Nov 04, 2015 Nov 03, 2015 Oct 27, 2015 Oct 18, 2015 Oct 13, 2014 Jun 12, 2013 May 10, 2013 May 03, 2013 Apr 23, 2013 Apr 15, 2013 Apr 03, 2013 Mar 29, 2013 Mar 28, 2013 |
Ven aquí y mírame a los ojos, Dime que seguirás de pie, luchando, Yo sigo al pie del cañón, esperando que Se detenga el día, esperando que el invierno llegue Con todo y sus veranos, jamás me he alejado de la Magnánima labor de amarte, Es una tarea suicida, querer sin miramientos, Respirar sin aire, nadar sin río, morir sin muerte, Pero sigo vivo, al pie de la efigie desgastada de este querer, Y no pienso volverme, no pienso huir, porque el premio A mi insensatez serás tú, con todo y tus cabellos, Con todo y tus sonrisas, con todo y tus demonios, Con todo y tus cefaleas, con todo y tus historias. Ven aquí y mírame a los ojos, sé valiente, Enfréntame cuerpo a cuerpo, Si estás perdida solo busca al soldado, Busca la letra de mi poesía, busca los rastros de mi soledad Oye mis sinfonías, recorre mis derrotas, Navega mi tempestad, escala mis huesos, Llegarás hasta una puerta roja que palpita, vivamente, Similar a la llama que aún no se extingue, Solo coge la llave, ella te pertenece, Y verás algo conocido como espejo, No te asombres, eres tú. Otro día, mismo ámbito, mismo sofá,Falsas promesas, día que asoma,Yo despierto, ojos bermejos, llameantes,Mente perturbada, sensación de desasosiego,Solitario, solo, hundido, mísero, Otra vez, cinco de la mañana, ¡merde!¿Qué hago aquí? Preguntas que duelen, estornino cantando Al alba, el alborear, la senda del peligro, ya descansaré cuando Mi tiempo se halle vencido, sonrisa de conmiseración,Ya falta poco, estornino cambia de nota, pronto vendrá mamá,Olvidé un examen, olvidé mi onomástico, olvidé vivir un poco,No existen chimeneas, pobre país, gente pobre, ¡mierda!Hijas putañeras, hombres desalmados, vicios lancinantes,Otro día, misma hora, mismo canal, mismos sentidos,Ojos descompuestos, zapatos sobre la cama, oigo la brisa,Percibo el susurro del nuevo día, es otro, es el mismo,Amores perdidos, arterias vencidas, órgano vital calmado, pero triste,Triste de tristeza, triste de Tristitia, triste como Vallejo, pobre, pobre,No hay cuándo acabar, el sol se despierta, aún no duermo,Mal día para existir, oraciones sin sentido, tonto, bobo, misántropoTal vez pero no misógino, listo pero apagado, hombre pero bestia, tarzán Sin soga, Bryce, Ribeyro, dónde están, mis prosas no tienen país,Demencia, locura, lobotomía, tauromaquia, ¡mierda, merde!Olvido, mi nombre es, mi cumpleaños es, nadie lo sabe,Por qué, para quién, tú duermes yo escribo desesperado,Se me va el alma de incomprensión, deseo de ser feliz, incapacidad deSerlo, poema muy grande, tedioso, no interesa, el alma se siente limpia,El aire se torna respirable, estómago crepitando, manos, dedos, en su sitio,Por fin soy libre, por poco tiempo, aire en derredor, me largaría, explotaría,Sed de molicie, inerme, inocente, esclavo, pobre, pobre, amor, no existe, tal vez No para mí, tal vez perdido, sin ganas de buscarlo, que me busque, ¡mierda, no lo hará!Palabras, herramientas, muchacha interesante, niño feo, no pueden converger,Me levanto temprano, adormilado, truenos, meteorismo gástrico,Ni penas ni glorias, introvertido, manipulador, héroe desconocido,El alba, me seduce, sigue tecleando, no pares, sé como la noche, inmenso,Monumental, ¿me atraparán? Seré feliz, era pregunta, no afirmación,Pobres todos, humanos, finitos, con una ficha y tantos juegos por apostar,Hipersexualidad, mucha agua, un solo caño, sin balde para llenar,Hijo, sin padre, mucha parentela, inicio, final, elegía, ¿alguien allí?Me retiro, despedida, sin sentimientos, seco como concreto, alabanzas, inteligentePero no genio, odio, odios, sin dios, sin adiós, perseguido por la desgracia,Moldeado por la ausencia, la escasez, comprensión, sin modales, incapacidad para decirHola, bye, despedida, pobre, estornino