Mar 07, 2014 Mar 14, 2013 Feb 17, 2013 Dec 29, 2012 Nov 29, 2012 Nov 20, 2012 |
Los gatos del sastre Cerca de la sexta avenida, una calle antes del parque central; Trajes a medida, de satín o algodón, de poliester o cashmir. Todos a buen precio y la ojeada sin compromiso. Don Mita sentado en una silla de madera de pino, vieja y gastada de treinta años de uso, frente a la vieja máquina de coser de pedal metálico y carretes enormes; de madera reluciente bien conservada. Estaba haciendo un traje de poliester gris con acabados blancos para el novio del primer sábado del mes siguiente. para la novia un vestido blanco estilo catedral, de fina seda y un poco de algodón. Los trajes a poco iban avanzando, ya faltaban solo tres semanas para la entrega final. En la pequeña entrada, de un lado a otro tres colas se movían con entuciasmo pasmado viendo a la gente que pasaba por la calle. Seis ojitos se abrían y se cerraban sonrriendo con sus bigotes. Sus patitas frente a sus peludoscuerpos, sentados en fila cuidando el pórtico. Guyo, Tico y Cami eran los nombres de esos tres hermosos gatos. Guyo, un gato peludo de color dorado con una pequeña mancha marrón en su ureja derecha, era el mayor de los tres. Tico era el mediano, con su hermosos pelaje barcino marrón cenizo. En cambio Cami era el más pequeño, de pelaje blanco como la nieve. Don Mita amaba a sus gatos, decía que eran sus pequeños angeles. Cada mañana al levantarse, sacaba tres tazones cn los nombres de cada gato en un tazón cada ono. Lo llenaba de concentrado para gato y un poco de leche en otro tazón más pequeño. Cada gato tenía su propio collar color rojo con una placa dorada con sus nombres grabados. Los gatos dormían en un cuartito especial, equipado para cubrir las necesidades basicas de todo gato; pero había algo realmente inusual y extraordinario, había un inodoro pequeño en un rincón de la habitación en vez de una caja de arena. Estos gatos eran conocidos por todos los vecinos y clientes frecuentes de Don Mita, por ser los gatos más limpios y educados jamás antes vistos. Cuando tenían ganas de hacer sus necesidades, iban al cuarto y utilizaban el pequeño inodoro, al terminar jalaban una pequeña cuerda que colgaba al lado donde suele estar la palanca de un inodoro normal. Eran gatos especiales pero no solo por ese aspecto de pulcritud sino que también por el amor a su dueño. Cierto día Don Mita se preparaba para salir al mercado central y la zona viva del centro para conseguir los últimos detalles del pedido de los novios. Faltaba tul brillante para el vestido y satín para el traje del novio. Don Mita era conocido por su buen gusto al vestir con sus pantalones de tela de algodón a la medida y sus camisas de manga larga acompañado de un sombrero de ocasión y mancuernillas de madera muy antiguas. Dejó a sus tres gatos a cargo de la vigilancia del negocio en su ausencia. Muchos creían que era completamente irresponsable dejar a cargo a tres animales. Dejó pues a cargo a Guyo, Tico y Cami. Estos gatos sabían de su deber ya que rondaban la casa de habitación en habitación buscando algo sospechoso. Tico solía acurrucarse en la silla frente a la máquina de coser y esperar a que su amo regresara. Guyo solía sentarse frente a la ventana bien atento sin moverse hasta la hora de comer. Cami en cambio era muy imperactivo y no podía quedarse quieto. Jugueteaba por toda la casa pero sin hacer ningún desorden significativo. Pasada una media hora desde la salida de Don Mita, llegó la hora de comer y los tres gatos se reunieron en el cuartito. Comieron hasta llenarse.Guyo regresó a su posición en la ventana, Tico a la silla y Cami se quedó en el cuartito para tomar una siesta. El día avanzó hasta caer la noche, los tres guardianes sabían que su amo solía tardarse hasta la media noche en volver, pero no más que eso. La noche transcurría y ya se acercaba la madrugada y Don Mita no había regresado. Guyo no se había movido de su puesto y ya empezaba a preocuparse. Comenzó a maullar frenéticamente hasta que los otros dos llegaron corriendo. Guyo salió de la casa por