos llenaban de orgullo. Vos siempre ahí en las distancias, en los tiempos cortos, en los prolongados. Ahí, en cada café, cada cigarrillo, cada caminata, cada cuerda reventada, en cada acorde de una improvisación, en cada juego, en cada risa... Ahí en cada tiempo, en tu tiempo...In memoriam D.B.B.8/10/1983-13/09/2013 Creo que olvidé el placer que me produce dejar en palabras todo lo que me atraviesa, debo confesar que ese olvido es atribuible a otro ser, se robó mis pensamientos, ha comenzado a entrar poco a poco en mi memoria y se convirtió en la mejor excusa para olvidar ciertos asuntos. Tanto olvidé que se fueron dispersando esas emociones a las que todos huímos, el dolor, el odio o la tristeza se difuminaron entre miradas...Ahora veo que el encuentro con otro ser acaba con lo que alimenta la inspiración, no siempre se puede hablar de amor, tal vez el desamor es más puro que cualquier otro sentimiento... Parece que todo esta bien, nada perturbaría la tranquilidad de esta noche, a mi oído y sobre ti escucho los pasos de la vida en tu cuerpo recorriendo cada centímetro que me gusta. De repente parece que tanto silencio se interrumpiera a sí mismo y lograra escuchar su respiración. Tan calmada y quieta es esta noche que el batir alas de una mariposa en medio de su muerte se puede detallar. Tan oscura y silente esta noche que parece olvidada en el infinito de su cielo, acorralada por las esquinas del mundo, pensada por nadie y solo latente al cerrar los ojos. Él dijo que no lo olvidara, efectivamente eso no pasó, porque esas palabras fueron como un conjuro que llenó de magia la habitación y a partir de ese momento se comenzó a escribir otra historia. Las páginas y los capítulos se mostrarán después... Ese momento en que, al encender la vara de incienso, se comienza a volar apaciblemente con los matices que producen su olor al respirar… Y entonces me pongo a pensar que hoy fue un día diferente: al atardecer llegué a casa con una sonrisa en los labios, tal como la llevé en la mañana. ¿Qué pudo haber pasado? ¿Quién tiene el mérito de dejar una sonrisa por tanto tiempo? Sé que mi sonrisa no siempre es la misma y cada vez se va convirtiendo en una puerta maravillosa que me deja encontrar mejores personas en el camino. Ahora pienso que tomemos provecho del tiempo que tal vez se nos acabe, no sé cuándo ni cómo, aunque me asusta. Tal vez algún día me vaya o te vayas, no hay nada seguro, sólo sé que te encontré y es lo más asombroso que me pasó últimamente. Hace inmortal todo lo que toca y a su paso queda la luz de la soledad… Parece que la vida cambia mientras se esta solo… Cambia incitando dejar a un lado la amargura, dejar consigo la ternura, cobijarse con ella y abrazarla, apretarla fuertemente para que no se vaya, así pronto tendrá compañía; ya no mas la silla, la cama, ya no mas la casa, el humo, la llama, ahora se calentará con una voz. Cada gente en esta enorme ciudad Bajo el sol matutino, Desprende sonidos, olores. Pasan por la calles vagando O con un rumbo determinado Con una dinámica de vaivén. Suenan las campanillas de una pulsera En la muñeca de una mujer. Suena el paso cansado De una vieja con una gran bolsa a su espalda. Suenan rozándose los muslos de alguien, Alguien a quien el tiempo le ganó esta mañana, Apresurado toma un autobús y se va, Escuchando en ese pequeño mundo mecánico Otros sonidos que hacen parte de la gran ciudad. Cae la lluvia igual que los ojos dejan caer débiles cristales estallando en un mar de pavimento. Moja el cuerpo, moja la vida y ya nada se puede hacer. A lo lejos se ve el fuego que no calienta mas, las cenizas como espejismo. Cae la lluvia y el corazón con ella, derramándose desde dentro, implorando compasión. Cae la lluvia y canta… canta tocando su fúnebre canción, aún si su tonada es a veces alegre. Ni un rayo de sol a la vista para secar el agua; por las piernas del mundo siguen rodando miles de gotas, malogradas e inofensivas, entrelazándose, conociéndose y disfrutando más que alguien la tempestad matutina. Hoy simplemente no me encuentro,no estoy en los lugares de siempre,ni siquiera las emociones de siempre. Hoy simplemente el gris de la mañaname acompaña,soy conciente que muchas no se pueden cambiar,incluso yo misma. No estoy... me estoy yendo. Mira a su rededor y se aleja del límite que lo circunda. La imperceptible prueba del dolor lo enceguece y prefiere dejar evidente lo que en realidad siente. No se ha borrado la huella… Permanecen las pisadas... Pienso en vos y me traslado a una noche de invierno. Así sos vos, frío, ninguna fantasía enciende rudimentarios fuegos al lado tuyo. Por eso no quiero estar en la noche que sos; porque muero de frío, mis venas se enfrían, mis pies no me sostienen igual. No podría compararte con algo diferente a una noche de invierno. Tus ojos apagados sin vida, sin felicidad, como el cielo de aquella noche. Tus manos heladas que ni siquiera al fuego se siente circular sangre caliente, porque no vivís. Tu mente pensando en cosas tan triviales, tan pueriles, como esperando el reverdecer de las hojas secas o de las flores marchitas. Eres peor que esa noche, aún más breve que la lluvia o el viento… Y tras ella… la luna, queriendo