me dice acuéstate, contraculturado,Penejerete, ya basta, hay que soñar de vez en cuando, pega el ojo,Arrópate, tiende sobre tu cuerpo enjuto un alma, ganas de seguir, ¡mierda! He asesinado a un hombre.Pobre de mí, pobre de él.Fui el único testigo de su muerte.Falleció sobre mis palmas y sobre ellas reposan sus restos.Me pesa tanto en el andar su frío cadáver que a cada paso mi alma pierde una huella.He asesinado a un hombre,a un poeta.Pobre de mí, pobre de él.Ya no se escucha su llanto por las mañanas.Ahora se oye su silencioen voz baja. Ahora su tristezapasó a mejor vida, muerta de risa.Ahora sus deseos están cumplidos, pero lo extraño tanto que me duelehaberle hundido la burocracia por laespalda, como un acto de cobardía.Su grito fue acallado por mis manos.Su vida fue extraída de un cuento de horror.Di muerte a un joven escritor.Pobre de mí, pobre de él.Reclamó a la muerte tantas veces que que no pude negarme, y solo ahora comprendoque estará felizmente fundido con la nada.Estará más lejano que Osiris,estará más siniestro que Hades,lo mecerá Morfeo en el sueño, tendrá más sinfonías que Bach,pero nunca será Neruda, ni Vallejo.Porque murió mancebo, con el futuro como aliciente,con el talento como espada,pero nada es justo.Se mató solo.Me mató a mí. Observando hacia el poniente, o hacia el subsuelo,me pregunto dónde terminará mi existencia.Dónde irán a terminar mis tristes huesos.En dónde acabaré mis sentidos, dónde se verán extintos mis sueños.Es difícil imaginar, porque todo será irreal,se llenarán mis pulmones de viento que no podré respirar,se esbozará una sonrisa en mi imaginación, siempre tan superficial,tal vez recuerde esa habitación que no existe, esa musa que se va, que no viene, esas tardes soleadas, ese verano tan frío,esa habitación que vertiginosamente se va plagando de ausencias.Soñar no cuesta nada, lo que cuesta es volver a la realidad,encontrarse con ninguna habitación,con ninguna musa, con ningún reencuentro,con las tardes vacías.Me pregunto dónde terminarán mis tristes huesos ese otoño.En compañía de quién compartiré mis estertores,a quién otorgaré mi última palabra,eso es determinante para morir.Quiero regresar a mi casa, y no abandonarte,no necesito a la muerte, ni tampoco la deseo,lo que necesito es que me extraigan lentamente,sin que logre darme cuenta,la miseria de estar presente,la tangibilidad.Y si acabo solitario habré sido lo suficientemente valioso para no necesitar a nadie, Aunque me haga falta todo.Aunque terminen mis huesos en una caja de plástico,o en una bóveda de cristal.Me da igual. Así se pasó el tiempo entre nosotros, yo caminaba, creo, hace tiempo ya! cómo recordarlo!,por la linde de la incertidumbre, apesadumbrado, acongojado y no sabía si eras tú o esa persona que me encanta que se parecemucho a tí, no me acuerdo, hace tiempo ya! cómo recordarlo!Estoy mintiendo,sabía que eras tú cómo olvidarlo!Podría distinguirte de entre los seres mortalesmujer onírica,aún cuando el tiempo esmi más certero verdugo,pero le pido que no se aleje de mi verapara lograr verte por vez primeradesde la última vez que te vi,puede sonar que he perdido la memoriao que estoy fuera de sí, pero estoy indecisosi es el otoño o el inviernola estación que me trae tu perfume del paraje donde te encuentras,y el egoísmo se confabulapara que quien no te merece esté más cerca de tu figura iluminada de ninfa platónica,oh, si tan solo tuviera suerte!si tan solo tuviera suerte!No tendría que llamar por tu nombre, secretamente,a los días de mi infierno,ya no me duelen los días,ya no me duele el estado sólido,ya no me duelen la tripas,la espera me ha conferido el estado indestructible,pero si mencionan tu sonrisa,podría destruirme como una supernova,rociando de escombros los escombros de otrosamores, que fueron,o quizá no pudieron ser. A qué me refería?Ya perdí la memoria. Ah, si...Así pasó el tiempo entre nosotros,sempiterno, tanto que ya me olvidé de existir,ahora soy lamentos,soy tristeza que se traslada de un confín a otro como la brisa,y de todos estos viajes......A qué me refería?Ya no puedo recordarlo,solo llega a mi memoria, el recuerdo tangiblede la locura inminente,por no verte,por perderte. ¿Son éstos tus ideales?