el patio trasero y ya no regresó. Pasó una semana desde que Guyo y Don Mitadesaparecieron. Los otros dos gatos esperaban en la misma posición. Pasó un mes y la Policía ya había legado a la casa y llevado a los gatos a la veterinaria para que los cuidaran y les buscaran hogar. En las noticias salía que había otro desaparecido por extorsión y que probablemente ya no aparecería vivo. Un lunes por la madrugada Doña Clarita vendía frutas y desayunos casi frente al negocio de Don Mita y se preparaba para abrir su negocio. La mañana estaba fría, había neblina por el sereno y apenas estaba saliendo el sol. Doña Clarita vió que entre a neblina por la sexta venía una pequeña sombra, que era difícil saber de qué o quién era por la posición del sol. Poco a poco conforme iba acercándose la sombrita, apareció la silueta de un gato moviendo la cola pasmadamente, unas patitas peludas y unos bigotes que sobresalían. Era Guyo y venía jalando algo pesado con sus pequeños hombros, era Don Mita a quién jalaba el gato, venía recostado en un carrito con ruedas atados al gato con una cuerda. Doña Clarita estaba perpleja de lo que estaba viendo, corrió para auxiliarlos y lamó a la ambulancia. Al cabo de unos minutos legaron las ambulancias, la Policía y el Ministerio Público para ver lo que había pasado. Cuando llegaron al lugar, todos se asombraron al ver al pequeño gato amarrado al carrito con su dueño mal herida atrás. Al trasladar a Don Mita al Hospital, los reporteros no dejaba de preguntar y de asombrarse al escuchar la historia de Doña Clarita y de la Policía. La historia se corrió por todo el país “gato salva a su amo”, “Guyo el gato héroe”. Pero para Don Mita Guyo era su ángel guardian. Al cabo de dos semanas le dieron de alta a Don Mita ya que solo había recibido un golpe en la cabeza al caerse pero nadada para alarmarse. Don Mita cogió a su pequeño angel y se lo llevó a casa. Al llegar llamó a sus otros angeles pero no respondieron, buscó desesperadamente por toda la casa y sus alrededores hasta que un vecino le dijo que se habían llevado a los gatos a una veterinaria a dos cuadras de allí.Don Mita corrió a la veterinaria y al entrar vio a sus dos angeles en una jaula, le dijo al encargado que eran de él y se los llevó. La vida es una bendición pero para Don Mita era más que eso.Pasaron unos años y Don Mita se le llegaba el momento de partir al igual que a Guyo que ya era un gato de edad avanzada. El día estaba próximo, Don Mita enfermó y lo llevaron al hospital y sus últimos momentos dijo: “Mi ángel Guyo reposará a mi lado junto con mis otros tesoros, mis dos peludos guardianes”. El día llegó, un lunes por la madrugada Don Mita falleció y a su lado Guyo se acurrucó hasta que su pequeño pero gran corazón dejó de latir. Su muerte fue noticia en todos los noticieros, mucha gente llegaba allá en el cementerio general y se sorprendían al ver que a la par de su nicho había otro más pequeño y frente a las tumbas decía: “Mi pequeño ángel Guyo, mi hemoso gato”. Nadie comprendía porqué el gato estaba enterrado en el mismo lugar a excepción de una sola persona. Doña Carita llegaba todas las mañanas con una bolsa de concentrado para gato y leche fresca al cementerio general. Un reportero la vió de casualidad y la decidió seguir cautelosamente. Al ver lo que parecía ser una visita normal al cementerio, quedó perplejo al ver que encima de las tumbas habían dos gatos acurrucados que movían sus colas y sonreían con sus ojitos. El reportero tenía mucha curiosidad y se acercó a Doña Clarita para preguntarle qué era lo que hacían los gatos sobre esas tumbas. La mujer muy sonriente dijo: “Son los gatos del satre, sus angeles guardianes”. Pasaron años y Tico y Cami nunca abandonaron esas tumbas hasta que también perecieron. Los dos gatos fueron enterrados a la par de su dueño como el difunto hubiera querido.Los rumores cuentan que allá en la sexta, todos os lnes en la madrugada se ve la silueta de un señor de sombrero con tres gatos caminando en fila pero al dicipar la neblina desaparecen. Otros dicen que allá en el cementerio se