arrancar de sí misma la corazonada que la llevó allí. Todo se nubla y ya no hay nadie ni en frente ni atrás: ella está en medio de la nada con todo en la mirada y sin nadie a quien mirar. Ella se arroja sobre el suelo alfombrado de hojas secas y derrama la sangre de sus ojos y prefiere dormir, para no huir mas de “el todo” y “la nada”. Ahí esta y no quiere moverse, es mejor sentir el áspero de las hojas en la piel que los aguijones de los recuerdos en el corazón. Preferible es morir que seguir viviendo y no dejar de sufrir. ¡Que animal es el deseo! El instinto que abarca nuestro cuerpo, no halla ninguna situación futura que impida desbordar el elixir que mueve la vida. Un enigmático poder se esconde en las miradas. No es preciso estar enamorado para sentir el calor de la sangre recorriendo en borbotones las venas. Ese incontrolable placer que se desliza por la piel con cada caricia, hace revivir, hace estremecer; parece que uno mismo se diera cuenta del toque animal que se desenfrena. No se necesita más que agudizar los sentidos: saborear todo lo que toque la boca, ser sutil al tacto pero aferrarse fuertemente, escuchar atentamente palabras entrecortadas y jadeantes de quien en ese instante, solo en ese instante es dueño de la carne. Alguna vez tuve un amor, uno de aquellos que son desesperados y perdidos por estar uno junto al otro, de aquellos que con una mirada podía encenderme en altas hogueras. Tuve un amor que me despertaba y me deseaba las buenas noches. Un amor que no olvidaba fechas, que me elogiaba y me sobreponía a todo. Tuve un amor loco, apasionado y feliz, que en las madrugadas aparecía para verme dormir, para darme un beso, para oír mis silencios. Un amor que caminaba kilómetros para verme y hacerme reír, era un amor que me hacía el amor. Pero ese amor se fue… partió como debemos hacerlo muchos, entre juventudes, tristezas, pero partió hacia otros horizontes, para encontrar a alguien más y ser feliz, para dejarme ser feliz. También tuve un amor-amor, de esos que al encuentro me ayudó a crecer, que se integró a mí y a mi vida de tal manera que conocía cada movimiento, cada pensamiento, cada rincón de los sueños que quería convertir en realidad. Un amor intelectual que me enseñó a leer, a escribir, a escuchar y a ser… De aquellos enardecidos y pícaros que en el momento menos esperado tejía un mundo de deseo haciéndome sentir en cada poro que podía latir y sentir la sangre recorriendo mi cuerpo. El amor-amor aprendió de mí y me dio lo mejor de él. Me reveló las emociones más simples y a su lado alcancé, al mismo tiempo, las más sublimes, desde las más diáfanas hasta las más ominosas. Pero a ese amor le mentí, ese amor me mintió, perdimos más que la confianza, dejó de ser amor-amor, murió lentamente porque no pudo soportar la maldad. Fue un amor perdido por mucho tiempo, dejó de ser amor, fue nada. Alguna vez, tal vez no sólo una, tuve amor-sin amor, sólo porque alcancé la decadencia del ser, que busca sublimarse ante otro por pura diversión, porque en ocasiones no se sabe qué hacer con el cuerpo… Ahí no tuve pérdidas o ganancias, emprendí el camino de exorcizar mi alma a través de mi cuerpo, con encuentros contundentes y voraces. Pero ese amor-sin amor también acabó, también se fue desgastando, o quizá terminó de extraer aquellos diablillos que me habitaban, porque tan sólo lograron conocer el interior de mi carne, sólo eso, nada más… Tantos amores durante tanto tiempo, amores que se creen infinitos pero sin duración, amores que buscan pero encuentran en otro lugar su esencia, estoy aquí en muchos lugares… no estática, siempre en movimiento… seguiré esperando que una composición hipotética, hasta onírica, de todos mis amores me encuentre primero que yo a él. Dormido en el pasto seco, muriendo poco a poco, dañado el corazón y un poco el rostro; tendido como si durmiera un sueño largo del que no va a despertar. Mucho antes había estado en un cuarto minúsculo, la luz que lo iluminaba era un hilo delgado que en el día era dorado, en la noche plateada… Al despertar siente la diferencia del resplandor en sus ojos y aturdido pero tranquilo le complace tocar con la yema de sus dedos la hierba simple que lo soporta y alcanza, en medio de su letargo, a recordar el agradable olor del aire, del sol, del polvo… En su antigua morada tenia por aromas su propio excremento y las migajas que comía y se descomponían con el tiempo. Llega a su mente una visión: camina lento, despreocupado, algo perdido, un grito, un automóvil y el hilillo de luz en sus ojos. Siente sus piernas fastidiadas y advierte que se encuentran atadas, toma aire y logra incorporarse; una extraña pesadez le impide abrir sus ojos y descubre además de sus ligazones, un ejército de hormigas avanzando entre su ropa deshecha. Es cuando decide ganar la batalla y las sacude a todas partes. En su interior, a pesar de las heridas y el cansancio advierte un suspiro de felicidad, ha vuelto a la vida, ya no existe el lugar oscuro al que le arrojaron aquel día siniestro, ya no hay desespero, no importa siquiera su ropa sucia o sus dolencias, cree que es alguien nuevo… << Inicio < Ant.
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