¿Te sientes conforme?¿Se agita tu alma con éxtasis al tomarconsciencia de tu sendero?¿Podrías pensar en fallecer y estar satisfecho?¿Son tus domingos días de miércoles?¿Eres capaz de reconocerte en medio de la muchedumbre?¿Ríes sin parar como un demente?¿Habitan tus pensamientos el ámbito soñado?¿Vuelan tus alas al ras del suelo?¿Es el viento una fuerza que impeleo una atracción hacia el punto de inicio?¿Eres feliz con todo el alma?¿Eres feliz con todo el páncreas?¿Eres feliz por las noches?¿Puedes estar sólo sin sentirte vacuo?¿Es la soledad tu única compañera?¿Son éstas muchas preguntas para una sola vida?No lo creo, pero deberías poder responderlas. Aun conservo la perniciosa maníade recordar nombres de genteque no me sirve para nada.Están aquellas que evito mencionarpor vainas de salud mental,de pobres diablo que en su momento,ordenas directas me quisieron dictaraprovechando aviesamente una necesidad.Pero hundidos están (o lo estarán)porque apiñados todos al tachofueron a dar.Simplemente no servían.Y habita esa otra genteomnipotente con su dineroque poco logra con cerebro,y nos envía a raudalesjactanciosas muestras de riquezaútiles solo para títeres sin cabeza.Suelen estar contentos con ser dios, en cambio se sumergen de naricesen toneladas de harina apenasllegadoEl Apocalipsis. Espero encontrarte algún díaen el lindero de la vida.Nuestro sendero bifurcadoconvergirá nuevamente algún día.Hemos trazado lineas absurdas,bocetos por el vasto mundo, siempre estando unidospero nunca estando juntos.Solo una vez, un día.Fue cuando nos dijimos holay la voz nos servia para tocarnos.Reconocimos febrilmente lo muchoque se extrañaban nuestros verbos.Tu eres delgada y páliday en mis sueños te asemejabasa ti misma pero los ojos se tetiñeron de verde.Había bullicio en el momento.Nos escapamos cerca al marque es como nuestro mundo.Hubiera preferido que el cielo nos envié llovizna, para arroparte con mis brazosmientras mi corazón te mecía con su canto.Si llegaba la luna te abrazaríacon mi cuerpo y todo mi cabello.Fuimos como una profunda fusiónde dádivas y necesidades,de carencias, de afecto contenidoFuimos cursi, también tontos como el hielo.Pero estamos aleccionados con las horas de no vernos.Ya no contamos los segundos si no los centímetros.Cada paso es un siglo y una hora transcurrida es la milla de ausencia que nos alejatortuosamente de saborearnos la presencia. Hay que serle infiel al amor.Que se joda hoy, que agonice mañana.Hagamoslo a nuestro antojo. Se tu la que no ama y yo finjo dolor. Hagamos el amor sin dolor, sin traición, sin amor.Demosle cucharadas de su propia sopa mortal, robemos sus flechas y alimentemos nuestra hoguerahasta escuchar a viva voz su crepitar.Tu y yo concebiremos el nuevo amor,sin dolor, sin traición, sin amor.Cantemos nuestro himno con gemidos de explosión. Echemos al olvido las almas marchitas ysepultemos los corazones destartalados.Hay que serle infiel al amor. Seamos un secreto guardado en el almaque el amor jamas atrapara.Hoy lloraras tu nuestras lagrimas y sentirás profundamente el tormento del amor.Hay que concebir un nuevo amorque destierre para siempre al antecesor.Sin dolor, sin traición, sin amor.Solos tu y yo. Yo habitaba un cuarto vacío.De pronto vino un beso, volando,y aterrizando en mi puertame pidió posarse en mi boca.Yo no quise y lo rechace,"Estoy solo aquí dentro y no poseo la llave". Luego llegaron unos labios que entendieron mi soledad pues tenían curiosidad del hombre solitario.Me pidieron que los bese. Yo estaba en el cuarto vacío y los eche