oyen a tres gatos maullando una serenata todas las noches y se aparece un señor acariciándolos bajo el cielo nocturno. Muchos creen en lo que oyen o leen en cuentos de ficción pero nunca piensan en la moraleja de una buena historia “En la vida siempre hay alguien que nos proteje y nunca nos abandona”. Sin vida Desde el único suspiro de la vida Como seres impredecibles Hemos sido capaces de vivir sin la razón Damos al alma un toque que llega Al corazón cómo ráfagas de golpes Con tal de que sufra en vano Damos la fuerte y creciente Angustia al pálido ser que Guardamos dentro y que allí Se sumerge en su soledad Hasta no oír ni un murmullo más. Dónde lo encuentro, ¿Dónde estará Aquel cálido esplendor que ilumina Los ojos del que yace en su tumba fría? He aquí pues el que es tanta la angustia Y suple de color el rostro del alma muerta Que yacía dentro de ésta tumba Creo poder ver abrir esos ojos que Entre la obscuridad vagaban. Acaricio su suave y perfumado manto Que envuelve aquel cuerpo Que mira fijamente sin poder respirar. ¿Dónde está el gozo que lo llenaba? ¿Dónde está la sonrisa que presumía? ¿Qué ha quedado? Nada ha quedado. Le robaron el alma Se llevaron su luz Pero aún llorara, aún tiene Su última lágrima pero allí la guardará. Le robaron su armonía Le dieron su paz. Capítulo I Existía un hombre llamado Odell, de buen porte y de esencia sobrenatural. Sus ojos figuraban un destino oculto que lo llevaría a la peor de sus torturas. Este hombre habitaba en un palacio colosal de grandes paredes decoradas con pedazos de cielo y fuentes de oro macizo. Era atendido por sus fieles empleados quienes eran recompensados con grandes riquezas y libertad absoluta a cambio de una buena amistad. Los habitantes de este reino de armonía y paz vivían a gusto sin necesidad alguna. Sus calles estaban impecables, las casas preciosas y bien decoradas. Los bandidos eran rehabilitados y motivados al aprendizaje de valores y buenas acciones. El desconocido o extranjero era bienvenido siempre y cuando no trajera la injuria consigo. Este reino era clamado por todos y conocido como el Reino de la Luz. Mientras tanto al otro lado del cerro de las Ánimas, estaba situado el Reino del Poderato colindado con el Reino del Todo, o más conocido como el reino sin rey. Eran ciudades pequeñas pero llenas de injurias, penas, muertes y escoria, pero principalmente era el lugar donde habitaban tres enormes bestias crueles y corruptas: Ejivo, Levo y Jidal; eran los nombres de esas temibles criaturas. Estas criaturas fueron creadas por el que se decía llamar Kaleido Rey, soberano del Reino de Poderato y la Villa Nuvia, a base del egoísmo, mentira y calumnia. El susodicho creador de estas bestias, originalmente llamado Jeremías Casanuvia, hacía llamar a sus bestias, con orgullo de creación, Esfinges. Cada Esfinge tenía a su cargo un barrio y un poder o don en especial. La Ejivo se encargaba del Barrio Supremacía, con la responsabilidad de aprobar y supervisar el orden y los castigos impuestos por la Jidal que era la encargada del Barrio del Juicio y responsables de los calubia reo en la penitenciaría Luciferinas. Por último se encuentra Levo, era la encargada de producir el temor con la creación de castigos severos al mínimo síntoma de rebeldía de sus esclavos y pueblo en general. Tenía bajo su mandato el Barrio de la Regulación. Capítulo II Aquél reino de Pecados era el reino de Poderato controlado por Jeremías Casanuvia (Kaleido Rey), tres bestias (Esfinges) y un poderoso hechicero llamado Deo. Este Hechicero en particular tenía el poder de violar a los mismos pecados y desaparecer lo que a su intuición fuese innecesario. Era un ser muy temido hasta para el mismo Kaleido. Por esa razón era el protegido más apreciado y mejor servido del reino. Deo era un hombre de fiar, recio y seguro de su poder. No confiaba en nadie puesto que no podía ver; únicamente confiaba en su don. Su inmortalidad le permitía vivir por muchos años, siglos y vidas. Según la historia de las deidades en el tiempo, el alma de Deo se separó de su cuerpo cuando tuvo su primer