fingiendo molestia. "¡Estoy solo aquí dentro y no poseo la llave !" Vino a mi, pasando muchos lustros de aquello, una fisonomía esplendida, maravillosa, craneal. Por vez primera parlamentamos y tuvo interés en mi. Estuvimos cautivados contando los amaneceres que nos envolvían de furor.Ella, llegada la tarde se ofreció a besarme. Pero yo nuevamente desistí de su oferta, apenado y no molesto.Porque aunque fuerte era mi afán nada lograba contra el recio cerrojo. "Busca alguien que goce de la libertad que me fue negada". Tiempo después llego a mi morada una mujer. Era muy mujer, bonita mujer de larga cabellera y grandes ojos cristalinos. "Ven conmigo. Tengo tu llave" ¡Llegaba al fin la reivindicación, tantas carencias, infinitas privaciones, serian mitigadas! "¿A donde me lleva, bella dama?" "Al asilo, decrepito anciano" Felicidad, quien eres,qué secretos tiene tu nombre.codiciada por los soñadores,maldecida por los miserables,existes en el mundo solitaria y convenida,ya no llevas los ojos puestos en el mundo, ya no visitas a inocentes.Todos intentan encontrarte,legendaria e inexistente,sobre el reflejo del dinero oen el pico de alguna obscura botella.No te hallaron en el vaivén del placer,tampoco en mis ojos marrones. Cuando existas te habrás desplegadopor sobre el globo como tales nubes del cieloque anteceden a la lluvia.Existes? existirás?o solo tu nombre será mencionadoen los cuentos de hadas,pues todos, algún día,no vivieron felices para siempre. Nunca jamás. Me di cuenta que era el hombrede la casa cuando paqué mi desayuno.Yo era un niño dormido,una criatura indefensa.Me di cuenta que soy hombre,y que debo pagarlo todo,defender a mi madre, a mi hermana,liarme a golpes por los míos,conquistar una mujer,no pegarle a mi mujer,saber hacer el amor,cargarle los paquetes a las viejas,ayudar a mi madre,empezar a pagarme la vida.No llorar, no llorar,amaestar a mi perro,no ponerme celoso,trabajar como burro,enseñarle a mi hijo a no llorar, a no llorar.Contarle cuentos en las noches,y morirme siendo hombre bueno, sinceroy noble.Eso entendí por ser hombre.Yo era solo un niño y ahora pago mi desayuno. Mucho de aquello tienes.Tienes lo que yo no tengo, o lo que necesito para ser otro que tiene algo que tú no.No seas envidioso, si lo tienes préstalo,comparte con el mundo lo que quiere,aunque no lo sepa en realidad.Posees lo único que me falta,no seas egoísta, dámelo,no debes tener lo que quiero, lo que me falta,aunque lo necesite para serel que lo tiene todo.Solo me falta aquello y no lo tengo.Solo faltas tú. Entrégate. A veces me gusta verte llorar de alegría.Se siente como si se tuviera el cielo en el pecho.Se siente que el infierno se destierra del desierto, con tan solo el agua de tu alegría.Siendo sincero quiero verte llorar de felicidad.Cada lágrima se refugia en mi pecho,y con el mar de tus albricias nadar de la mano, nadar y no mirar atrás, solo nadando.Y yo que soy más triste no logro llorar.Solo las mujeres deben llorar de alegría.Los hombres no lloran, no deben.Pero tú debes nadar en mis lágrimas, de eso que llaman felicidad. La noche comenzó para Gabriel a las nueve de la noche, en el momento cuando salió de su casa para dirigirse con cierta prisa a la fiesta de Juan y los demás muchachos que lo esperaban. Sabía de antemano que lo esperaban porque una fiesta, por más insignificante que sea, tiene que llevar la aprobación del líder de la banda, de la cabeza de grupo, del macho alfa que va de prisa, aunque es mejor así, lo bueno siempre se hace esperar. La inclusión en la lista de invitados de las jóvenes del colegio San José Buendía, hacía prever que esta fiesta prometía más que bailes y planes de amor. Por ello todos anhelaban que el famoso parte de la fiesta les caiga en las manos. Aunque este proceso está en desuso por el facilismo de la invitación oral, que simplemente basta con un te invito a la fiesta de Los Robles, esta noche, a las ocho y media, sí, sí, los que hacen tremendos juergones los fines de semana, claro, terminan hasta que se acabe la vida, hermano, te veo allí. En otras ocasiones las fiestas se llevaban a cabo en locales de alquiler, amplios y dispuestos para la imaginación de alguien tan bueno como Juan para armar verdaderos bacanales. En cambio, lo de ahora prometía ir más allá de un plan visionario. Tenían toda una discoteca a sus anchas para hacer con sus cuerpos, y con los de otros, si sabían aprovechar una buena oportunidad, lo que les venga en gana. Habían caído en gracia al dueño y por un espacio de tiempo, que variaría de acuerdo a cómo mantenían esa amistad, podían dominar el ámbito fiestístico de la discoteca. Las chicas del colegio San José Buendía llegaron puntuales, contrariamente a sus costumbres habituales, por ser esta la entrada a una avanzada estatus de la adolescencia, en donde ya no eran chiquillas apegadas a las fiestitas en locales, en donde ganabas miradas de odio por ensuciar el piso que después alguien con menor suerte tenía que limpiar. No, eso no. Ahora todas, sin excepción, habían subido el peldaño de la edad; más cancheras, más expertas, más altas y hasta diríase más fuertes habían adquirido todas esas características por el solo hecho de sentirse mujeres de discoteca. Gabriel, a pesar de tener experiencias en fiestas, y mejor aún, en conocer cómo divertirse y siempre tener a una chica al lado, no podía evitar saber que quizá esta noche el santito que su madre ponía en el altar cercado por una infinidad de velas le haga el milagrito de lograr convincentemente que una mujer le acepte la invitación de llevársela a la cama. Sería, ay qué lindo, su primera vez. Estando en el taxi, posó su mano en la billetera guardada en el bolsillo trasero de su pantalón ajustado, y confirmó si llevaba los preservativos, como si por pensar tanto en el tema venga el diablillo de la mala suerte y le transporte los condones sofocados por el asiento del taxi a su casa y termine inculpando a su estúpida memoria que nada tenía que ver en el tema de la emoción de andar pensando en las palabras, acciones y posturas que tendrían que apoderarse de su cuerpo si esta vez quisiera alcanzar el campeonato sexual.Estaba cuarenta minutos tarde y empezó a impacientarse, carajo chofer, más rápido que me pierdo de tirar. Pero el taxista no le hizo el menor caso. Miró por el espejo encontrándose con un joven de quien dudaba le perteneciera la voz que lo apuró, retaco cojudo, vas a tirarte a quién, a tu mano derecha. Mejor te presto las muñecas de juguete de mi hija para que no tengas problemas de embarazar a alguien, si es que puedes.No dijo nada para no dejar en ridículo al muchacho, metió el pie en el embrague y aceleró la marcha del coche. Al fin llegó en cinco minutos, cobró por el recorrido y se fue en busca de otro cliente ojalá más entretenido que este. En frente ya del local del gran anuncio en la entrada, se puso en frente, sin miedo ni vacilaciones, ante los gorilas de la entrada. Uno gordo y grande que parecía una pequeña montaña, el otro musculoso y calvo, ambos vestidos de negro. A dónde vas, le preguntó el pelado, con un tono de voz que parecían dos a la vez. Soy invitado del señor Max. Ambos demudaron, se dijeron algo al oído y le preguntaron si él era Gabriel. Claro que lo soy, contestó en voz alta, mirando a la fila de gente vestida de fiesta que no lograba ingresar no se sabía por qué, en su mayoría hombres y, según Gabriel, mujeres feas. Claro, las bonitas entran gratis, deben estar toditas adentro, bailando con sus falditas y shortcitos, o con vestidos que terminan donde termina el muslo. De imaginar un poco se excitó. Miró a los de la fila con cierta lástima, perdedores, dijo en voz baja, y entró. Yo soy el rey de los pendejos, dijo a su grupo, cuando se encontraron. Todos empuñaban, como