encuentro con una Esfinge y que por varios siglos su alma ha habitado en los bosques cercanos a la Villa Nuvia, cuidando a los viajeros y manumitidos. Solamente de esa manera obtuvo la inmortalidad. En el centro de este pequeño reino, se encontraba un gran palacio nada modesto nombrado Palacio de Kaleido que era donde habitaban los supremos ya mencionados al principio del capítulo. Estaba situado en el punto más alto de la ciudad y a sus alrededores se encontraba la penitenciaría Luciferinas, el Cantón de Montt y los rezagados del Recinto Elías, que eran los habitantes más pobres del reino. Este reino estaba dividido en tres clases sociales en general: Deidades, pobres y esclavos. Había otra clase social diferente, ésta era la privilegiada o distinguida en la cual se encontraban la Elite Nuvia Rey y la Elite por Nuvia Rey que eran los opresores explotadores y torturadores de los esclavos. También se encargaban de la seguridad de Kaleido y Deo, pero dicho honor solo le correspondía a la Elite Nuvia Rey que estaba conformado por las sub deidades; tenían la oportunidad de presenciar banquetes, sentencias y fusilamientos que eran considerados como grandes actos solemnes Todos los días eran lluviosos y fríos, únicamente había un día seco y caluroso cada diez años y sucedía cuando las estrellas rodeaban la luna para luego caer como misiles de fuego. Los esclavos eran cosas y las mujeres no existían puesto que eran consideradas como diosas del placer y las sacrificaban cuando se creaban por error. Todos los hombres de las ramas de un árbol y las mujeres de sus raíces marchitas. La vida en este lugar era muy inhumana y desdichada. Las enfermedades abundaban como por ejemplo: la mentira, la calumnia, la injusticia, el despotismo, etc. Eran enfermedades contagiosas y mortales. Los visitantes extranjeros de otros reinos eran encarcelados, torturados y esclavizados para trabajar en las calderas, en los paredones limpiando restos de cadáveres fusilados. Era imposible creer que existiera un reino tan despreciable como éste. No había propósito para tanta maldad más que el de la superioridad. Todo surgía de por sí, no había ideología tan siquiera de un bien común mínimo. Anécdota del Viajero Juan Barsi Erase una vez allá en un pueblo lejano, en los adentros de la ciudad de Madrid, en España, existía el espíritu de descubrimiento y curiosidad parecida a la de un niño que empieza a caminar. Allí estaba yo recordándome en mi alcoba, las experiencias de mis viajes y más aún del último que hice. Una nube de inquietudes y pensamientos se me vinieron a la cabeza cuando de pronto la nostalgia se apoderó de mis pensamientos cuando por mi mente pasaban las imágenes de mi último viaje y me di cuenta que durante mi viaje a las Américas, había visitado y explorado cada remoto rincón de América a excepción de uno de los lugares más impresionantes y hermosos del mundo, donde su gente es muy increíble y además ellos mismos se hacen llamar “guatemaltecos”. Creo que ya saben a qué país me refiero. ¡Guatemala!, ¡vaya!, ¡qué hermoso país!. A pesar que no lo conozco, un buen amigo mío, Pedro Begal, me ha contado grandes historias. Todavía recuerdo que una vez me dijo: “Juan, amigo mío. Con todo lo que he visto y he experimentado, no hay lugar más hermoso y tan conservado que allá en aquel país bañado por las costas del Caribe, justamente en el centro de lo que llamamos Centroamérica. ¡Sí! Mi buen amigo, me refiero al hermoso país llamado Guatemala. No te imaginas la cantidad de lugares y edificios históricos e impresionantes que posee este lugar”. Cuando Pedro me contó esto, supe enseguida que tenía que partir algún día para ver con mis propios ojos aquellas magnificas historias. Pues les diré que hace cinco meses tuve una de las mejores experiencias de mi vida, ¡Adivinen!, después de tantas historias al fin viajé a Guatemala y les contaré cual fue mi experiencia. Estaba yo bajando del aeropuerto llamado “La Aurora”, donde pude darme cuenta que cada vez que miraba los alrededores, me sentía tan emocionado. Luego de bajarme del