un fiel e intrépido mosquetero, la botella de cerveza, una para cada uno y todas para nosotros. Juan le dijo, viejo, qué tal la fiesta. Bien, bien, extraordinaria, hermano, dónde están las mujeres. Aquí se miraron las caras, era sabido de la presión que tendría cada uno en aventurarse a ir más allá de un simple beso desenfrenado con una chica, o de una pachamanqueada sobre la misma ropa, o de la discreta eyaculación en el pantalón después de un baile de extremo roce, donde ella se esfuerza por encajar el trasero en la pelvis del hombre que solo se esfuerza por mantenerse de pie, sintiendo después de varios minutos que el mundo se le viene por el calzoncillo. Aparentando poca importancia en el tema, cuando, al fin y al cabo era el fin supremo de aquella venturosa proposición al sombrío Max, de hacer lo que fuera posible para tener la discoteca para ellos solos y para sus mujeres. Cada uno alzó un vaso de cerveza y brindaron una y otra vez, toma que no es café caliente, sírvete más, llena el vaso, hombre. En realidad un vaso lleno representaba un paso más para darse ánimo suficiente de ir allá, donde las chicas del colegio que bailaban solitas, apegadas, sobándose como estriptiseras las piernas, sacando la lengua de manera tentadora, esperando, así como Los Robles, una oportunidad para vanagloriarse de la primera experiencia sexual. Después de varios pasos de ánimo Gabriel cruzó la línea generacional, se presentó como el anfitrión de la fiesta, soy casi el dueño de esta discoteca, mis amigos quieren bailar con ustedes, no sean malas, ustedes están buenas, vamos a pasarla bien. Ellas aceptaron luego de hacerse las difíciles, no serían presa fácil, si querían tener el poco preciado tesorito, que más bien les parecía que les pesaba, bien sea por presión social o por inquietud, debían aprender a ganárselo, como todo en esta vida, cuesta. Entonces ellos se acercaron, otros quisieron explorar otros horizontes y se desviaron hacia una mujer mejor, mayor las cuales abundaban en la discoteca, según decían, ellas lo sabían hacer mejor o estaban dispuestas a todo. A la medianoche el ambiente cargado de luces y de vapores agrios se tornaba ávido de espacio, el baile desenfrenado incomodaba a otras parejas, se chocaban las espaldas, cabezas se encontraban toscamente, se oían aisladamente ruidos de vasos que se rompían, de botellas que morían rápidamente expulsando las vísceras en direcciones incomprensibles. Las parejas que se habían formado empezaban a calentarse con el ambiente con besos rápidos, violentos, que dejaban a su vez de ser besos para parecer agresiones bucales. Los manoseos estaban permitidos, considerando que el límite había crecido y era otro. La música estentórea no dejó a nadie escuchar al primer joven, que fue el apurado Gabriel que le dijo a Daniela vamos a un telo. Ella fingió no escuchar, no quería escucharlo porque no sabría qué decir. Contestar que sí le traía el miedo que todos tenemos al hacer por primera vez algo que no sabemos cómo hacerlo, aunque ejemplos hay por todas partes; contestar que no la catalogaría como la ingenua del grupo, la que se quedó por aburrida, la que no puede tener ni siquiera a un hombre. Los dos siguieron besándose, él le manoseaba las piernas, Daniela alucinaba estar combatiendo cuerpo a cuerpo con un pulpo que deseaba levantarle el vestido pero ella dijo no, todavía no. Gabriel se aceleraba, en la entrada había comprado una pastilla que le insuflaba helio en el cuerpo y se sentía ya etéreo, como una plumita al viento que tenía otra plumita que se encendía al sentir cerca a Daniela. Las otras parejas se debatían en la misma disyuntiva, la de ser o no ser, o la nueva de hacer o no hacer, ese era el dilema. Pasadas las horas de la madrugada, algunas parejas se habían retirado con direcciones desconocidas, incluso para ellos mismos. Las famosas pastillas se habían acabado, el humo se hizo más espeso, más insoportable. Los besos pasaron a formar el nuevo lenguaje, Daniela aceptó irse con Gabriel pero no sabía a qué hostal. Hubo un pleito entre dos Robles que se disputaban a una chica de dieciocho años quien al final, después de varios puños, terminó su noche con un veinteañero. Nunca faltan en las discotecas los ebrios gusanos, arrastrándose por el piso; los que se ubican en el planeta dando de cabezazos a los postes; los que hablan con otro borracho que se ha ido hace mucho rato; los violentos que se pelean por el aire; los que acaban haciendo ridiculeces; los que mean en las calles como perros y los borrachos que terminan muriéndose por borrachos. En el hostal “Qué rico” no pedían documentos, Gabriel lo sabía perfectamente porque Alberto iba allí cada vez que podía con su hermana, quien estaba por cumplir los dieciocho años, maldito Alberto, cómo la disfrutas a mi hermana, pendejo, maldito. Dijo todo esto como si se hubiera dado cuenta, gracias al alcohol, de la gravedad de saber este dato. Pero tenía agudas razones para olvidarlo. Pagaron por adelantado, mejor dicho, Gabriel pagó por adelantado, las mujeres no pagan, ellas pagan de otra manera, pensó Gabriel. Una vez dentro empezaron a quitarse la ropa, mejor dicho, él empezó a desajustarse la correa, luego a sacarse el pantalón. Daniela se quitaba el vestido lentamente, más por miedo que por misterio. Imaginaba en este caso a su madre, seguramente pasó lo mismo con su padre, habrá gritado, le habrá gustado, seguro que no; es más, hasta ahora, de todos los chicos con los que había intercambiado ósculos, ninguno hizo que experimentara eso de lo que hablan en la películas. Su primer beso fue con el primer enamorado que tuvo, hacía dos años. Él se acercó después de haberle dicho te amo y la besó con torpeza, Daniela quiso besarlo, pero sintió su lengua rozarle los dientes, luego un mínimo sonido de dientes que se estrellan con cariño, abrió los ojos y tuvo ante ella la mitad del rostro de su novio. No le pareció nada del otro mundo, pero no quiso dejar de besarlo.Ahora con Gabriel le ocurría lo mismo, nada especial, incluso cuando se sacó el pantalón y deseó no verlo. Eso era un pene, promedio, bailando de arriba a abajo como un trampolín. Le parecía mejor, después de todo, prefería eso a uno de película, de esos que no caben en una mano, ni en dos. Gabriel olvidó dónde dejó los condones, en mi bolsillo, no, no están. En tu casaca, dijo Daniela, desnuda, pero tapada con la sábana blanca, casi ploma. No, ahí no guardo esas cosas. Los encontró en la billetera. Cortó una envoltura, pero rompió el condón, cogió otro con más cuidado, lo cortó con el diente filudo, con cuidado, luego se lo colocó mal, le incomodó, le irritó el glande. Pero estaba puesto. Se apagó un poco la llama, la pluma casi decae, pero un masaje rápido la salvó de una decepción, empezaba a desesperarse, a sentirse estúpido.Ella, enternecida o en actitud estoica dejó que Gabriel la penetrase, sintiendo un ligero ardor. Los movimientos eran en su mayoría torpes. El discontinuo ritmo se debía a que el preservativo, mal colocado, provocaba una fricción dolorosa en Gabriel. Ya no soportaba, pero seguía. He allí al rico dolor, al dolor que le excitaba, le dominaba. Pronto fue tanto el dolor, tornándose insoportable que hizo una pausa para ponerse de pie, se quitó el preservativo ante el asombro de Daniela. Es que me duele usarlo. No tolero pretextos, indicó Daniela, si no hay casco no hay guerra, añadió, con una frase que le había escuchado a su madre las veces que su padre olvidaba ir a la batalla desprotegido, la mayoría de las veces. No te preocupes, no pasa nada amiga, hay gente que lo hace a diario y ni la gripe le pega. Daniela no entendió muy bien esta frase, le parecía de mayor experiencia y peso la suya. Al fin, por no echar a perder la noche, accedió