avión, tomé un taxi y le dije al taxista que me llevara al lugar más hermoso del país y ¡adivinen que!, me llevó a un lugar realmente hermoso que se llamaba “Antigua Guatemala”. Al bajarme del taxi, inmediatamente pude observar que ante mis ojos estaba por primera vez el lugar de todas las magnificas historias que Pedro me contaba y por lo mismo, no podía creerlo. Lo que puede observar a primera vista fue que toda la ciudad, a pesar de todos los terremotos, sus construcciones, en su mayoría religiosas, eran totalmente hermosas y con notables rasgos del barroco. También tuve la oportunidad de escuchar grandes historias contadas por su increíble gente como que en sus casas existían y que todavía tenían chimeneas y linternas características del siglo XVIII. Por consiguiente también me contaron que sus iglesias y templos eran de los conventos como por ejemplo de la orden de los dominicos y otros que son laicos. No es por alardear pero como buen observador que me considero, pude darme cuenta de las decoraciones de las estructuras que eran ornamentales de yesería y pintura como fue notablemente el caso del Templo de San Francisco y de La Campaña de Jesús. Así como tenían templos hermosos, también tenían fuentes que hacían de la ciudad uno de los mejores espectáculos especialmente por la noche. Estuve solamente una semana en este increíble país pero me quedo hasta dentro, la devoción de regresar otra vez y seguir explorando aquel país de las historias de mi amigo Pedro Begal. Durante muchos años hemos notado una gran separación entre clases sociales, genero, etnia, capacidad y muchos aspectos más que han logrado una inexplicable falta de comprensión, comunicación e igualdad en todas las sociedades del mundo, pero sin embargo, hemos aprendido a sobrevivir entre las diferencias que desde un principio eran notables. Hemos hecho separaciones de privilegios, a los que cualquiera pudiera padecer o carecen en cualquier parte del mundo y el único culpable siempre ha sido el dinero en la sociedad de todos los tiempos. El dinero es el que nos otorga los bienes materiales y algunas veces compra la moral y dignidad de un ser humano como la prostitución. Otros sentimientos que algunas veces compra el dinero es la “amistad”, muchos dicen tener amigos que les beneficia y otros que son personas reales que tienen lo que ni los más poderosos podrían tener en sus vidas, la verdadera amistad. Muchos adinerados derrochan el sagrado dinero en cosas inútiles y de capricho para satisfacer sus perturbadoras necesidades mentales y materiales; otros poderosos utilizan su dinero para lucir su prestigio y crearle envidia a los que por fuera del auto les miran riéndose ante la cara de un pobre desafortunado. De todo existe, quién quita y quién da solamente Dios es el supremo juez de nuestro juicio de vida y el único que decide que nos queda y de que nos despoja en este mundo terrenal y materializado. Se podría decir que todos los ricos adinerados les sobran mucha vanidad y orgullo que se olvidan de la verdadera riqueza que ni el dinero puede comprar pues es ese tipo de riqueza que nace desde el corazón y desde lo más profundo de nosotros mismos. Ni una mansión ni un auto costoso podrían sustituir esa riqueza de la que tanto he mencionado pero que está muy seguro de que ya saben de qué tipo de riqueza me refiero. Nuestra sociedad nos reflexiona dos sentidos de vida diferentes en dónde se dan varias situaciones que podría pasarle a cualquiera y que actualmente no solo es un cuento de fantasía si no que es una realidad. Nos afecta como guatemaltecos y como sociedad Mundial que somos todos pero que muchas veces no sabemos verlo de la manera correcta y realista. Muchas veces empezamos por entender lo que nos impide vernos a nosotros mismos en una realidad muy concreta que intentamos esconderla en un mundo de fantasía y sueños irrealizables. Todo es parte de nuestra apatía ante el mundo que nos dobla la cara cuando más necesitamos de todos. Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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