a hacerlo, rogando a Dios que esta noche no se convierta en el inicio de un futuro infierno.Habiendo retomado la acción, Daniel se repetía mentalmente no debo venirme pronto, ellas terminan después de varios minutos, no me dejes mal Gabrielito, imagínate que orinas. Daniela quedó petrificada, escuchaba los gemidos trágicos de su amante, Dios mío, ahora se me muere el tipo. Gabriel, a media faena recordó que Daniela tenía senos. Los tenía en frente, pero no les tomaba importancia. Al darse de bruces con el rostro de Daniela, desprovisto de la oscuridad del local y el humo tóxico de las bocas de los fumadores, tan de cerca, con la claridad de la bombilla del cuarto supo que tenía ante él a una chiquilla muy bonita, pero muy bonita, qué campeón estás hoy, te estás tirando a una modelito. Una súbita vergüenza lo alborotó, qué demonios haces tirando con una modelito en este tugurio, en este nido de ratas. Las paredes descascaradas dibujaban imágenes inefables, tenía, como la gran mayoría de los hostales, un gran espejo en el techo, donde se vio por primera vez cuando ella le dio la vuelta al asunto tomando por asalto la parte de encima. Empezó a brincar, cuando a Gabriel se le vino la noche y no pudo más, ay, ay, esto es ser hombre… Daniela entendió y se acostó a su lado. Ambos sudaban, aunque él más que ella. No hablaron, solo se imaginaron en la visión del otro mientras tenían sexo, le habrá gustado, creo que sí, creo que no. Esto no es amor, por supuesto, qué importa si no le gustó, espero nunca más volverla a encontrar a no ser por la revancha. A los cuatro minutos Gabriel descubrió una mancha de sangre en la sábana y se enterneció un poco, a los cinco minutos Daniela conoció el nombre de Gabriel, a los ocho Gabriel supo que Daniela se llamaba Daniela; Daniela descubrió que él tenía quince y él se dio con una chica inexperta y de catorce años. Daniela, tres meses después supo que estaba embarazada y que sería madre soltera. Te podría prestarmis brazos, si sientesdolor en los tuyos, son tuyos, te los presto.Podría prestarte todo mi cuerpo, mi cabeza por site duele pensar,mis piernas por si quieres huir raudamente de tu ciudad.Todo mi cuerpo sería para tí, mis ojos y los pies,mi glande, si lo quieres.Te daría todo prestado a cambio de tu inmenso amor, si lo tienes, si lo quieres. Eran las seis de la tardede un día banal.Cayó como diariamente caela mediocridad,reflejada en la tristeza de un díamás de existencia, al lado de la imbecilidad.Somos muchas personasentre tristes e infelices,policías e indefensos,malditos y masoquistas,jefes y empleados.Como había dicho,éramos muchas personas, íntimamente deconocidas, dispersas por el mundoal antojo del creador.Y a pesar de todo, sin embargo, la paloma tenía que cagarme en la cabeza. Serìas màs felizsi todo fuera belleza,no es verdad?Mis defectos, que son muchosserìan ogro en tu realeza.Planearìa tu cabezadesecharme sin piedad.No soy prìncipe, no soy felicidad... ni nada parecido.Yo deseo estar contigo.Pero veo, mi princesa...te importa màs la vanidad.No te aflijas mi doncella, encontraràs la realidad.Sin embargo preferirìashebras doradas, vistas azulesamor irreal, no es verdad?Poseo poco de aquelloy mi entera mediocridadno era hada alzada en tu vuelo,no es verdad?Abandona al pobre sapo, deja su vida normal.Busca a tu prìncipe, su amor glacialque hallaràs por casualidad.Yo deseo estar contigo.Entendiendo tu fealdad. Cautivante es tu silencio que ata mis conjeturas,mil experimentos guardados se iràn a la sepultura.Porque ya cambiaste y no sè quièn eres,no sè si es el tiempo el que sabotea mis redesde pescador cansino... que nada tiene.O es la vida la que me ha cambiado,ya ni sè si existo, si estoy, si tengo, si voy,si muero y no estoyo si es hoy un dìa màs sin verte. Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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